Diferentes planos de la vida humana
El conjunto de la vida privada puede compararse con un cono, en donde la superficie de la base está todavía en contacto con el mundo de las relaciones públicas; pero a medida que los planos van acercándose al vértice y alejándose de la publicidad, va reduciéndose asimismo la extensión hasta que, llegado el vértice, la vida privada se condensa y concentra en un punto, en la soledad del yo viviente, a la que nadie más que yo mismo puede tener verdadero acceso.
M. García Morente, Ensayo sobre la vida privada
La unidad de la vida
La unidad de la vida humana se nos torna invisible cuando se realiza una separación tajante entre el individuo y los papeles (roles) que representa.
A. MacIntyre, Tras la virtud
La realidad de la intimidad
La intimidad es inmaterial, mejor habría que decir espiritual, pero está "encarnada", es la intimidad de un ser mundano, de un ser que no sólo está en el mundo, sino que es también mundo.
N. González, El deber del respeto a la intimidad
La privacidad: recinto de la libertad
Lo privado es el ámbito:
a - del autodesarrollo, la dimensión expresiva de la persona;
b - de la autenticidad, el lugar de creación del individuo y por tanto el origen de la vida social. Como esfera de la autenticidad, lo privado se opone a un exterior amenazante y potencialmente hostil cuando no abiertamente agresivo, en el cual sólo cabe la convención, el disimulo, el disfraz. Fuera de la esfera privada se corre el peligro de ser vulnerado. El escenario paradigmático del fingimiento es el trabajo, marco que expresa la amenaza y la consecuente necesidad de simulación.
c - de la seguridad afectiva, del "cascarón" que evoca el calor, el universo significativo que confiere al individuo una fuerte sensación de arraigo, permanencia, sentido y certeza.
d - de la intensidad, el escenario de la generosidad y la entrega sin reservas. Los amigos son el engarce con el mundo exterior, "recipientes" del relato de nuestra actividad.
e - que contiene la intimidad. Y es en ésta donde es posible la soledad.
H. Béjar, La cultura del yo
Prensa y desmoralización
No me cabe la menor duda de que si la prensa diaria, como cualquier otro negocio, tuviera que exhibir un cartel, éste debería rezar así: aquí se desmoraliza a las personas en tiempo récord, en grandes cantidades y al precio más económico.
Kierkegaard, citado por H.M. Enzensberger, en Mediocridad y delirio
El comercio con la vida privada
Un debate necesario dentro de los medios es el que afecta a otros personajes, los que explotan, de distintas formas, su vida privada. La opinión de El Mundo es que deben ver reducida de forma alícuota la protección de esa vida privada frente a la curiosidad periodística. Van desde los personajes de la farándula que habitualmente comercian con su vida privada en la prensa del corazón hasta los políticos que utilizan de forma igualmente habitual a su familia para su promoción profesional y para captar votos.
Libro de Estilo de El Mundo
Interés público y veracidad
Sólo el interés público, junto con la veracidad de la noticia, justifican que periodistas indaguen y difundan datos de la vida privada e íntima de las personas destacadas socialmente. La mera veracidad no basta, se requiere un claro discernimiento de que se trata de hechos de relevancia pública e interés general.
E. Bonete, Ética de la comunicación audiovisual (adaptado)
Derecho al honor y la intimidad
Sólo las personas de relevancia pública -por ocupar lugares distinguidos en las instituciones, por dedicarse a profesiones de trascendencia social o por haber reclamado de antemano la atención de los propios medios- son, en principio, material informativo en lo que atañe a su vida privada, salvaguardando, en todo caso, su derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen. Los menores de edad deben ser tratados con exquisita cautela. El periodista debe mantener presente en todo momento el principio de que toda persona es inocente hasta que una sentencia diga lo contrario.
Grupo Correo, Código dentológico (adaptado)