Edición original: 2011
Ideas seleccionadas:
Introducción
- Somos agentes personalmente responsables y dueños de nuestros actos, a pesar de que vivimos en un universo determinado.
- El cerebro fisicoquímico habilita la mente de un modo que todavía no comprendemos y, en consecuencia, como cualquier otra materia, se rige por las leyes físicas del universo. Hay quien afirma que, como el cerebro se rige por las leyes del mundo físico, todos somos un esencia zombies sin libre albedrío. Pero la realidad es que la mayoría de nosotros estamos todos tan ocupados que no tenemos tiempo para reflexionar sobre estas afirmaciones o preocuparnos por ellas y solo unos pocos sucumbimos a la desesperación existencial. Al parecer, durante la mayor parte del tiempo no entendemos el significado de la vida. Queremos vivir la vida, no pensar en ella.
- Vivimos en un universo absolutamente determinado: esa es la consecuencia lógica de todo lo que hemos aprendido acerca de la naturaleza del universo. Y nosotros formamos parte de este mundo físico; por tanto, también hay leyes físicas que rigen nuestra conducta e incluso nuestro yo consciente. Como vivimos en lo que muchos consideran un mundo determinado, se nos pide que no nos apresuremos a culpar y responsabilizar a los individuos por sus acciones o conductas antisociales.
Así, nos intriga cómo se relaciona la mente con el cerebro, cuáles son sus implicaciones en cuanto a la responsabilidad personal. En ningún momento voy a insinuar que la mente sea totalmente independiente del cerebro. Pese al extraordinario caudal de conocimiento adquirido por los neurocientíficos acerca de los mecanismos de la mente, no se ha descubierto nada que repercuta en la responsabilidad, uno de los principales valores de la vida humana. Aun con todo el conocimiento de la física, la química, la biología y la psicología, existe una realidad innegable: somos agentes responsables.
Capítulo 1 . Nuestra manera de ser
- El aprendizaje puede ser un proceso a través del cual se revisan las capacidades preexistentes que poseemos de forma innata para aplicarlas a un desafío concreto que afrontamos en un momento dado. Dicho de otro modo, estas capacidades son redes neuronales genéticamente determinadas y especializadas para determinados tipos de aprendizaje. Un ejemplo manido es que resulta fácil aprender a tener miedo de las serpientes, mientras que resulta difícil aprender a tener miedo de las flores.
- A lo largo de los años se han hecho muchas conjeturas intentando descubrir cuáles fueron las fuerzas que indujeron la incesante ampliación del cerebro homínido. Ahora parece que se reducen a dos los factores que impulsaron los procesos de selección natural y sexual: por una parte, una dieta que aportó las calorías adicionales necesarias para alimentar el exigente funcionamiento metabólico del cerebro de mayor tamaño y, por otra, los desafíos sociales surgidos de la vida en grupos mayores que aportaban protección.
- El cerebro humano tiene una media de 86.000 millones de neuronas, pero de ellas 69.000 millones se localizan en el cerebelo, la pequeña estructura situada en la parte posterior del cerebro que contribuye a perfeccionar el control motor. Todo el córtex, la zona que consideramos responsable del pensamiento y la cultura humanos, tiene solo 17.000 millones, el resto del cerebro tiene poco más de 1.000 millones. Los lóbulos frontales y el córtex prefrontal —la parte del cerebro humano que interviene en la memoria y la planificación, la flexibilidad cognitiva y el pensamiento abstracto, inicia la conducta adecuada e inhibe la inadecuada, aprende normas y escoge la información relevante percibida a través de los sentidos— tienen muchas menos neuronas que las áreas visuales, otras áreas sensoriales y las áreas motoras del córtex. Lo que es mayor en los lóbulos frontales con respecto al resto del cerebro es la arborización de las neuronas, la ramificación de las puntas dendríticas de las neuronas, con la consiguiente posibilidad de incrementar las conexiones.
