Miguel Lorente Acosta (Almería, 1962) es médico forense y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, y actualmente trabaja en el Ministerio de Igualdad.
Tuve el privilegio de asistir en junio de 2008 a una conferencia suya en Madrid, y desde entonces, me interesa mucho el tema de la violencia contra la mujer.Sus principales argumentos para desmontar todos los mitos que rodean a la violencia moral sobre las mujeres por parte de una sociedad machista, se encuentran recogidos en su libro "Mi marido me pega lo normal", reeditado recientemente por Planeta, en la colección Booket Divulgación Actualidad.
Uno de esos mitos es el hecho de considerar que los maltratadores son sujetos violentos, marginales y alcohólicos. Sin embargo, la mayoría de los agresores no son violentos fuera de la relación con la mujer, ni recurren a la agresión para solucionar sus problemas con los vecinos o con los compañeros de trabajo, en parte porque saben que si se agrede a alguien en dichos casos, serán denunciados. La mayoría de los que agreden a la mujer lo hacen porque saben que, en cierto modo, la probabilidad de ser sancionados es baja, y la rentabilidad de esa agresión es alta: consiguen la sumisión, el poder, sobre su pareja. Por tanto, es más una cuestión social y jurídica, una cierta permisividad por parte de la comunidad de perpetuar un modelo de organización social androcéntrico.
Otro argumento interesante del libro es diferenciar los términos violencia de género y violencia contra la mujer. Lorente precisa que es una violencia llevada a cabo por el hombre (género masculino) sobre la mujer (género femenino) con el objetivo de perpetuar una serie de roles y estereotipos creados por el primero y asignados al segundo, con el fin de perpetuar la situación de desigualdad. No es una agresión al género o contra el género femenino, sino más bien lo contrario. Se trata de una agresión contra las mujeres que no siguen las normas o el esquema del genero, que no aceptan la autoridad impuesta por el hombre. Por tanto, la violencia contra la mujer se hace para defender el género femenino concebido y creado por una sociedad androcéntrica.