Un individuo puede poseer diversos status y, en este sentido, podemos distinguir entre status atribuidos o adscritos y status adquiridos. Status atribuidos son aquellos que se le imponen a una persona con independencia de su voluntad; por ejemplo, nacionalidad, sexo, raza, hijos de determinado padre, etc. Status adquiridos, por el contrario, son aquellos que se han conseguido gracias a los esfuerzos, capacidades o actividades voluntarias: médico, profesor, amigo, borracho, etc.
Cada status implica un rol determinado, es decir, un conjunto de conductas y actividades en concordancia con dicho status; por ejemplo, el status de profesor lleva consigo la obligación de impartir enseñanza, realizar ciertos ejercicios y pruebas, etc.
Pero entre los numerosos status propios de cada persona suele haber uno que es el status principal o dominante, al que más tiempo dedica, y que, por tanto, tiende a dar su último significado a todos los demás y a condicionar fuertemente el conjunto de los roles anejos a los otros status.
En nuestra sociedad, sin duda alguna, para la mayor parte de los seres humanos, el status principal o dominante suele ser el profesional, que normalmente guarda una relación directa con la riqueza económica, con el poder y con el prestigio social, y que condiciona en gran manera la posibilidad y el modo de llevar a cabo el resto de los status en los que se halla inserto. De esta manera, de acuerdo con el status profesional y económico, cada persona tiende a situarse en una determinada clase o estrato social: clase alta, clase media, clase baja.
La movilidad social
Se entiende por movilidad social el acto de pasar de un estrato social a otro o, los que es lo mismo, el cambio de situación socio-profesional y de nivel de ingresos económicos.
En toda sociedad existe una jerarquía estratificada de modos diversos, que proporciona a los individuos y a los grupos humanos distinto nivel de participación en las ventajas y beneficios de la misma. Si en épocas pasadas esta estratificación se llevaba a cabo de manera rígida y de acuerdo con status y roles adscritos, en la actualidad, aunque continúan poseyendo una influencia importante ciertos factores hereditarios (pertenecer a una familia acomodada, obrera o pobre), se tiende a dar preeminencia a los adquiridos, es decir, a los individuales y personales: estudios o nivel de formación, habilidades, capacidades, etc.
Siguiendo al ruso Sorokin, suelen distinguirse tres factores principales de estratificación social, a saber, económicos (ingresos, rentas, bienes...), profesionales (médico, albañil, estudiante...) y culturales. Y en relación con ellos se puede distinguir entre movilidad horizontal y movilidad vertical.
- Movilidad horizontal: Supone un desplazamiento lateral; consiste en el cambio de un status dentro del mismo nivel: un profesor que es nombrado jefe de estudios, un albañil que deviene encofrador, etc.
- Movilidad vertical: Supone un cambio de status acompañado de un ascenso o un descenso de nivel social. Esta movilidad puede ser continua (ascenso o descenso dentro de una misma jerarquía profesional, por ejemplo, el botones que asciende a administrativo), discreta (salto de un estado a otro, por ejemplo, el constructor que deviene millonario) o intergeneracional, que es la más importante y la de mayor significado social, y consiste en poner al alcance de casi toda la población de una determinada época los status y los roles que en la época anterior eran privativos de una clase social superior (por ejemplo, la universidad puesta al alcance de las masas obreras).
En este sentido, podemos distinguir entre sociedad abierta y sociedad cerrada. Se entiende por sociedad cerrada aquella que posee una estratificación social rígida e impermeable, de tal manera que en ella la variación de status y de roles resulta difícil o casi imposible: sociedades de casta, sociedad estamental del antiguo régimen... Mientras que se denomina sociedad abierta la que tiene amplia movilidad social, por ejemplo, las sociedades europeas actuales.
A este respecto, la movilidad social y la calidad de vida de una sociedad suelen encontrarse en gran medida condicionadas por el aumento de los status medios y altos con relación a la época anterior, y por la existencia de una auténtica política de igualdad de oportunidades sociales, que, a su vez, suelen guardar una estrecha relación con el incremento tecnológico y con el nivel económico y de democracia; o, expresado de otra forma, en los estados ricos y democráticos existe un índice de movilidad social mayor que en los países en vías de desarrollo.
A este respecto, la movilidad social y la calidad de vida de una sociedad suelen encontrarse en gran medida condicionadas por el aumento de los status medios y altos con relación a la época anterior, y por la existencia de una auténtica política de igualdad de oportunidades sociales, que, a su vez, suelen guardar una estrecha relación con el incremento tecnológico y con el nivel económico y de democracia; o, expresado de otra forma, en los estados ricos y democráticos existe un índice de movilidad social mayor que en los países en vías de desarrollo.
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