Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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martes, 27 de diciembre de 2011

NoMiedo

Durante los días 24, 25 y 26 de noviembre, asistimos al XI Congreso de Escuelas Católicas celebrado en Madrid, en el Hotel Auditorium. Una de las conferencias fue la de Pilar Jericó, doctora en Organización de Empresas, y especialista en la gestión del talento.
Su ponencia, titulada "Liderazgo organizativo", nos planteaba cómo reaccionamos ante los cambios organizativos y cómo podemos superar el miedo que los cambios generan.
De entre todas sus ideas, me quedo con la siguiente pregunta que nos planteó:

Hay tres tipos de personas, los que al morir dejan el mundo como estaba, los que dejan un mundo peor, y los que dejan un mundo mejor. ¿Cuál de estos tres tipos de personas quieres ser tú?

Pilar Jericó
En el Congreso nos recomendaron su libro "NoMiedo", y lo busqué en la biblioteca. Lo he leído un par de veces, y he seleccionado algunos párrafos curiosos.

El miedo ha sido empleado como método de gestión en las empresas durante siglos (y se continúa empleando). Pues bien, ¡rescatémoslo del silencio! Sólo cuando lo hagamos nos daremos cuenta de que existe otra alternativa. Tal vez más compleja, pero sin duda mucho más rentable: la opción del NoMiedo, basada en el talento, el cambio y la innovación.
(...)
La base del miedo es biológica, pero el conocimiento consigue reducir la incertidumbre del medio y modular parte de nuestros temores.
(...)
Las conexiones neuronales o sinapsis nos mantienen vivos y jóvenes (quizás desarrollar nuestro talento sea como aplicar una crema antienvejecimiento a nuestro cerebro). Cuando vivimos situaciones agradables, como estar rodeados de amigos o trabajar en un equipo con el que nos sentimos a gusto, las conexiones neuronales son más fluidas.
(...)
Sin embargo, las luces de neón se apagan cuando sentimos miedo.


(...) El tálamo es la torre de control de nuestro cuerpo, que centraliza las informaciones del medio. Desde ahí se distribuyen los datos a dos sistemas cerebrales: la amígdala, desde donde sentimos, y el neocórtex, desde donde razonamos. Y, curiosamente, la información pasa antes por aquélla que por el neocórtex. Es decir, sentimos antes que pensamos. ¿Qué significa esto? Si en un entorno de trabajo vive amenazas o se siente inseguro con su equipo, la amígdala se pondrá su pasamontañas, secuestrará su talento y no podrá razonar tan brillantemente como lo hace en entornos amigables.
(...)
Cada uno de nosotros tiene uno o varios tipos de miedo e incluso el mismo miedo puede ser percibido de forma distinta según quien lo sienta.

  • Miedo a la no supervivencia: miedo a perder el trabajo, a no llegar a fin de mes...
  • Miedo al rechazo: miedo a ser distinto, al éxito o a destacar, a relacionarse con las personas...
  • Miedo al fracaso: miedo al error, a asumir riesgos, a tomar decisiones, a no ser reconocido por el trabajo...
  • Miedo a la pérdida de poder: miedo a perder un puesto de influencia, a no ser reconocido por el trabajo...
  • Miedo al cambio: miedo a un cambio de función, a un cambio de localización...
(...)
Sun Tzu afirma que un problema puede ser una oportunidad, pero para ello hay que arriesgar. Cuestionar es el primer paso para innovar. Las empresas punteras saben que pocas veces se logra el eureka a la primera. Con cada historia de éxito, conviven diez historias de fracaso y de errores. Si se penaliza el error, se sacrifica parte del futuro...
(...)
El ser humano necesita la información como el aire que respira. Según los psicólogos, somos "informívoros", devoradores de información. Si no la obtenemos de la fuente adecuada (o si ésta es parcial, sesgada o manipuladora), iremos a buscarla a la mejor fuente alternativa: los rumores. Éstos son siempre directamente proporcionales a la opacidad de la organización.
(...)

No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer.
STEVE JOBS, Presidente de Apple

