Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 1 de julio de 2018

Los motivos humanos

1. Definiciones
Los motivos son, según la definición tradicional, las causas, factores o impulsos internos que mueven a un sujeto a la ejecución de una conducta. En relación con la motivación, los psicólogos distinguen tres términos que a veces se confunden:
  • Necesidad: Es la situación en que algo falta (carencia) o sobra (exceso) a un sujeto para alcanzar su estado adecuado, pudiéndose entender esta carencia o exceso en un sentido físico-biológico (nutrientes, hormonas, etc.) o psicológico-social (placer, afecto, reconocimiento, etc.).
  • Impulso: Es la tendencia que desde dentro empuja a la acción y que el sujeto siente en forma de atracción o repulsión.
  • Objetivo: Es la finalidad de la acción, lo que se pretende conseguir con ella.
Pongamos un ejemplo: después de varias horas sin comer y beber, el organismo requiere reponer ciertas sustancias necesarias para su correcto funcionamiento. Esta "necesidad" se traduce normalmente (no siempre) en un impulso: el hambre. El hambre es el motivo que lleva a la acción de comer, cuya finalidad es ¿la reposición de nutrientes, la obtención de placer, las dos cosas a la vez? Si al analizar el impulso o motivo primario más básico y universal (el hambre), nos encontramos ya con un campo abierto a la discusión, podemos imaginar lo que sucederá con otros motivos humanos como la atracción sexual, el deseo de poder, la búsqueda del conocimiento, el amor o la agresividad.
Cualquier teoría psicológica de la motivación mínimamente seria debe tener en cuenta la complejidad, riqueza y diversidad de los motivos humanos y huir de las propuestas dogmáticas y simplificadoras que pretenden explicar toda la conducta humana desde una única motivación básica.

2. Clasificación de los motivos humanos
La clasificación clásica de los motivos, propuesta en primer lugar por Hull y después aceptada por un gran número de psicólogos, distingue entre impulsos o motivos primarios y secundarios. Los motivos primarios son los que aparecen asociados a necesidades biológicas y, por tanto, no son adquiridos, sino innatos: igual que nacemos con esas necesidades, nacemos con el impulso de satisfacerlas. Al menos en su origen, estos impulsos expresan necesidades esenciales para la supervivencia del individuo o la especie. Sin embargo, no hay acuerdo general sobre la lista de motivos primarios, exceptuados el hambre, la sed, el sueño y el sexo. ¿Deben considerarse primarios impulsos como la agresividad o la curiosidad, que indudablemente tuvieron en el momento de su aparición un claro valor supervivencial?
Por otro lado, los motivos secundarios (aprendidos o sociales) no están determinados por la necesidad biológica, sino por las circunstancias de la vida en sociedad; pueden, por lo tanto, ser cambiantes de una cultura a otra. Aquí podemos incluir la necesidad de autoestima, lo que se llama "motivación de logro" (ambición de alcanzar metas socialmente valoradas), el amor y la afiliación (necesidad de crear lazos afectivos con otras personas), el deseo de diversión o de conocimientos, la ambición de poder o de poseer bienes materiales, etc. La no consecución de estos motivos no suele afectar a la supervivencia, pero sí al estado emocional del individuo.
Por regla general, se ha venido aceptando el postulado de Maslow en el sentido de que los motivos sociales o secundarios no impulsan la conducta de los individuos si antes no se encuentran cubiertas sus necesidades primarias. Por ejemplo, si una persona no dispone de alimento para calmar su hambre, dedicará todos sus esfuerzos a ello, abandonando otras conductas por muy motivadoras que sean socialmente. ¿Es esto así?
Hay que distinguir entre la aparición de un motivo y el poder motivante del mismo. Es cierto que los motivos secundarios aparecen después de los primarios, y sólo una vez que éstos han sido satisfechos adecuadamente; pero no lo es que, una vez aparecidos, el poder motivador de los impulsos secundarios se vea condicionado a la satisfacción de los primarios: tal como dice Allport, una vez que aparecen los motivos socio-culturales (espirituales) alcanzan muy pronto una autonomía funcional en relación con los puramente biológicos (materiales). Es lo que, en nuestra cultura, se ha expresado tantas veces como la lucha entre la "carne" y el "espíritu": por sorprendente que parezca, en esta lucha no es siempre el espíritu quien lleva las de perder.

Gandhi en huelga de hambre
El hombre es un ser complejo, el único animal que es capaz de sacrificar sus impulsos primarios por otros secundarios que juzga más valiosos. No es necesario pensar únicamente en ejemplos especiales como huelgas de hambre por razones políticas o celibato por razones religiosas, también hay otros más cotidianos: uno renuncia al sueño (motivo primario) para terminar un trabajo (motivo secundario), o bien uno hace dieta y pasa hambre, sacrificando la satisfacción de un impulso primario, para lograr una mayor aceptación social (motivo secundario).

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