Edición original: 2009
Edición digital de Penguin Random House en 2012
Idea seleccionada:
23 de febrero
Fue un lunes. El día amaneció soleado en Madrid; hacia la una y media de la tarde el sol dejó de brillar y rachas de viento invernal barrían las calles del centro; hacia las seis y media ya estaba oscureciendo. Justo a esa hora -más precisamente: a las seis y veintitrés minutos- el teniente coronel Tejero entraba en el Congreso de los Diputados al mando de una tropa de aluvión integrada por dieciséis oficiales y ciento setenta suboficiales y clases de tropa reclutados en el Parque de Automovilismo de la Guardia Civil, en la calle Príncipe de Vergara. Era el principio del golpe. Un golpe cuyo diseño elemental no respondía al diseño de un golpe duro sino al de un golpe blando, es decir al diseño de un golpe sin sangre que sólo podía esgrimir la amenaza de las armas lo suficiente para que el Rey, la clase política y la ciudadanía se plegasen a las pretensiones de los golpistas.