Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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martes, 5 de marzo de 2019

La experimentación con animales

La relación de los seres humanos con los animales tiene un doble sentido. Por una parte, en cuanto animales salvajes, representan un posible peligro, puesto que podemos ser agredidos por ellos. Así, es razonable sentir miedo ante un tigre o un alacrán y poner los medios para no ser atacados. Por otra parte, en cuanto animales domésticos, nos resultan útiles para obtener alimentos, como carne, leche, huevos, etc., y otros productos, como lana, cuero o pieles. También son beneficiosos en muchos casos como "animales de compañía".

Algunos motivos para proteger a los animales
La protección animal parte de intereses humanos: a) el motivo económico de conservar un bien y aumentar su rendimiento; b) el motivo social de proteger los sentimientos de aquellos que se escandalizan con la tortura infligida a los animales; c) el motivo pedagógico de combatir el embrutecimiento general (posición, por ejemplo, de Kant), que va más allá y llega al d) motivo de protección ambiental de proteger la diversidad de especies, y finalmente e) el motivo moral de proteger al animal en cuanto tal (protección animal ética).
O. Höffe, Diccionario de ética

1. Los animales de laboratorio
La necesidad de experimentar para comprobar las hipótesis científicas en algunas áreas de conocimiento ha hecho aparecer otra forma en la que los animales pueden ser útiles a las personas: como animales de laboratorio. Esto ha ocurrido en ciencias como la biología, la medicina, algunos aspectos de la psicología, y también en algunas industrias, especialmente las dedicadas a fabricar medicamentos y productos cosméticos. Así, cuando se trata de averiguar posibles efectos desconocidos de un nuevo medicamento, de una nueva técnica quirúrgica o de una crema para la piel, se realizan primero ensayos en animales, antes de pasar a aplicarlos a seres humanos.

Como esta práctica se ha generalizado, y en algunos casos se han cometido excesos, muchas personas se oponen a que se realicen ensayos en animales, aun a costa de perder los beneficios que se pudieran obtener. Entienden que la utilidad no es una razón suficiente que justifique los sufrimientos de los animales en los ensayos de laboratorio. Añaden que hacer sufrir a los animales sin una razón justificada es más bien signo de barbarie que de civilización y progreso.
En el otro extremo se encuentran quienes entienden que el ser humano es superior a los animales y puede disponer de ellos para sacar el máximo beneficio posible.
Estas dos posturas coinciden en que, siempre que sea posible, se debe evitar el sufrimiento innecesario de cualquier animal.

2. ¿Máquinas biológicas?
René Descartes, filósofo del siglo XVII, continuando con una tradición más antigua, entendió que los seres humanos están compuestos de dos realidades: una material, el cuerpo, y otra espiritual, el alma. Ésta se encarga de realizar las funciones intelectuales superiores, como pensar, querer, amar, imaginar y sentir. El cuerpo no es más que un conjunto de órganos que tienen un funcionamiento mecánico y, en algunos casos, independiente del alma, aunque la relación entre ambos sea muy estrecha. Como el alma es de naturaleza racional y no cabe pensar que los animales la posean, Descartes concluye que los animales, al igual que el cuerpo humano, no son más que máquinas muy perfeccionadas y complejas, carentes de facultades superiores, incluida la de sentir. Esta concepción abrió el camino de la experimentación con animales y también contribuyó a desarrollar los estudios anatómicos en cadáveres humanos, pues en ambos casos no se trataba más que de máquinas.    

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