Los organigramas de las empresas han empezado a adelgazar: del modelo pulpo, con una cabeza y multitud de tentáculos, hemos pasado al modelo en red, donde los delegados tienen responsabilidades y poder para tomar decisiones. Cuanto más participativo sea el poder, menos miedo provoca. Ahora bien, actuar sobre el poder implica seleccionar a los líderes adecuados: aquellos que su poder está al servicio de la empresa.
(...)
¿A qué profesionales reconoce la organización, a aquellos que arriesgan e incluso se equivocan o a los perfectos inmovilistas? Si la empresa premia la mediocridad, tendrá mediocres. Si se desea anular el miedo, premie a los profesionales con talento, innovadores, que tomen decisiones... aunque se equivoquen.
(...)
La incertidumbre le desagrada a nuestro cerebro. Según los psiquiatras, buscamos estrategias para reducirla... algo con lo que sostenernos cuando suenan truenos de tormenta. Pero los tiempos son inciertos. Los competidores son imprevisibles y la velocidad resulta imparable. ¿Y qué puede hacer la empresa? No puede evitar la incertidumbre exterior, pero sí las de puertas adentro. Ése es uno de sus mayores desafíos para evitar el miedo. Y la comunicación es la pieza central.
(...)
La necesidad de buscar sentido en lo que hacemos es un importante desafío para las empresas. (...) [Tres son los] motivos de los que depende nuestro compromiso: causas externas (dinero, status...), internas (formación, desarrollo...) y trascendentes (misión y valores). Es precisamente la última motivación la que mueve montañas, pasiones o talentos. Cuando alguien está conectado a su misión -a veces llamamos vocación-, es capaz de dejarse la piel en el proyecto.
(...)
Somos más fuertes cuando creemos en lo que hacemos y le damos un sentido distinto. Es más: si no se tiene un para qué, se cae en las redes del miedo.






jueves, 6 de octubre de 2011

Inteligencia emocional, de Daniel Goleman

"Inteligencia emocional" se publicó en nuestro país en 1996, justo un año después de convertirse en un superventas en Estados Unidos. Este libro me lo regaló una compañera de trabajo, en las navidades de 1997. Ahora lo he leído por segunda vez, y se nota el tiempo que ha pasado desde su publicación: a nivel teórico, digamos que se ha completado ya con otros muchos estudios que amplificaron las ideas iniciales; pero a nivel práctico, sí tiene aún vigencia, ya que queda mucho por aplicar de sus interesantes propuestas.
He recogido aquellos párrafos que merecen un repaso detenido. Haré mención al capítulo, y a las páginas en que aparecen.

Parte II. La naturaleza de la inteligencia emocional
3. Cuando el listo es tonto
(...) toda persona es el resultado de la combinación, en distintas proporciones, entre el CI y la inteligencia emocional. (...) Ambas imágenes, pues, se presentan combinadas porque toda persona posee inteligencia cognitiva e inteligencia emocional, aunque lo cierto es que la inteligencia emocional aporta, con mucha diferencia, la clase de cualidades que más nos ayudan a convertirnos en auténticos seres humanos.
Página 84

6. La aptitud maestra
Seligman define al optimismo en función de la forma en que la gente se explica a sí misma sus éxitos y sus fracasos. Los optimistas consideran que los fracasos se deben a algo que puede cambiarse y, así, en la siguiente ocasión en la que afronten una situación parecida pueden llegar a triunfar. Los pesimistas, por el contrario, se echan las culpas de sus fracasos, atribuyéndolos a alguna característica estable que se ven incapaces de modificar.
(...) el optimismo (...) es un buen predictor del éxito académico. (...) Es la combinación entre el talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito. (...) "Yo creo que, dado un determinado nivel de inteligencia, el logro real no depende tanto del talento como de la capacidad de seguir adelante a pesar de los fracasos" (Seligman, 1987).
Páginas 150 - 151

7. Las raíces de la empatía
La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos nos hallemos a nuestras propias emociones, mayor será nuestra destreza en la comprensión de los sentimientos de los demás.
Página 162

A diferencia de la mente racional, que se comunica a través de las palabras, las emociones lo hacen de un modo no verbal. De hecho, cuando las palabras de una persona no coinciden con el mensaje que nos transmite su tono de voz, sus gestos  u otros canales de comunicación no verbal, la realidad emocional no debe buscarse tanto en el contenido de las palabras como en la forma en que nos está transmitiendo el mensaje. Una regla general utilizada en las investigaciones sobre la comunicación afirma que más del 90% de los mensajes emocionales es de naturaleza no verbal (la inflexión de la voz, la brusquedad de un gesto, etc.) y que este tipo de mensaje suele captarse de manera inconsciente, sin que el interlocutor repare, por cierto, en la naturaleza de lo que se está comunicando y se limite tan sólo a registrarlo y responder implícitamente.
Páginas 164 - 165

