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jueves, 26 de agosto de 2021

El róver Perseverance

El Perseverance es el quinto róver que los humanos hemos conseguido hacer aterrizar en Marte. Su misión es la más emocionante de las que se han llevado a cabo hasta la fecha. Mientras que los anteriores ingenios se centraron en explorar la geología y la posible habitabilidad del planeta rojo, este vehículo robótico de la NASA está buscando directamente indicios de vida pasada. Por ello, podría decirse que el momento en el que tocó el suelo marciano, en febrero de 2021, fue, a la vez, épico e histórico.

No es de extrañar que los científicos responsables del programa estén exultantes. Una de las personas que celebraron el amartizaje fue la geobióloga Tanja Bosak, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU). Bosak ha estudiado durante mucho tiempo las primeras muestras de la existencia de vida en la Tierra en el registro geológico. Ahora, está aplicando sus conocimientos a Marte.

Esta vez, el Perseverance está haciendo el trabajo de campo por ella. El róver se encuentra explorando el cráter Jezero, una estructura de unos 49 kilómetros de diámetro que, según se cree, albergó un lago alimentado por ríos hace millones de años. Según Bosak, su lecho está cubierto de sedimentos y rocas adecuadas para preservar fósiles, por lo que es un lugar propicio para buscar indicios de vida.

Una de las peculiaridades más interesantes del vehículo robotizado es que cuenta con la capacidad de tomar muestras de rocas que quizá contengan rastros de vida antigua y prepararlas para ser enviadas a la Tierra. Para ello, acarrea 43 tubos, que llenará con las citadas muestras y almacenará en su zona ventral. Está previsto que más adelante se ponga en marcha otra misión que recolectará esos contenedores y los llevará hasta una sonda en órbita alrededor del planeta rojo, desde donde serán conducidos a la Tierra, quizá en 2031. Pues bien, quienes tendrán que seleccionar esas rocas son Bosak y sus colaboradores. Curiosamente, esta investigadora piensa que el resultado más fascinante sería no encontrar indicios de vida. Al fin y al cabo, las condiciones en Marte y en nuestro mundo eran muy similares hace miles de años. Si en las condiciones tan favorables para la vida como es el cráter Jezero, con los minerales adecuados y siendo un entorno con agua, no se encontrase finalmente nada o ni siquiera algo que la insinúe, ello nos indicaría que para que surja vida se precisa algo más.

Otra posibilidad es que se obtengan muestras muy antiguas y se encuentren moléculas prebióticas, esto es, un tipo de química que, por así decirlo, aún está aprendiendo a convertirse en vida. Esto sería aún más emocionante, puesto que aún no tenemos certeza de cuándo los conjuntos de moléculas dieron origen a la vida.

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