Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 16 de septiembre de 2018

El cosmopolitismo o la ciudadanía global

1. Hacia la ciudadanía global
La ciudadanía puede entenderse desde la inclusión en comunidades de ámbitos cada vez más amplios.
  • Los seres humanos viven en comunidades concretas y adquieren su condición de ciudadanos en tanto que son miembros de una comunidad nacional o país determinado. Así, por ejemplo, podemos considerar ciudadano de un país a todas aquellas personas que residen legalmente en ese país. En este caso, son estas comunidades las encargadas de proteger sus derechos. El universalismo de los derechos humanos tiene su realidad en la existencia de las naciones, cuyas constituciones recogen jurídicamente las exigencias morales proclamadas en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
  • De esta forma, puesto que la ciudadanía, para ser real, ha de ser reconocida jurídicamente, parece que una ciudadanía que vaya más allá de una organización política es más un anhelo que una realidad. Sin embargo, en Europa se está llevando a cabo un proceso de convergencia hacia una comunidad de estados que hace pensar en la necesidad de una ciudadanía europea. El ciudadano europeo sería aquella persona perteneciente a cualquier estado nacional miembro de esta comunidad de naciones llamada Unión Europea.
  • El cosmopolitismo o ciudadanía global sería la resultante de nuestra pertenencia al mundo. Supone cultivar vínculos para resolver problemas que atañen a la comunidad humana en su conjunto, al planeta Tierra. Ser ciudadanos del mundo significa hoy pertenecer y participar en una comunidad sin Estado, en una comunidad ética cuya organización sería estrictamente moral, sin la limitación que suponen algunas leyes nacionales, las fronteras territoriales y los poderes políticos.
2. Ciudadanía y futuro
Debido al rápido avance en todos los sentidos (científico, técnico, cultural, etc.) de nuestras sociedades, los ciudadanos del futuro tendremos que responder a nuevos desafíos, porque somos, a la vez, habitantes de una comunidad local y de un mundo global y pluricultural.
La ciudadanía global hacia la que nos dirigimos implica:
  • Luchar por el planeta Tierra, que es nuestra casa común: combatir su deterioro, el cambio climático, etc.
  • Abordar el grave problema de la desigualdad social: un mundo dividido entre un Norte rico y un Sur pobre.
  • Adoptar una opinión acerca de los nuevos desarrollos y avances médicos, tecnológicos y científicos. Es decir, sobre las posibilidades y problemas éticos que surgen como consecuencia de tales avances.

 
 

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