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jueves, 1 de julio de 2021

Instinto: pro y contra

La palabra instinto nunca ha sido un término muy preciso. Troland (1928) ha expresado muy bien el problema de su definición en la siguiente aseveración:

...parece imposible, basándose en discusiones contemporáneas, formular una definición exacta del término instinto que pudiera aplicarse satisfactoriamente a todos los usos que se da a la palabra. De un modo general, se está de acuerdo en que el instinto es una tendencia heredada a la acción de un tipo específico, por lo común basada en un número limitado de estímulos y que tiene un definitivo valor de supervivencia, o biológico, en la lucha por la existencia. Como regla, se supone que el instinto es un mecanismo puramente fisiológico, aunque pueda usarse el término indefinidamente, como si representara una fuerza psíquica que tuviera una forma teleológica o intencional. El concepto de instinto más mecanicista lo considera como formado de un grupo de reflejos o procesos de un tipo fijo que dieran energía a los músculos por vía de los nervios de salida. Quizá la de McDougall sea la concepción menos mecánica... Según ella, el instinto es una fuerza intencional, cuyas expresiones motoras son muy plásticas o variables.

Al iniciarse el periodo pordarwiniano existía un considerable número de estudios sobre los instintos, o las tendencias de la conducta innata, en varias formas de animales, entre las que pueden mencionarse pájaros, hormigas, avispas, arañas y varios mamíferos. Hubo mucha controversia respecto a lo innato de ciertos actos específicos, así como algunos intentos para determinar experimentalmente si son o no determinadas en forma innata ciertas conductas específicas. Un caso en cuestión son los patrones de canto de los pájaros. Sin embargo, parece que en este periodo hubo un acuerdo bastante amplio respecto a que los patrones instintivos sí estaban presentes.

William James 1842 - 1910

En los textos de la época, desde 1880 hasta principios del siglo XX, es característico dar largas listas de instintos animales. De igual modo, por lo común también se dan listas de instintos humanos. Frecuentemente se defendía lo instintivo de muchos actos humanos por medio de la anécdota, la argumentación o la lógica. Así, James, en ocasiones, da ejemplos tomados de la conducta de sus propios hijos; en otros, discute a partir de analogías con la conducta de animales inferiores y, en otros más, subraya la ventaja del evolucionismo para organismos que poseen ciertos instintos, como el de destrucción. Se usaron todos estos puntos para justificar la suposición del carácter instintivo de una u otra tendencia a la acción humana. Aun admitiendo que los instintos podían ser transitorios y que estaban sujetos a modificaciones causadas por la experiencia, James sostenía, sin embargo, que el ser humano posee muchos instintos, o tendencias instintivas; de hecho, más que cualquier otra especie. Para James, los instintos implicaban acciones intencionales, aunque no era esencial una conciencia del propósito. La locomoción, la vocalización, la imitación, la emulación, la pugnacidad, la simpatía, la hostilidad, el miedo, la adquisividad, la aptitud para construir, el juego, la curiosidad, la sociabilidad, la inclinación al secreto, la limpieza, la modestia, el amor, los celos y el amor paternal son algunas tendencias que James clasificó como instintos humanos.

No es necesario detallar más este estudio de las listas de instintos. Baste decir que postular instintos casi se volvió una vocación entre los escritores que se dedicaban a las capacidades humanas, y que con tanta promiscuidad se asignaran tendencias de acción a la categoría de instinto fue una de las razones del porqué el concepto cayó en descrédito.

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