8. Las artes sociales
(...) cuatro habilidades identificadas por Hatch y Gardner como los elementos que componen la inteligencia emocional:
  • Organización de grupos. La habilidad esencial de un líder consiste en movilizar y coordinar los esfuerzos de un grupo de personas. Ésta es la capacidad que podemos advertir en los directores y productores de teatro, en los oficiales del ejército y en los dirigentes eficaces de todo tipo de organizaciones y grupos. En el patio de recreo se trata del niño que decide a qué jugarán, el niño que termina conviertiéndose en el capitán del equipo.
  • Negociar soluciones. El talento del mediador consiste en impedir la aparición de conflictos o en solucionar aquéllos que se declaren. Las personas que presentan esta habilidad suelen descollar en el mundo de los negocios, en el arbitrio y la mediación de conflictos y también pueden hacer carrera en el cuerpo diplomático, en el mundo del derecho, como intermediarios o como consejeros de empresa. Son los niños, en nuestro caso, que resuelven las disputas que se presentan en el patio de recreo.
  • Conexiones personales. (...) [Esta habilidad] se asienta en la empatía, favorece el contacto con los demás, facilita el reconocimiento y el respeto por sus sentimientos y sus intereses y permite, en suma, el dominio del sutil arte de las relaciones. Estas personas saben "trabajar en equipos" y suelen ser consortes responsables y buenos amigos o compañeros de trabajo; en el mundo de los negocios son buenos vendedores o ejecutivos y también pueden ser excelentes maestros. Los niños (...) suelen llevarse bien con casi todo el mundo, no tienen dificultades para jugar con otros niños y disfrutan haciéndolo. Estos niños tienden a ser muy buenos leyendo las emociones de las expresiones faciales y también son muy queridos por sus compañeros.
  • Análisis social. Esta habilidad consiste en ser capaces de detectar e intuir los sentimientos, los motivos y los intereses de las personas, un reconocimiento que suele fomentar el establecimiento de relaciones con los demás y su profundización. En el mejor de los casos, esta capacidad les convierte en competentes terapeutas o consejeros psicológicos y, en el caso de combinarse con el talento literario, produce novelistas y dramaturgos muy dotados.
El conjunto de todas estas habilidades constituye la materia prima de la inteligencia interpersonal, el ingrediente fundamental del encanto, del éxito social e incluso del carisma. Las personas socialmente inteligentes pueden conectar fácilmente con los demás, son diestros en leer sus reacciones y sus sentimientos y también pueden conducir, organizar y resolver los conflictos que aparecen en cualquier interacción humana. Ellos son los líderes naturales, las personas que saben expresar los sentimientos colectivos latentes y articularlos para guiar al grupo hacia sus objetivos.
Páginas 194 - 195

Parte III. Inteligencia emocional aplicada
10. Ejecutivos con corazón
Permítanme ahora destacar tres facetas diferentes de la inteligencia emocional: la capacidad de expresar las quejas en forma de críticas positivas, la creación de un clima que valore la diversidad y no la convierta en una fuente de fricción y el hecho de saber establecer redes eficaces.
Página 242

11. La mente y la medicina
El pesimismo -al igual que la depresión- tiene su precio, mientras el optimismo, por el contrario, supone considerables ventajas. (...)
La esperanza, al igual que su pariente cercano el optimismo, también constituye un factor curativo. En este sentido, las personas esperanzadas se muestran complensiblemente más capaces de superar los retos que les presente la vida, incluyendo los problemas mentales.
Páginas 282 - 283

Daniel Goleman
Parte IV. Una puerta abierta a la oportunidad
12. El crisol familiar
El rendimiento escolar del niño depende del más fundamental de todos los conocimientos, aprender a aprender. Veamos ahora los siete ingredientes clave de esta capacidad fundamental (por cierto, todos ellos relacionados con la inteligencia emocional) (...):
  1. Confianza. La sensación de controlar y dominar el propio cuerpo, la propia conducta y el propio mundo. La sensación de que tiene muchas posibilidades de éxito en lo que emprenda y que los adultos pueden ayudarle en esa tarea.
  2. Curiosidad. La sensación de que el hecho de descubrir algo es positivo y placentero.
  3. Intencionalidad. El deseo y la capacidad de lograr algo y de actuar en consecuencia. Esta habilidad está ligada a la sensación y a la capacidad de sentirse competente, de ser eficaz.
  4. Autocontrol. La capacidad de modular y controlar las propias acciones en una forma apropiada a su edad; la sensación de control interno.
  5. Relación. La capacidad de relacionarse con los demás, una capacidad que se basa en el hecho de comprenderles y de ser comprendido por ellos.
  6. Capacidad de comunicar. El deseo y la capacidad de intercambiar verbalmente ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Esta capacidad exige la confianza en los demás (incluyendo a los adultos) y el placer de relacionarse con ellos.
  7. Cooperación. La capacidad de armonizar las propias necesidades con las de los demás en las actividades grupales.
Página 304

