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sábado, 24 de julio de 2021

Biología mecanicista

El enfoque de la biología mecanicista surgió a finales del siglo XIX y principios del XX. Probablemente fue una expresión de los grandes avances logrados por la física y la química durante el siglo XIX. Una temprana y significativa indicación de esto ocurrió en 1845, cuando cuatro jóvenes fisiólogos, decidieron combatir el vitalismo. Los cuatro era Hermann von Helmholtz, Emil du Bois-Reymond, Carl Ludwig y Ernst Brücke. Todos alcanzaron gran renombre e influencia en la fisiología. Así, el principio de la conservación de la energía, anunciado por Helmholtz en 1847, obtuvo la simpatía general. Brücke avanzó en 1874 el radical enfoque de que el organismo viviente es un sistema dinámico al que se aplican las leyes de la química y de la física. Brücke fue el fisiólogo que más influyó sobre Freud.

La escuela tropista constituye, en relación con la conducta, una expresión más específica de la biología mecanicista; Jacques Loeb fue su más importante defensor. Troland (1928) resume del modo siguiente este enfoque:

...los animales están provistos de sistemas de respuesta equilibrados alrededor de ciertos ejes de simetría de sus organismos. Se produce una condición de equilibrio, en relación al estímulo excitante, cuando el animal se orienta de modo que las partes de los mecanismos de respuesta a ambos lados del eje se estimulan por igual. De este modo, un animal nadará hacia la luz porque, en primer lugar, los rayos de luz excitan, en el aparato natatorio, movimientos de propulsión hacia adelante y, en segundo lugar, porque estos movimientos alcanzan igual intensidad en ambos lados del cuerpo sólo cuando la iluminación de los dos lados es idéntica. Dicho mecanismo necesita que el animal, bajo la estimulación luminosa, se mueva no sólo hacia la fuente de luz, sino que, al hacerlo, se vuelva hasta enfrentarse al punto luminoso. Los tropismos simultáneamente operativos, basados en diferentes clases de estímulo, pueden resolverse de esta forma, para así dar resultados cuya base mecanicista sea tan compleja como pueda necesitarse. Loeb llevó su enfoque incluso al punto de explicar la conducta instintiva avanzada de acuerdo con concepciones tropistas o, por lo menos, mecanicistas.

Sin embargo, Loeb acepta una "vida psíquica" en los animales capaces de memoria asociativa.

El mecanicismo radical insiste en la suficiencia de las fuerzas fisicoquímicas para explicar la conducta animal, y sugiere una relativa rigidez de dicha conducta. Casi no da lugar a las fuentes internas de la conducta, como las pulsiones o los conceptos más mentalistas o vitalistas, y acentúa el papel de los estímulos externos. La concepción se aplicó con la mayor facilidad a los animales inferiores, aunque se hicieron algunos esfuerzos para aplicarla a las ratas recién nacidas. Loeb ha dicho que:

Nuestros deseos y nuestras esperanzas, nuestras decepciones y nuestros sufrimientos, se originan en instintos comparables con el instinto de la luz de los animales heliotrópicos.

Aunque los tropismos reemplazaron, en cierto sentido, a los conceptos de la motivación especial en el enfoque de Loeb y sus seguidores, la concepción fisicalista del movimiento obligatorio y la concepción de la conducta animal como no intencional y no mental que desarrollaron, probablemente han influido en la teoría de la motivación. La psicología objetiva debe algo a este movimiento. El simple hecho de su existencia ha ejercido probablemente un efecto moderador en quienes consideran que la conducta animal es más variable y más flexible de lo que implicaría el enfoque tropista. 

Jacques Loeb (1859-1924)

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