Escuché a Santos Guerra en abril del año 2000 en unas jornadas sobre evaluación que organizó UGT en Sevilla. Mediante diferentes viñetas y tiras humorísticas, nos hizo reflexionar acerca de las carencias del sistema de evaluación que impera en nuestras escuelas.
Poco ha cambiado este sistema desde entonces. Y es que, como él mismo dice también, el ritmo con que los hallazgos pedagógicos se incorporan a las aulas es llamativamente lento.
Doctor en Ciencias de la Educación y catedrático de Didáctica y Organización Escolar, ha impartido clases en todas las etapas educativas y en la actualidad se dedica básicamente a su tarea docente en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, a escribir, dar conferencias, acompañar a claustros y, en definitiva, a mejorar la educación en nuestro país.
Ahora que andamos metidos en todo este proceso de innovación educativa, me encuentro con un libro suyo, titulado "La escuela que aprende". En estas últimas semanas he estado leyéndolo con interés, tomando notas... Aparecen muchos temas interesantes, los expone además con valentía, sin posicionarse a favor del profesorado, tampoco en su contra, con un estilo conciliador pero exigente. Y nos plantea las actitudes, los compromisos éticos, con los que debemos enfrentarnos ante la necesidad de la mejora de la educación. Todos, profesores, directivos, legisladores, inspectores, sindicalistas, políticos, padres... ciudadanos. Porque la educación es un tema que debe preocupar a toda la sociedad.
Pero añade que no bastan sólo actitudes, disposiciones voluntariosas y compromisos adquiridos: hacen falta tiempos en las escuelas para la reflexión y para la formación, y una estructura organizativa que regule esos tiempos y programe acciones de cambio, innovación y evaluación.
domingo, 15 de abril de 2012
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