En este reino de la confusión, se llega incluso a pensar que para que un objeto pueda ser considerado artístico se requiere simplemente que cumpla estas cuatro condiciones:
- Que sea el fruto de alguien que diga ser artista.
- Que sea expuesto en una galería, publicado o exhibido.
- Que los críticos ayuden al artista a hacer pública su obra.
- Que se venda.
Lluís Racionero llama a este criterio la segunda vida del arte. Sólo aquello que produce un verdadero impacto en el espectador es arte. La obra nace en la mente del artista y renace (segunda vida) en el espectador. Son las dos vidas del arte: nace en el artista y renace en el espectador. Se diría que el espectador emocionado vuelve a la realidad y la percibe transfigurada a causa de su nuevo estado de ánimo. Ésa es la enorme utilidad del arte, su función perenne, válida incluso en una época de divesión como la nuestra, porque, una vez que el espectador haya captado la realidad transfigurada, el mundo ya no volverá a ser como antes.
Es, por tanto, en la emoción donde debe buscarse la clave que permita distinguir con claridad qué objetos o producciones pueden ser consideradas obras de arte. De ahí que podamos aceptar como legítima la definición de arte que propone Racionero: "arte es todo objeto material o mental compuesto por un ser humano que puede provocar una emoción a un grupo de espectadores". Examinemos brevemente los tres ejes sobre los que está estructurada esta definición: el espectador, el objeto creado y la relación entre ambos.
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- Por parte del espectador, son requeridas una serie de condiciones tanto de carácter personal, tales como agudeza de los sentidos, acumulación de experiencias previas, etc., como de naturaleza histórico-social (desarrollo cultural de los sentidos).
- El objeto, por su parte, también debe cumplir una serie de requisitos que lo acerquen lo más posible a la obra de arte. Desde un punto de vista formal, ha de tener las siguientes propiedades: unidad en la diversidad, proporción, escala humana, sorpresa, ritmo vital, etc. Pero también existe una serie de condiciones sociales que acercan una determinada creación al rango de obra de arte, siendo la principal el que ésta se ocupe de alguno de los problemas, hechos o misterios que más vivamente interesan a una sociedad en un momento dado. Cuanto más relevante, a nivel social, sea el tema de una obra de arte, tanto mayor será la probabilidad de que causa impacto en un número elevado de sujetos receptores.
- Finalmente, es preciso examinar el concepto de emoción. Considerémosla como "una carga del sistema nervioso que, al superar el nivel de intensidad, escapa al control de la razón y deviene autónoma como un reflejo condicionado: es el escalofrío producido por la música, el sobrecogimiento que nos embarga al oír un poema sublime, el abandono estático que nos invade al recibir cualquier impresión sensorial provocado por un acto humano de gran fuerza" (Racionero, Arte y ciencia).
La balsa de la Medusa, de Théodore Géricault (1819) Museo del Louvre, París |
muy buen trabajo
ResponderEliminarfelicitaciones a su creador