Los problemas actuales son múltiples, enormemente complejos y de difícil solución, pero, de acuerdo con esta situación, han cobrado pleno auge y vigor una amplia gama de ideales, entre los que conviene destacar el pacifismo, la igualdad intersexos, el ecologismo, la lucha contra la pobreza y la preocupación por nuestra conducta.
A - Pacifismo
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Albert Einstein (1879-1955) |
Ante la carrera armamentista mundial, la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva y los elevados presupuestos bélicos de casi todos los Estados, cobran un significado especial los ideales pacifistas y los movimientos de objetores de conciencia.
En este sentido, en nuestra época podemos destacar los siguientes movimientos y actividades:
- La campaña contra la fabricación y el almacenamiento de ingenios nucleares, llevada a cabo por numerosos científicos, entre los que destacan Einstein, Russell y Huxley.
- Las ideas expresadas por varias autoridades de las distintas iglesias, especialmente las puestas de relieve por el Papa Juan XXIII en su encíclica Pacem in terris (1963), en donde se insistió en la conveniencia de constituir una autoridad pública con competencias universales.
- La proliferación de grupos y de movimientos pacifistas entre los que destacaron los objetores de conciencia.
- Finalmente, conviene resaltar que, en las últimas décadas del siglo XX, tuvieron lugar diversos acontecimientos encaminados a reducir los arsenales existentes, entre los que merecen destacar el tratado celebrado entre los presidentes de los EE.UU. y de la antigua URSS, Reagan y Gorbachov, en el año 1987, en virtud del cual acordaron la eliminación de los misiles de corto y de medio alcance, el acuerdo de París en 1989, por el cual 149 Estados se comprometían a eliminar su armamento químico, la caída del Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría, en ese mismo año, y sobre todo la firma entre Yeltsin y Bush de los acuerdos Start-2.
Posibilidad del pacifismo
En relación con estos hechos, podemos plantearnos la posibilidad y la realidad del pacifismo, ¿se puede ser pacifista a la ultranza? ¿Qué cabe hacer cuando un Estado es agredido por otro? ¿En nombre de la paz, podemos permanecer inactivos en medio de la injusticia, la barbarie y la crueldad? Hacia finales de los años treinta del siglo XX existió un movimiento que predicaba la paz a cualquier precio y el desarme a toda costa, incluso frente a Hitler. Pero, como luego se comprobó, los programas y las intenciones de Hitler eran atroces, su ambición desmedida y en sus campos de concentración y exterminio (Auschwitz, Dachau, Mauthausen...) perecieron numerosas personas, entre ellas, también, muchos pacifistas. ¿Qué hubiera sucedido si el resto de los Estados, en nombre del pacifismo, hubieran llevado a cabo un programa de desarme? ¿En casos semejantes se puede permanecer inactivos? ¿Existe alguna manera de evitar por medios pacíficos la existencia de casos como éste? ¿Podemos declararnos pacifistas a cualquier precio? ¿Es antes la justicia o la paz? ¿Podemos condenar a todos cuantos se preparan para la guerra? ¿Podemos estar seguros de que no volverá a surgir un nuevo Hitler capaz de repetir análogos ensayos?
Los objetores de conciencia
Los ideales pacifistas han adquirido su plasmación efectiva dentro de la sociedad en los objetores de conciencia.
En este sentido, se entiende por objetor de conciencia aquella persona que por motivos religiosos o éticos rechaza llevar a cabo cualquier actividad relacionada con la preparación militar.
El reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia comenzó en la Guerra de la Independencia y en la Guerra de Secesión de los EE.UU., pero fue sobre todo durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales cuando aparecieron y se extendieron numerosas organizaciones de objetores y, en la actualidad, la mayor parte de los Estados democráticos reconocen legalmente el derecho a este tipo de objeción.
B - La igualdad intersexos
Debido a una amplia serie de prejuicios históricos, las mujeres han sido víctimas de numerosas discriminaciones de tipo social, cultural, laboral y sexual, y en este contexto adquieren un sentido especial los ideales de lucha por la igualdad en todas las actividades.
En casi todas las épocas de la historia podemos encontrar personas disconformes con la injusta situación de las mujeres; pero el trabajo y las reivindicaciones en favor de la igualdad sólo comenzaron a cobrar cierta importancia a partir del siglo XIX y recibieron su máximo impulso tras la Primera Guerra Mundial, así, Gran Bretaña reconoció el derecho de voto femenino en el año 1918, los EE.UU. lo hicieron en 1920 y poco más tarde 21 naciones. Después de la Segunda Guerra Mundial, en la Declaración de los Derechos Humanos, explícitamente se reconoció la plena igualdad intersexos y, a partir de entonces, este derecho se incorporó a numerosas constituciones. En la actualidad, diversos tratados internacionales intentan reforzar esta igualdad, destacando entre todos ellos el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de los Derechos Económicos y Culturales.
En consonancia con estas situaciones, en nuestros días, el feminismo constituye uno de los movimientos más importantes y está originando profundos cambios en casi todos los campos de la sociedad:
a) En el campo ideológico, el movimiento feminista ha puesto de relieve que las tradicionales ideologías, tanto de izquierdas como de derechas, por encima de sus profundas diferencias coincidían en separar lo doméstico de lo público, dando prioridad a los hombres en este último sector y tendiendo a relegar a las mujeres al sector doméstico. Frente a esta situación, el feminismo defiende la identidad de papeles profesionales para ambos sexos.
b) En el campo de la cultura, los movimientos feministas demandan una cultura no sexista y, a este fin, dirigen sus críticas a todos los dominios de la enseñanza, de las artes, de los medios de comunicación, etc., con la intención de eliminar la tradicional distinción de roles femeninos y de roles masculinos.
c) En el dominio de la vida política, las mujeres intervienen cada día más en las decisiones políticas, han surgido partidos feministas y grupos de presión dentro de los propios partidos, y cada vez son más las mujeres que acceden a puestos de amplia responsabilidad.
d) En el dominio laboral, se intenta el reconocimiento del derecho de la mujer a acceder a todos los trabajos, oficios y profesiones, y la implantación de la igualdad salarial.
