Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 28 de marzo de 2010

Lenguaje, pensamiento y realidad

En nuestro mundo cultural, cuando intentamos averiguar qué son las cosas, lo primero que encontramos son las interpretaciones que existen de ellas, es decir, las opiniones que otras personas se han formado acerca de las mismas. Pero estas interpretaciones se encuentran contenidas en el lenguaje.
De esta manera, cuando intentamos interpretar la realidad nos vemos obligados, en primer lugar, a reflexionar (a pensar) sobre el lenguaje. En consecuencia, ¿se pude realmente separar el lenguaje del pensamiento? ¿No nos encontramos continuamente intentando averiguar lo que nos indica (sobre la realidad) un determinado lenguaje? ¿No estaremos siempre pensando con nuestro pensamiento el significado de otro pensamiento que se nos muestra en un cierto lenguaje?

En este sentido, cuando el filósofo alemán M. Heidegger intentó responder a la cuestión ¿qué es la filosofía?, comenzó su investigación llevando a cabo la hermenéutica de la propia palabra "filosofía",  intentando profundizar en su significado original, y procurando liberar dicha palabra de sus acepciones erróneas e inexactas hasta encontrar un auténtico sentido, es decir, el verdadero pensamiento y la realidad encerrados en ella y que las posteriores interpretaciones realizadas por los distintos pensadores han ido ocultando.
Heidegger (1889-1976) fue uno de los filósofos que mayor impulso dio al método hermenéutico como medio para comprender el auténtico significado del lenguaje y del pensamiento encerrado en su contenido.
De forma análoga, Ortega y Gasset afirma que el lenguaje es la ciencia primera y precisamente, por esto, la ciencia actual vive en perpetua polémica con el lenguaje, pues éste encierra un pensamiento, un saber que, por parecernos insuficiente, intentamos corregir, es decir, procuramos precisar y profundizar en su significado. Desde este aspecto, podemos considerar las ciencias como un lenguaje bien hecho.
Así pues, ya que los seres humanos viven en una determinada cultura, antes de interpretar (de percibir, de comprender) los objetos (las realidades) en sí, los reciben (los perciben, los comprenden) interpretados; resulta pues evidente que la primera interpretación de la realidad es recibida mediante el lenguaje.
La auténtica realidad humana no es la realidad natural, sino la realidad cultural, y la cultura supone siempre una interpretación de la realidad que se expresa mediante el lenguaje, esto es, sólo a través del lenguaje logramos ver (o comprender) la realidad y, además, la realidad humana es siempre una realidad interpretada, es decir, pensada.
Al pensar utilizamos diversas clases de signos lingüísticos, de tal manera que resulta muy difícil concebir un pensamiento sin lenguaje y, en el fondo, pensar es hablar: para que una persona pueda decir algo a alguien es preciso que con anterioridad se lo diga a sí misma, esto es, que lo piense, y no existe el pensar si no se habla con uno mismo. El lenguaje, pues, antes de ser instrumento de comunicación, es instrumento de pensamiento.

lunes, 22 de marzo de 2010

Inter légere

En los animales podemos distinguir dos clases de conductas, a saber: las innatas y las adquiridas; las primeras son de carácter instintivo y siguen pautas más o menos rígidas y estables, las segundas surgen mediante el aprendizaje y admiten numerosas variaciones.
Según ascendemos en la escala animal, las conductas innatas van perdiendo rigidez y cobran mayor importancia las adquiridas; así, en los animales inferiores, las conductas estereotipadas e instintivas son absolutamente predominantes; en los mamíferos, especialmente en los delfines y en los póngidos, encontramos numerosos comportamientos adquiridos, aunque continúa siendo predominante el comportamiento instintivo y uniforme. En los seres humanos, por el contrario, casi la totalidad de su conducta se forma por aprendizaje y admite un número indefinido de variaciones. En este sentido, las diferencias esenciales entre los seres humanos y el resto de las especies radican en la distinta capacidad para adquirir conocimientos y para modificar su conducta; en los demás animales predominan la conducta instintiva y el conocimiento sensible, en los seres humanos, la inteligencia y la voluntad.
La palabra inteligencia procede del verbo latino inter légere, que significa capacidad de elegir (légere) una cosa entre (inter) varias; de acuerdo con esta etimología, el significado original sería el de distinguir, discernir o comprender.