¿De dónde puede, pues, venir ese origen del lenguaje? De las necesidades morales, de las pasiones. Todas las pasiones acercan a los hombres, a los que la necesidad de tratar de vivir obliga a evitarse. No es el hambre ni la sed, sino el amor, el odio, la piedad, la cólera los que les han arrancado las primeras voces. Los frutos no se sustraen a nuestras manos, uno puede nutrirse sin hablar, se persigue en silencio la presa con que uno quiere alimentarse; pero para conmover un corazón joven, para rechazar a un agresor injusto, la naturaleza dicta acentos, gritos, quejas: he ahí las palabras inventadas más antiguas, y he ahí por qué las primeras lenguas fueron melodiosas y apasionadas antes de ser simples y metódicas.
Jean Jacques Rousseau, Ensayo sobre el origen de las lenguas (adaptado)
Preguntar por los orígenes del lenguaje es preguntar al mismo tiempo por los orígenes del hombre. El lenguaje es uno de los rasgos fundamentales del proceso de hominización. En este proceso, unos determinados órganos, en un principio no preparados para hablar, son utilizados como órganos de fonación. ¿Cómo fue esto posible? ¿Cómo y cuándo se produjo? Estas y otras preguntas han centrado la investigación de lingüistas y antropólogos.
1. La aparición del lenguaje
No se sabe con seguridad si fue el aumento de la capacidad craneal lo que causó la aparición del lenguaje o si fue al revés. Para muchos investigadores, el lenguaje, tal y como hoy en día lo entendemos, apareció hace unos 40.000 años.
La aparición del lenguaje va unida al arte rupestre y a la costumbre de enterrar a los muertos. Así pues, el lenguaje humano no puede estudiarse de una manera aislada, sino en relación con otros muchos rasgos del proceso de hominización. Por eso mismo, si el surgimiento de nuestra humanidad fue paulatino, también lo tuvo que ser la aparición del lenguaje. Un aspecto con el que se suele relacionar este hecho es con el número de habitantes de una determinada población; cuando aumenta el número de individuos que constituye un grupo social, aumentan las necesidades de comunicación y, por tanto, de lenguaje.
Hoy en día esta cuestión es abordada desde nuevas ciencias, como la paleoneurología, ciencia que intenta determinar las capacidades mentales de una especie fósil mediante las impresiones que el cerebro deja sobre la superficie interna del cráneo. Según esta moderna ciencia, el cerebro del australopithecus, hace unos tres millones de años, ya tenía las condiciones cerebrales adecuadas para desarrollar el lenguaje.
2. El ser humano, animal que se atraganta
Hablar no es sólo obra del cerebro, también lo es de la laringe, faringe, labios, boca y cuerdas vocales. Las posición baja de la laringe es la que hace que nos atragantemos o que no podamos beber al mismo tiempo que respiramos. Casi podríamos decir que el ser humano es el único animal que se atraganta. Este fenómenos no ocurre en los bebés, dado que su laringe todavía no ha "caído"; por este motivo, no pueden desarrollar el lenguaje hasta pasados unos meses.
3. El origen de las lenguas
No solo nos preguntamos por el origen del lenguaje entendido como capacidad de hablar, también podemos hacerlo sobre el origen concreto de las lenguas. Sabemos cómo han evolucionado unas a partir de otras, pero ¿tienen todas ellas un origen común?, ¿podemos remontarnos a una única lengua? Ninguna de las lenguas actuales existió hace unos pocos miles de años, ¿cuál es, pues, su procedencia?
Actualmente muchos científicos defienden la idea de que existió una lengua original a partir de la cual, como ramas de un árbol, fueron naciendo las diferentes lenguas. Esto explicaría el enorme parecido que existe entre lenguas muy diferentes, como ha puesto de relieve el método comparativo. Además, las aportaciones más recientes de arqueólogos y genetistas dan fundamento a esta hipótesis.
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