13. Trauma y reeducación emocional
Como ha demostrado un reciente estudio realizado con supervivientes del holocausto nazi, la impronta del terror -y el pertinaz estado de hiperalerta resultante- puede perdurar toda la vida. Cincuenta años después de haber perecido casi de inanición, de haber presenciado el asesinato de sus seres más queridos y de haber sobrevivido al terror constante de los campos de exterminio nazi, los recuerdos obsesivos seguían siendo particularmente vívidos. (...) Medio siglo más tarde, el 60% de los entrevistados reconoció que pensaba a diario en el holocausto y ocho de cada diez manifestaron sufrir frecuentes pesadillas. Como dijo un superviviente: "No sería normal si después de haber sobrevivido a Auschwitz no tuviera pesadillas".
Páginas 316 - 317

domingo, 25 de septiembre de 2011

Martín Rico y Ortega

Esta mañana de domingo la he pasado en el Museo del Prado, mientras hacía hora para coger el AVE que me llevara a Zaragoza. Iba con un compañero de trabajo, que visitaba este museo por primera vez, y nos fuimos a las zonas más conocidas (Velázquez, Goya...); pero tuve la suerte de que este compañero no es demasiado observador, por lo que íbamos de sala en sala con rapidez. Cuando ya se cansó, me esperó en la cafetería, y así me centré en la pintura española del siglo XIX. Y entre las salas me encontré con este bello paisaje de Venecia pintado por Martín Rico y Ortega, La riva degli Schiavoni. Se trata de un lienzo de 41 x 71 cms, fechado en 1873, y tiene la peculiaridad de que, a pesar de su aparente realismo, ha omitido el edificio de la cárcel que da sentido al Puente de los Suspiros.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Arte y educación

Nuestra razón está perfectamente capacitada para captar y comunicar la belleza de la Naturaleza y la belleza del arte. Además, la dimensión estética es esencial a la naturaleza humana. Ahora bien, para que pueda desarrollarse en toda su amplitud, es preciso un cultivo del gusto, esto es, un período de maduración de la "conciencia estética" a través del aprendizaje, del mismo modo que también hace falta un período de estudio y maduración para entender de ciencia y de moral.
Estamos de acuerdo con Savoy Uriburu, cuando dice que "si no se desarrolla de modo satisfactorio la capacidad estética, no puede darse una formación plena integral de la personalidad, porque una de sus dimensiones esenciales no se habría desarrollado". El desarrollo de la dimensión estética del ser humano contribuye a su "humanización" y ello sucede no sólo cuando el ser humano es meramente contemplador de objetos estéticos, sino también cuando es creador de aquéllos. Además, la educación estética es fuente de la sociabilidad humana. Como dice Kant: "Por sí solo, un hombre abandonado en una isla desierta ni adornaría su cabaña ni su persona, ni buscaría flores ni menos las plantaría para adornarse con ellas; sólo en sociedad se le ocurre, no sólo ser hombre, sino a su manera ser un hombre fino".

sábado, 17 de septiembre de 2011

La segunda vida del arte

En la actualidad, es difícil distinguir entre el verdadero arte y los múltiples productos que se nos intentan vender como tal. La relación del arte con la economía se ha transformado plenamente desde la Antigüedad hasta nuestros días. En el Renacimiento existía un mecenas que ayudaba al artista económica y vitalmente; en los siglos XVII y XVIII, las monarquías europeas apoyaban el arte con sus artistas de la corte. Pero todo ello se ha metamorfoseado en el siglo XX en un empresario que vende arte como vende cualquier otro producto del mercado, y esto ha provocado que se produzcan obras banales, poco trabajadas y frívolas, con el único fin de sacar el máximo provecho económico posible.
En este reino de la confusión, se llega incluso a pensar que para que un objeto pueda ser considerado artístico se requiere simplemente que cumpla estas cuatro condiciones:
  1. Que sea el fruto de alguien que diga ser artista.
  2. Que sea expuesto en una galería, publicado o exhibido.
  3. Que los críticos ayuden al artista a hacer pública su obra.
  4. Que se venda.
De acuerdo con esto, resulta que el modo de decidir qué es arte y qué no lo es se asemeja, en buena medida, a una operación comercial: arte es lo que se cotiza en el mercado. Sin embargo, en ninguna de esas condiciones legitimadoras del arte se pide que la obra produzca un impacto emocional en el espectador, y, sin embargo, éste ha sido el criterio que desde la Antigüedad nos ha orientado para decidir qué es arte y qué no lo es.
Lluís Racionero llama a este criterio la segunda vida del arte. Sólo aquello que produce un verdadero impacto en el espectador es arte. La obra nace en la mente del artista y renace (segunda vida) en el espectador. Son las dos vidas del arte: nace en el artista y renace en el espectador. Se diría que el espectador emocionado vuelve a la realidad y la percibe transfigurada a causa de su nuevo estado de ánimo. Ésa es la enorme utilidad del arte, su función perenne, válida incluso en una época de divesión como la nuestra, porque, una vez que el espectador haya captado la realidad transfigurada, el mundo ya no volverá a ser como antes.
Es, por tanto, en la emoción donde debe buscarse la clave que permita distinguir con claridad qué objetos o producciones pueden ser consideradas obras de arte. De ahí que podamos aceptar como legítima la definición de arte que propone Racionero: "arte es todo objeto material o mental compuesto por un ser humano que puede provocar una emoción a un grupo de espectadores". Examinemos brevemente los tres ejes sobre los que está estructurada esta definición: el espectador, el objeto creado y la relación entre ambos.
    