No obstante, si en el plano legal y formal (teórico) han tenido lugar grandes logros, no sucede lo mismo en el plano práctico, y de hecho, el pasado, la tradición, aún pesa mucho y, por tanto, es necesario mantener viva la idea de que toda distinción de status y de roles es injusta, por consiguiente, es necesario ir desterrando los numerosos residuos sexistas que aún resultan patentes en la conducta colectiva de la sociedad. El feminismo, pues, tiene ante sí todavía un amplio trecho que recorrer.
C - El ecologismo
El consumismo, la explotación desmedida de los recursos naturales, y la creación de múltiples productos artificiales están originando graves problemas de erosión y de contaminación en el hábitat terrestre; a este aspecto, durante las últimas décadas, se han producido numerosas catástrofes ecológicas cuyas consecuencias se están dejando sentir en el equilibrio de amplias zonas: desaparición de grandes masas de bosques, polución del aire y del agua, avance de los desiertos, destrucción de la capa de ozono, efecto invernadero, etc.
Con el firme propósito de paliar estas consecuencias, tienden a proliferar gran cantidad de programas ecológicos. En este sentido, el ecologismo pretende ser una nueva filosofía y una profunda reflexión moral que aspira a moderar el comportamiento consumista de los seres humanos y que intenta crear nuevos hábitos tendentes a respetar la Naturaleza.
De esta manera, el ecologismo trata de sustituir el desarrollo cuantitativo, por un progreso cualitativo, en el que tenga lugar, al mismo tiempo, un mayor aprovechamiento y una mejor distribución de los recursos naturales e intenta promocionar una nueva cultura en la que las realizaciones técnicas sean plenamente compatibles con las exigencias del equilibrio ecológico.
D - La lucha contra la pobreza
Frente al confort y la abundancia de los países de Europa, Japón, América del Norte y Australia, una gran parte del planeta vive en una situación de extrema necesidad y sus ciudadanos son víctimas del hambre, la miseria y las enfermedades. Paradójicamente, esta negativa situación no solamente tiene lugar en los pueblos del Tercer Mundo: Somalia, Etiopía, Ruanda, Bangla Desh, Birmania, etc., sino también en los propios países ricos, es decir, en los propios Estados en los que sobran alimentos y hay graves problemas de stock, existen numerosos mendigos que son víctimas de grandes privaciones y apenas pueden alimentarse, mientras que otras muchas personas no poseen vivienda y subsisten con grandes estrecheces.
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Mapa con la distribución de los países ricos y los países pobres |
La producción actual de bienes y alimentos es prácticamente suficiente para acabar con el hambre y la miseria en nuestro planeta, pero existen numerosos problemas internacionales que impiden que pueda lograrse una adecuada distribución de las riquezas. Las Naciones Unidas, a través de sus diversas organizaciones, UNESCO, OMS, UNICEF, etc., intentan paliar estas situaciones. En este sentido, adquirió una relevancia especial el programa Agenda 21 (llamado así por estar orientado a procurar remediar los desequilibrios económicos, ecológicos y sociales para el siglo XXI), que fue aprobado en junio de 1992 en la ciudad brasileña de Río de Janeiro y, en virtud del cual, los países desarrollados se comprometieron a dedicar por lo menos el 0'7% del su PIB a la ayuda de los países pobres.
Ante estos problemas, tienden a surgir distintos grupos encaminados a promocionar los ideales de solidaridad, lucha por un reparto mejor de los recursos económicos y preocupación por las personas necesitadas, tanto en nuestros Estados como en el Tercer Mundo.
E - Preocupación por nuestra conducta
Con el aumento del tiempo de ocio y la mayor disponibilidad de medios económicos, están proliferando numerosas conductas crasamente hedonistas, preocupadas casi exclusivamente por el consumo, el lujo y el placer; por otra parte, la divulgación del automóvil y de otros tipos de vehículos de desplazamiento rápido origina en nuestros días un número elevado de víctimas mortales. Ante estas situaciones, alcanzan singular importancia los ideales tendentes a resaltar la prudencia, las conductas altruistas, los lazos familiares, el espíritu deportivo y el desarrollo de una ética automovilística que humanicen nuestras sociedades, nuestras calles y nuestras carreteras, y reduzca el número y la gravedad de los accidentes.
Pero, los numerosos esfuerzos tendentes a la difusión de estos ideales chocan, frecuentemente, con numerosas trabas que se oponen a ellos: surgimiento de nuevas guerras, progreso de ciertos fanatismos, existencia de numerosas discriminaciones e injusticias, desarrollo de una economía internacional fuertemente competitiva, individualista y totalmente irrespetuosa con el medio ambiente, propaganda tremendamente agresiva, dirigida especialmente a los jóvenes, incitándoles a un consumismo a ultranza, multitud de invitaciones a la masificación, a la mentalidad nacionalista y a las conductas irracionales, hinchas y hooligans deportivos, conductas fascistas y xenófobas, uso de estupefacientes y drogas, conductas temerarias, etc. El ser humano siempre es capaz de lo mejor y de lo peor, por eso, como en casi todas las épocas, también en la actual, las perspectivas positivas son tantas como las negativas y, en último término, el porvenir de la humanidad siempre depende en gran medida de los ideales que pueda suscitar.