- A medida que se amplía el tamaño del cerebro, si cada neurona tuviera que conectarse con todas las demás, el incremento del volumen de conexiones y de su longitud para extenderse por todo el tamaño incrementado ralentizaría la velocidad de procesamiento de las señales nerviosas y el beneficio en conjunto sería trivial. [...] En un momento determinado, a medida que aumenta el tamaño absoluto del cerebro y se incrementa el número total de neuronas, decrece la conectividad proporcional y cambia la estructura interna en tanto en cuanto cambia el patrón de conectividad. Con el fin de añadir una nueva función, el decrecimiento de la conectividad proporcional obliga al cerebro a especializarse. Se crean pequeños circuitos locales, constituidos por un grupo interconectado de neuronas, para desempeñar determinadas funciones de procesamiento y se automatizan. [...]
[...] el cerebro humano tiene miles de millones de neuronas organizadas en circuitos locales que denominamos «módulos», especializados en funciones específicas.
- Con el desarrollo evolutivo que ha dado lugar a la condición humana, los hemisferios han pasado a estar menos conectados entre sí. Paralelamente, ha aumentado el grado de conectividad dentro de cada hemisferio, es decir, el número de circuitos locales, lo que ha producido un mayor procesamiento local. [...] Abundan en el cerebro los circuitos locales que se han lateralizado, es decir, que están presentes en uno solo de los dos hemisferios.
- Con estos crecientes indicios de diferencias anatómicas físicas, diferencias de conectividad y diferencias en cuanto al tipo de célula, creo que podemos afirmar que el cerebro de los seres humanos y el de otros animales difieren en su modo de organización. [...]
[...] tenemos infinidad de capacidades cognitivas que se hallan separadas y espacialmente representadas en diversas partes del cerebro, cada una con distintos sistemas y redes neuronales. También tenemos sistemas que funcionan de manera simultánea en paralelo, distribuidos por todo el cerebro. Esto significa que el cerebro cuenta con múltiples sistemas de control, no solo con uno.
Capítulo 2 . El cerebro paralelo y distribuido
- [...] la consciencia se distribuye por todo el cerebro.
- [...] la consciencia fenomenológica, es decir, la sensación de que somos conscientes de cierta percepción, surge de los procesos locales que participan exclusivamente en una actividad específica.
[...] el cerebro tiene todo tipo de sistemas de consciencia locales, toda una constelación de sistemas que habilitan la consciencia. Aunque los sentimientos de consciencia nos parecen unificados, se construyen a partir de estos sistemas en gran medida independientes. Si en un determinado momento somos conscientes de una idea, esta es la que ha emergido, la que ha prevalecido. Es una auténtica jungla en la que los diversos sistemas cerebrales compiten por emerger a la superficie con el fin de ganar el premio del reconocimiento consciente.
- A medida que crece el cerebro, aumentan las neuronas y aumenta el tamaño de las redes, disminuye la conectividad proporcional. El tamaño de neuronas a las que se conecta cada neurona continúa siendo el mismo: la neurona no se conecta con más neuronas a medida que crece el número total, por varios motivos prácticos y neuroeconómicos. Uno de ellos es que si cada neurona se conectase a todas las demás, los cerebros serían gigantes.
- La descentralización se debió al mayor tamaño de nuestro cerebro y a las neuroeconomías que permitieron su funcionamiento: el menor número de conexiones densas obligó al cerebro a especializarse, a crear circuitos locales y a buscar una mayor automatización. El resultado final es miles de módulos, cada uno especializado en su propia actividad.
- [...] aunque el procesamiento jerárquico se desarrolla dentro de los módulos, parece que no existe ninguna jerarquía entre los mismos. Todos estos módulos no se supeditan a un jefe de departamento, pues se trata de un sistema autoorganizado y libre para todos.
- Un sistema complejo está constituido por múltiples sistemas diferentes que interactúan y producen propiedades emergentes que son mayores que la suma de las partes y no puede reducirse a las propiedades de las partes constituyentes.