    La balsa de la Medusa, de Théodore Géricault (1819)
    Museo del Louvre, París
    
  1. Por parte del espectador, son requeridas una serie de condiciones tanto de carácter personal, tales como agudeza de los sentidos, acumulación de experiencias previas, etc., como de naturaleza histórico-social (desarrollo cultural de los sentidos).
  2. El objeto, por su parte, también debe cumplir una serie de requisitos que lo acerquen lo más posible a la obra de arte. Desde un punto de vista formal, ha de tener las siguientes propiedades: unidad en la diversidad, proporción, escala humana, sorpresa, ritmo vital, etc. Pero también existe una serie de condiciones sociales que acercan una determinada creación al rango de obra de arte, siendo la principal el que ésta se ocupe de alguno de los problemas, hechos o misterios que más vivamente interesan a una sociedad en un momento dado. Cuanto más relevante, a nivel social, sea el tema de una obra de arte, tanto mayor será la probabilidad de que causa impacto en un número elevado de sujetos receptores.
  3. Finalmente, es preciso examinar el concepto de emoción. Considerémosla como "una carga del sistema nervioso que, al superar el nivel de intensidad, escapa al control de la razón y deviene autónoma como un reflejo condicionado: es el escalofrío producido por la música, el sobrecogimiento que nos embarga al oír un poema sublime, el abandono estático que nos invade al recibir cualquier impresión sensorial provocado por un acto humano de gran fuerza" (Racionero, Arte y ciencia).

viernes, 16 de septiembre de 2011

Desperdiciar


Espido Freire con los alumnos de 2º Bachillerato del
IES Santiago Apóstol de Almendralejo (Badajoz),
visto en la página web del centro

Este artículo de Espido Freire ha aparecido hoy en la columna del diario gratuito adn. Me parece interesante que le echemos un vistazo:

Los recortes en Educación (tijeretazos para cubrir apariencias, muestra de que los dirigentes siguen siendo cortoplacistas y que en sus prioridades no está un futuro en el que ya no se encontrarán ellos) se han llevado por delante el Programa de Invitación a la Lectura que había iniciado Ramón Acín en Aragón, y que había funcionado magníficamente durante 25 años.
Así, escritores de toda España, de estilos diversos y edades dispares, se acercaban a los institutos, y conversaban o leían con los adolescentes, que habían estudiado y preparado sus obras con antelación. El éxito inmediato del encuentro dependía del interés del Departamento de Lengua, de la conducta de los chicos y del encanto del escritor; pero a medio plazo el efecto era siempre beneficioso: en ocasiones sería la única oportunidad que tendrían los muchachos en toda su vida de estudiante de conversar cara a cara con un escritor; el único espacio que el anémico temario de Lengua y Literatura podía brindarle a la poesía, por ejemplo. Y un refuerzo a las enseñanzas y consejos de los profesores. Era barato (los autores acudíamos por un precio simbólico), sencillo (involucraba poca burocracia), eficaz (años más tarde los alumnos, ya adultos, recordaban con cariño esos encuentros) y democrático, porque abarcaba desde los pueblitos más remotos a los barrios centrales de Zaragoza. Veinticinco años a la basura, por una decisión más política que económica. Una muestra más de con qué alegría desperdiciamos cuando nos hacen creer que ahorramos.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Arte y ciencia: la creatividad

Llamamos creatividad a la capacidad que posee el ser humano de generar estructuras mediante las que puede interpretar la realidad. Si la materia de dicha interpretación consiste en formas que causan emoción en el espectador, estamos refiriéndonos al arte. Si, por el contrario, las estructuras mentales se presentan formalizadas a través de un lenguaje simbólico que tiene la pretensión de convertirse en un conocimiento universal necesario, nos encontramos ante la ciencia.
Ambas constituyen las dos vertientes posibles de un mismo proceso creador. El arte corresponde a una fase del conocimiento que llamaríamos intuitiva, frente a la ciencia, que corresponde a una fase intelectiva o racional.

