1. ¿Pensamos como hablamos o hablamos como pensamos?
Si afirmamos que hablamos como pensamos, estamos afirmando que primero pensamos y luego exteriorizamos ese pensamiento interior mediante el lenguaje, es decir, que existe un pensamiento anterior al lenguaje que luego se encauza lingüísticamente. Si, por el contrario, decimos que pensamos como hablamos, estamos subrayando la dependencia de nuestro pensamiento con respecto a nuestro lenguaje.
Creer que nuestro lenguaje sólo es un instrumento de nuestro pensamiento es una posición demasiado ingenua. Aceptando que hay ciertos tipos de pensamiento que podemos llamar preconceptuales, como ha puesto de manifiesto la moderna neuropsicología, hemos de reconocer que el pensamiento humano está condicionado por el lenguaje. Hablar no es una mera copia de lo que ha sido antes pensado. En la conversión del pensamiento al lenguaje se produce un tránsito a una dimensión diferente, parecido al que se da al pasar del habla a la escritura.
El doble paso del pensamiento al habla y del habla a la escritura puede ser descrito como un proceso deficiente y, al mismo tiempo, exuberante. Al expresar nuestro pensamiento oralmente hay matices que se pierden (por eso es deficiente), pero a la vez nos puede hacer caer en la cuenta de nuevos matices (por eso es exuberante). Por esta razón es tan importante expresar lo que pensamos, ya que es la única manera de percatarnos de lo que pensamos y somos, de la riqueza de nuestras ideas y de sus insuficiencias; es la única manera de aprender y crecer humanamente.
2. De los sonidos a las letras
El paso del discurso oral al escrito supone también ese proceso doble de pérdida y ganancia. La escritura no es algo secundario con respecto al habla, como tampoco lo es el lenguaje con respecto al pensamiento, sino la inauguración de una relación diferente con el mundo y con nosotros mismos.
3. Literatura y experiencia
La experiencia humana llega a ser comprendida muchas veces mediante las narraciones. Los relatos son formas de comunicar experiencias. Ésta es la razón por la que la literatura supone la posibilidad de ampliar nuestras experiencias y conocer otras formas de amar, sentir y valorar. En muchas ocasiones llega incluso a aclararnos nuestra propia vida.
4. La invención de la escritura
ESCRIBA SENTADO Museo del Louvre (París) |
La escritura es uno de los inventos más cruciales de la humanidad. Ha cambiado la forma de ser del hombre y de relacionarse con los demás; incluso ha producido modificaciones en su constitución cerebral. La escritura nace cuando se constituye un sistema de signos capaz de expresar articuladamente necesidades y experiencias humanas. Esto comenzó a suceder en Mesopotamia, en la región comprendida entre los ríos Éufrates y Tigris, el sexto milenio antes de Cristo.
Los primeros signos escritos son inventarios de los productos que salían y entraban de las ciudades, en concreto de sus templos, centros tanto religiosos como económicos. No se puede hablar propiamente de escritura, ya que sólo son señales y ayudas para recordar. De hecho, los símbolos son representaciones esquemáticas de los objetos, los cuales reciben el nombre de pictogramas. A lo largo de los siglos se irán transformando en una escritura ideográfica, es decir, en una expresión de conceptos e ideas. Este esfuerzo expresivo, y a la vez social, continuará en las grandes civilizaciones posteriores como la civilización egipcia. Un momento importante es la aparición del alfabeto, creado por los fenicios hace unos 3.000 años.