Capítulo 3 . El intérprete
- La selección natural favorece los procesos no conscientes. Lo rápido y lo automático son el secreto del éxito. Los procesamientos conscientes resultan caros: requieren no solo mucho tiempo sino mucha memoria. En cambio, los procesos inconscientes son rápidos y se rigen por normas.
- [...] los sistemas integrados en el cerebro desempeñan sus funciones automáticamente cuando reciben estímulos de su dominio, a menudo sin conocimiento consciente.
La automaticidad también se adquiere. Se consigue con la práctica.
- Si hay tantos sistemas complejos que funcionan subconscientemente de forma diversificada y distribuida, ¿por qué nos sentimos unificados?
[...] los procesos neuronales responsables de la búsqueda de patrones en los acontecimientos están alojados en el hemisferio izquierdo. Es el hemisferio izquierdo el responsable de la tendencia humana de buscar el orden en el caos, el que intenta encajar todo en un relato y contextualizarlo. Parece que se ve impulsado a conjeturar la estructura del mundo, aunque sea evidente que no existe ningún patrón de regularidad.
- La unidad psicológica que experimentamos surge del sistema especializado, el llamado «intérprete» que genera explicaciones sobre las percepciones, los recuerdos y las acciones, así como sobre los vínculos entre todos esos elementos.
Capítulo 4 . Abandono del concepto de libre albedrío
- El intérprete humano nos ha tendido una trampa. Ha creado la ilusión del yo y, con ella, el sentido de que los seres humanos tenemos agentividad y domamos decisiones «libres» que determinan nuestra acción.
- [...] el intérprete propicia que el relato encaje con la idea autocomplaciente de que uno llevó a cabo la acción de forma deliberada.
La creencia de que tenemos libre albedrío está muy arraigada en nuestra cultura y se refuerza con el hecho de que las personas y las sociedades se comportan mejor cuando creen que así funcionan las cosas. [...] la incredulidad en cuanto al libre albedrío genera la sutil indicación de que el esfuerzo es inútil y, por tanto, autoriza a no tomarse la molestia.
[...] Así pues, parece que no solo creemos que controlamos nuestros actos sino que es bueno para todos mantener dicha creencia.
- El caos no significa que el sistema se comporte de manera aleatoria, sino que es impredecible porque tiene muchas variables, es complejo y demasiado difícil de medir y, aunque fuera posible medirlo, teóricamente la medición no podría hacerse con exactitud y la más mínima imprecisión alteraría en gran medida el resultado final.
- Aunque el determinismo ha suplantado al dualismo en las neurociencias, no explica la conducta ni nuestro sentido de la responsabilidad y la libertad personal.
Creo que los neurocientíficos examinamos estas capacidades desde un nivel organizacional erróneo. Las analizamos desde el nivel cerebral individual, pero son propiedades emergentes que se observan en las interacciones colectivas de múltiples cerebros. [...]
[...] La perspectiva construccionista causal ascendente según la cual la comprensión del sistema nervioso nos permitirá comprender el resto no es el modo adecuado de plantear el problema.
[...] la responsabilidad y la libertad se encuentran en el espacio entre los cerebros, en la interacción entre los individuos.
Capítulo 5 . La mente social
- Ha habido muchas teorías sobre qué fuerzas impulsaron la ampliación del cerebro humano. A través de los procesos de selección natural y sexual, se ha llegado a aceptar que influyeron dos factores principales: una dieta con suficiente calorías para alimentar un cerebro cada vez más costoso desde el punto de vista metabólico y el desafío de la vida en un gran grupo (el «mundo social» necesario para protegerse de los predadores, así como para cazar y recolectar comida). La unión en grupos sociales planteó una serie de problemas, incluida la competencia con los demás por los recursos limitados: la comida y las potenciales parejas.
- Para triunfar en un grupo social se requiere algo más que competencia: es preciso cooperar, pues, en caso contrario, no serían posibles ciertas actividades como la caza conjunta.