El método científico
Su mecanismo de funcionamiento es el siguiente: el punto de partida es la realidad como un todo; de ella se seleccionan aquellos fenómenos que son considerados datos relevantes para la investigación. Tal elección se realiza de acuerdo con una teoría previa, cuya raíz última no es otra cosa que la decisión subjetiva de un científico o de una comunidad científica. Kuhn distinguió entre períodos de "ciencia normal", que son aquellos en que la comunidad de científicos adopta el paradigma científico vigente, y períodos de "revoluciones científicas", en los que se inventan nuevas teorías. El comienzo de cualquier investigación científica tiene, pues, un fuerte índice de subjetividad. A partir de los datos obtenidos, se elaboran, por inducción, hipótesis, que dan lugar a un modelo, del que se derivan unas conclusiones que deben ser verificables por la experiencia.

El proceso artístico
Al igual que en la ciencia, se parte de la realidad, de la que se toman unos fenómenos, seleccionándolos según la sensibilidad del estilo vigente o según una nueva "metáfora". El artista, una vez ha seleccionado las experiencias, las convierte en formas, intensificando detalles de la realidad. Las formas empleadas serán palabras, líneas, colores, sonidos, volúmenes, etc., que, combinadas de acuerdo a determinadas reglas, ya sean de inspiración original o extraídas de un estilo convencional, darán lugar a un modelo u obra terminada que debe ser comunicado al espectador para que se produzca una experiencia estética determinada.

La habitación de Arlés, de Van Gogh

El arte tiene dos vidas: una en el autor y otra en el espectador; la obra debe renacer en el espectador; la emoción inspiradora del artista debe reencarnarse en el contemplador para que éste sienta la realidad transfigurada.
Así pues, la convergencia entre arte y ciencia es plena en el momento del acto creativo, pero desconocemos cómo se produce tal acto. ¿Qué estado mental podría corresponderse con la capacidad de lograr una síntesis nueva a partir de elementos preexistentes? Racionero propone la metáfora de la onirosíntesis (síntesis del sueño) como el estado ideal en que se produce la creación humana, una combinación inconsciente realizada en un estado similar al sueño. El proceso creativo es un regreso de la mente a lo indiferenciado, a las fases anteriores a la lógica y al lenguaje, donde se puede producir una intercambiabilidad de las cosas como se da en el sueño. Una vez completada esta etapa del "viaje", la mente vuelve a la conciencia llevando consigo una síntesis nueva de elementos antes inconexos. El acto de creación es una iluminación súbita, una revelación instantánea en forma de imagen o relación de conceptos. Pero ella sólo se produce si la mente ha sido preparada mediante un gran esfuerzo previo en el estudio del problema.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Arte y genio en Schopenhauer

Las creaciones inmortales son siempre obras del genio. Las características que Schopenhauer atribuye al genio son: 
Madre y niño (1921)
Museo Picasso de Málaga

  1. Imaginación: En primer lugar, es necesario considera la imaginación como una características absolutamente imprescindible de la genialidad. Sin duda alguna, constituye su cualidad esencial, aunque no conviene identificar plenamente imaginación y genio. La tarea de la imaginación consiste en ampliar casi hasta el infinito el horizonte de visión del individuo genial, de tal modo que éste pueda superar ampliamente su perspectiva personal y colocarse en una situación privilegiada desde la que, a partir de los datos que llegan a su percepción, pueda hacer desfilar antes sus ojos "casi todos los cuadros posibles de la vida". La imaginación es una condición esencial del genio, pues sólo mediante ella puede superar las coordenadas espacio-temporales.
  2. El genio frente al individuo vulgar: Además de la imaginación, el genio posee una serie de cualidades que Schopenhauer va desgranando al hilo de su comparación con el individuo vulgar. A éste le niega la capacidad para una verdadera contemplación estética, pues la persona vulgar sólo es capaz de dirigir su atención a las cosas que se relacionan con la voluntad de vivir. Es incapaz de detenerse en la contemplación de cualquier objeto, ya sea una obra de arte, un aspecto bello de la Naturaleza o un momento de su propia vida; para aquélla solamente sirven los datos. Por el contrario, la persona con genio se recrea en la contemplación de la vida por lo que ella es en sí misma, y se esfuerza por penetrar en la idea de cada cosa, prescindiendo de sus relaciones con los demás objetos. Schopenhauer hace una comparación muy plástica de las diferencias entre el individuo vulgar y el genio: "Así como para la persona de todos los días el conocimiento es como una linterna que dirige sus pasos, para el genio es el Sol el que ilumina el mundo y revela su sentido". La diferencia entre la luz procurada por la linterna y la luz que nos proporciona el Sol es, sin duda, la metáfora más apropiada para expresar la distancia existente entre el conocimiento ordinario y el genial.
  3. Razón-genio-locura: Curiosos e interesantes son los análisis que realiza Schopenhauer acerca de las relaciones entre razón-genio-locura: "Es raro encontrar mucho genio unido a mucha razón; por el contrario, un talento genial está sometido muchas veces a vivos afectos y a pasiones poco razonables". La persona prudente nunca será genial, y el genio será el ser más ajeno al individuo prudente. Puesto que la conducta del genio no está dirigida por la razón, sino por la intuición, el influjo de lo inmediato le suele conducir a la irreflexión, al arrebato y a las pasiones. Además, genialidad y locura pueden llegar a coincidir en el momento de la inspiración, ya que éste es el momento en que la inteligencia se libera completamente de su tiranía a la voluntad de vivir; y, por ello, se trata de un estado que, en sí mismo, es antinatural.
  4. Melancolía e infantilismo: Schopenhauer señala también como una de las condiciones esenciales del genio la melancolía. Frente al individuo vulgar que suele generar seguridad en el enfrentamiento continua a la realidad, el genio sucumbe, a menudo, en el decaimiento y la nostalgia, ya que se percata claramente de las miserias de la vida humana. Igualmente puede atribuírsele un cierto infantilismo, ya que se trata de un estado mental tan libre de las sujeciones de las miserias de la realidad sensible, que sólo podemos encontrarlo en la etapa infantil del ser humano.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Arte y genio en Kant

