Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 9 de julio de 2017

Ricoeur: La creatividad como motor de la vida y de la filosofía

Paul Ricoeur es uno de los filósofos del siglo XX más significativos. Más allá de sus aportaciones filosóficas concretas, su obra se hace eco de los problemas e inquietudes que más han preocupado al ser humano de nuestro tiempo y a la vez es una gran caja de resonancia de lo mejor de la filosofía más actual. Su filosofía es un intento de dar cuenta de las posibilidades de la libertad humana, tanto en los textos como en la acción. El gran tema que vertebra su pensamiento, y que ha sido objeto de una búsqueda constante, es la cuestión de la creatividad. ¿Cómo es posible la creatividad? ¿Cuáles son las condiciones que hacen del ser humano un creador? ¿Cómo entender una realidad que permite la innovación y la libertad?

Paul Ricoeur 1913-2005
1. Conflicto de interpretaciones
En la filosofía de Paul Ricoeur se dan cita fidelidades opuestas y tradiciones diversas. En primer lugar, la filosofía reflexiva, cuyo origen se remonta a Descartes, con su preocupación por el tema de la conciencia y la identidad personal; en segundo lugar, la fenomenología y su interés por el análisis riguroso de la experiencia; finalmente, la transformación hermenéutica de esta última y su interés por el lenguaje y la historia. Pero junto a esta triple tradición en la que se inserta, se interesará por cuestiones religiosas, políticas, sociales, así como por las ciencias humanas. Uno de sus grandes méritos es haber logrado una síntesis de esta pluralidad de visiones de lo humano, muchas veces antagónicas. De ahí que hable de "conflicto de interpretaciones". Pero su actitud ante el conflicto no es ni la violencia, ni el reduccionismo, sino la mediación. El diálogo es la virtud esencial de este filósofo y por eso su filosofía es un constante "estar en la escucha" de aquello que pueda enriquecer nuestra visión de lo humano, venga de donde venga.

2. Acción y lenguaje
Sus primeras obras fueron un intento por comprender la acción humana y sobre todo cómo era posible la libertad. Muy pronto se dio cuenta de que el análisis directo era difícil y que podía ser más enriquecedor echar mano de las formas expresivas con que el ser humano comunica su poder hacer o sus imposibilidades. Por eso su descripción de la acción se transformó en una hermenéutica o interpretación de los lenguajes que expresaban este hacer.
De entre estos lenguajes son especialmente valiosos los de carácter simbólico, pues en ellos se refleja con mayor profundidad la condición humana. Y del símbolo pasó a estudiar otros lenguajes en los que el ser humano mostraba su capacidad expresiva y proyectiva, como son los lenguajes poéticos. En concreto, el estudio de la metáfora le dará la clave para entender la imaginación humana. Su obra posterior se verá marcada por un giro hacia lo práctico, curiosamente de donde había partido, pues del interés por la libertad de la imaginación (y no otra cosa es el lenguaje poético) pasará a interesarse por la imaginación de la libertad (es decir, la ética y la política).

3. Experiencia y mundos posibles
El mundo humano siempre es un mundo interpretado, por eso es tan importante la tarea hermenéutica.
Su filosofía querrá mostrarnos la capacidad imaginativa humana (con sus obras artísticas o sus proyectos, sus ideologías y sus utopías) y, a su vez, cómo la experiencia humana está marcada por estos mundos posibles. Su filosofía es por ello un intento de dar cuenta de las posibilidades de la libertad humana, tanto en los textos como en la acción. La filosofía misma no podrá ser más que un ejercicio de esta creatividad, pues, ¿qué es pensar sino imaginar lo posible y hacernos ver el mundo como horizonte de nuestra libertad?

4. La hermenéutica o el cuidado de las palabras
La filosofía hermenéutica, de la que Ricoeur será uno de sus más importantes representantes, prestará una especial atención al lenguaje. El lenguaje es más que lenguaje, es un vehículo de experiencia y de mundo. Por eso cuidar del lenguaje es cuidar de nosotros mismos. Ricoeur hará de este cuidado del lenguaje el objeto de su filosofía y verá en esta acción la posibilidad misma de cuidar de lo humano, pues "palabra" y "ser humano" se corresponden. La filosofía vive de esta correspondencia, y vive también para mantenerla.

La palabra humana: reflexión eficaz y acción reflexiva
Yo creo en la eficacia de la reflexión, porque creo que la grandeza del hombre está en la dialéctica del trabajo y la palabra; el decir y el hacer, el significar y el obrar están demasiado mezclados para que pueda establecerse una oposición profunda y duradera entre "teoría" y "praxis". La palabra es mi reino y no me ruborizo de ello; mejor dicho, me ruborizo en la medida en que mi palabra participa de la culpa de una sociedad injusta que explota el trabajo, no ya en la medida en que originalmente tiene un elevado destino. Como universitario, creo en la eficacia de la palabra docente; como profesor de historia de la filosofía, creo en la fuerza iluminadora, incluso para una política, de una palabra consagrada a elaborar nuestra memoria filosófica; como miembro del equipo Esprit [revista personalista fundada por E. Mounier en los años treinta], creo en la eficacia de la palabra que retoma reflexivamente los temas generales de una civilización en marcha; como oyente de la predicación cristiana, creo que la palabra es capaz de cambiar el corazón, esto es, el centro manantial de nuestras preferencias y de nuestras actitudes. En cierto sentido, todos estos textos son una glorificación de la palabra que reflexiona con eficacia y que actúa con reflexión.
P. Ricoer, Historia y verdad

Reinterpretar el pasado para ser utópicos
Pienso que la tarea del educador consiste en ser utópico y vinculado con ello me importa mucho la restauración del lenguaje. El mundo tecnológico en que vivimos y en que debemos aprender a vivir es un mundo sin pasado, un mundo proyectado hacia el porvenir, un mundo que tiende a borrar sus rastros. Ahora bien, el mundo de la cultura es un mundo de la memoria. Seguimos siendo y nos volvemos creadores a partir de una interpretación del pasado, que nos interpela sin cesar. Es aquí donde vendría a ubicarse la reflexión contemporánea sobre la hermenéutica, sobre nuestro vínculo con el pasado por medio de la interpretación.
P. Ricoeur, Ética y cultura

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