- [...] una de las posibles consecuencias de la conducta social, que impulsó tantos cambios, fue el inicio de la vida sedentaria y el abandono del nomadismo. [...] El sedentarismo permitió que los seres humanos se reprodujeran mejor (debido a la reducción de los abortos y el aumento de la frecuencia de embarazos), hasta el punto de que el tamaño del grupo alcanzó rápidamente una cifra que rondaba los ciento cincuenta individuos.
- [...] la conducta individual no es solo fruto de un cerebro aislado y determinista sino que está influida por el grupo social.
- Con el fin de desarrollar el nivel de cooperación necesario para la supervivencia en grupos sociales grandes, los seres humanos tuvieron que volverse menos agresivos y menos competitivos.
- El principal efecto de la tendencia de imitar automáticamente las expresiones faciales, las vocalizaciones, las posturas y los movimientos de otra persona es la convergencia emocional con ella, denominada contagio emocional.
- Se han identificado muchos ejemplos de circuitos morales distribuidos por todo el cerebro. Tenemos muchas respuestas innatas al mundo social, como la empatía automática, la evaluación implícita de los demás y las reacciones emocionales, y todo ello informa nuestros juicios morales. Sin embargo, no pensamos en estas respuestas automáticas ni recurrimos a ellas para explicar nuestras decisiones. Los seres humanos actúan en función de determinados desafíos morales, pero aducen distintas razones para justificarlo. Esto se debe a que existe infinidad de influencias que guían nuestra conducta y nuestros juicios. Entre estas influencias, se cuentan los sistemas emocionales y los sistemas especiales de juicio moral: la conducta moral innata emerge y luego le aportamos una interpretación.
Capítulo 6 . Nosotros somos la ley
- La responsabilidad no radica en el cerebro. El cerebro no tiene ninguna área o red concreta para la responsabilidad. [...] la responsabilidad se concibe como una interacción entre las personas, como un contrato social.
- Como sucede con la huella dactilar, cada cerebro es ligeramente distinto, tiene una configuración única, y cada individuo resuelve los problemas según unas u otras maneras que le son propias.
- [...] las coordenadas de la localización de un área concreta son probabilísticas, con variaciones notables en la localización real según los individuos.
- Existen diversos motivos para desaconsejar el uso de la neuroimagen en los tribunales: a) como ya he señalado anteriormente, todos los cerebros son diferentes entre sí, de manera que resulta imposible determinar si es normal o anormal un patrón de actividad en un individuo; b) la mente, las emociones y el modo en que pensamos cambian constantemente, de modo que lo que se mide en el cerebro cuando se toma la neuroimagen no refleja lo que sucedía en el momento del acto delictivo; c) los cerebros son sensibles a numerosos factores que pueden alterar la neuroimagen: la cafeína, el tabaco, el alcohol, las drogas, la fatiga, el ciclo menstrual, las enfermedades concomitantes, el estado nutricional, etcétera; d) el rendimiento no es constante, pues varía de un día a otro la eficiencia de una persona en una determinada tarea, y e) las imágenes del cerebro son prejuiciosas, puesto que una imagen introduce un sesgo de certeza clínica cuando en realidad no existe dicha certeza. [...] No obstante, conviene recordar que la neurociencia avanza a gran velocidad y que las nuevas tecnologías nos permiten conocer cada vez mejor el cerebro y la conducta humana. Debemos prepararnos para lo que venga en el futuro.
- Las interacciones sociales nos confieren la libertad de elegir.
- [...] independientemente de su condición, la mayor parte de los seres humanos acata las normas. Los delincuentes, en cambio, no. No cometen sus delitos delante de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Son capaces de inhibir sus intenciones cuando se acerca un policía. Toman una decisión basada en su experiencia. Esto es lo que determina que seamos o no agentes responsables.
Capítulo 7 . Epílogo
- Somos personas, no cerebros. Somos la abstracción que ocurre cuando una mente, que emerge de un cerebro, interactúa con el cerebro.