Para los griegos, el estado ideal de creación artística consistía en el "endiosamiento", esto es, en el hecho de que el artista se convertía en un medium (medio) a través del cual la diosa o musa se manifestaba y expresaba. Pues bien, este concepto se transforma en Kant en el concepto de genio.


El entierro del Conde Orgaz, pintado por El Greco, representa un ejemplo perfecto del poder creador del genio.

Junto al gusto, que es la facultad de juzgar lo bello, Kant propone el genio como la facultad de crear o producir objetos bellos. Veamos las dos definiciones, complementarias entre sí, que da Kant de "genio":
  • Genio es el talento (o don natural) que da la regla al arte.
  • Genio es la capacidad espiritual innata mediante la cual la Naturaleza da la regla al arte.
De estas dos afirmaciones, nos interesa extraer las siguientes ideas:
a) El genio es un don, es un regalo que la Naturaleza proporciona a la persona, al artista, para que pueda crear objetos bellos.
b) Ese talento, esa capacidad es absolutamente innata (no producida, sino que nace con la vida) y, mediante ella, el artista se comporta en la creación de objetos bellos como si fuera Naturaleza. El artista es así una Naturaleza creadora. De ahí que Kant señale para el genio las cualidades siguientes:
  1. Originalidad. El genio produce los objetos bellos sin tener en cuenta regla alguna, sino simplemente guiándose por las ideas de su propia imaginación o mente. El genio se opone a lo que Kant llama el espíritu de la imitación, esto es, el genio jamás imita a nadie. Ciertamente, todo proceso de aprendizaje lleva consigo una cierta imitación. Pero lo que hace el genio es, en todo caso, seguir las orientaciones de otros genios; es en este sentido en el que decimos que los productos del genio son modelos y ejemplares para que puedan ayudar a otros genios.
  2. Los productos del genio, las obras de arte realmente geniales, se convierten en modelos, en productos ejemplares que sirven y orientan a otros artistas, entre los que puede aparecer algún nuevo genio. Asimismo, ofrecen criterios fiables que pueden ayudar a distinguir entre una verdadera obra de arte y un producto que, aunque parece obra de arte, es simplemente fruto de la habilidad y de la imitación.
  3. Dado que el genio es Naturaleza y no es ciencia, no puede comunicar a nadie las reglas conforme a las cuales produce su arte. En ello se distingue claramente de la ciencia, cuyos contenidos más difíciles pueden ser aprendidos con esfuerzo y buenos maestros. Puesto que se trata de una capacidad espiritual innata, es imposible aprender o enseñar la genialidad; el artista nace, el científico se hace.

sábado, 20 de agosto de 2011

Arte y Naturaleza

Una belleza de la Naturaleza es una cosa bella; la belleza artística es una bella representación de una cosa.
(Kant, Crítica del juicio)

Para Kant, el arte no es Naturaleza, la cual crea todos los objetos (desde la piedra hasta el ser humano) de acuerdo con principios libres y no regulables por ningún elemento ajeno a ella. Ni tampoco es ciencia, cuya tarea esencial consiste en imponer reglas, leyes y teorías, con el fin de conocer la realidad.
El arte no es tan libre como la Naturaleza, aunque pretende, por encima de todo, esa libertad; ni tampoco está sometido a reglas como la ciencia, sino que consiste en una especial actividad gracias a la cual el ser humano "libremente" (pero también conforme a unas reglas y habilidades) crea objetos bellos, cuya realización lleva consigo una especial satisfacción en el sujeto y cuya contemplación debe producir un sentimiento de placer en el contremplador estético.
El arte bello se distingue del arte mecánico y de las artes de lo agradable. El arte mecánico es aquel en el que el sujeto lo único que hace es aplicar una serie de normas para crear objetos, lo cual requiere un conocimiento previo de lo que debe ser el objeto. Ése es el caso del carpintero que fabrica una mesa o una silla, o del herrero que fabrica una herradura. Por su parte, las artes de lo agradable son aquellas que tienen como fin el goce de vestir bien, el arte de saber llevar una conversación, el arte de la decoración, de la jardinería, etc.
Frente a éstos, el arte bello consiste en la creación libre y desinteresada de un objeto sin conocimiento previo alguno de lo que se deba saber de ese objeto, utilizando para ello la imaginación, el gusto y una cierta habilidad, siempre necesaria en todo artista para poder plasmar sus ideas en la obra de arte.
Kant insiste en algo que va a tener muy en cuenta la Estética posterior: los productos artísticos tienen que estar hechos tan libres de sujecciones a regla alguna que puedan parecer objetos de la Naturaleza. El arte debe imitar la Naturaleza del mismo modo que la Naturaleza, en algunos de sus objetos (por ejemplo, el caracol, algunas hojas de múltiples lóbulos, algunos patos que parecen de porcelana...), parece imitar el arte.



Nenúfares de Monet
La Naturaleza era bella cuando al mismo tiempo parecía ser arte, y el arte no puede llamarse
bello más que cuando, teniendo nosotros conciencia de que es arte, sin embargo parece Naturaleza.
Kant, Crítica del juicio


jueves, 11 de agosto de 2011

Racionalismo e irracionalismo en el arte griego


Doríforo de Policleto
Nietzsche puso de manifiesto, en su obra El origen de la tragedia, el dualismo que recorre todo el arte griego y que puede ser formulado así: el arte griego es racionalista, esto es, fruto del orden y de la medida, de la armonía. Ello se manifiesta claramente en las artes plásticas, especialmente en la arquitectura y la escultura. Así, el Doríforo de Policleto y el Partenón de Atenas expresan bellamente ese racionalismo del arte, de la armonía de las formas; y ello responde al ideal de vida griega, enfocado hacia la virtud y la belleza. 
Partenón
Pero, al mismo tiempo, toda la realidad griega está atravesada por una dimensión irracional que se expresa perfectamente en la tragedia griega, especialmente en las tragedias de Esquilo, en las que se retratan muy exaltadamente las pasiones del ser humano, sus miserias y sus grandezas.
A partir de estos hechos, Nietzsche formula la siguiente interpretación: las artes plásticas están regidas por el racionalismo del orden y de la medida, mientras que las artes narrativas están dominadas por el desorden, las pasiones y la sinrazón.
La interpretación nietzscheana va unida a la importancia que los dioses Apolo y Dionisos tienen en el mundo griego. Apolo, dios del sol, representa la luz, la razón, la sobriedad, la austeridad, el racionalismo griego en todos los órdenes: en la Filosofía, en la Ciencia y en las Artes Plásticas.
Ahora bien, frente a Apolo se sitúa Dionisos, dios del vino, de la fiesta, de las tinieblas, de la locura, de la sinrazón. La tragedia es el arte dramático por antonomasia, en la medida en que en ella se representan las pasiones y las locuras humanas. Es el arte de la sinrazón, de lo irracional, donde se expresan los vicios y miserias de las personas. Este tipo de representaciones generan la catarsis (purificación), tanto de los personajes encarnados por los actores, como de sus espectadores, que salen del teatro muy reforzados anímicamente; la representación trágica sirve para ennoblecer al ser humano.
Además, el arte dionisiaco está muy relacionado con las bacanales, esto es, con esas fiestas que se realizaban en primavera, en las que se buscaba una vuelta del ser humano a la Naturaleza, y en las que el vino era un elemento fundamental.

Mosaico con representación de máscaras teatrales procedente de Villa Adriana (Tívoli), conservado en el Museo Capitolino de Roma

Por último, lo dionisiaco y lo irracional están estrechamente ligados con el tema de la inspiración, de la creación artística. El poeta es un enviado de los dioses, es un medium (medio) a través del que los dioses hablan. A esta experiencia los griegos la llamaron endiosamiento o manía, ya que en la experiencia artística un dios o musa hablaban a través del poeta.
Se nos presenta así una perspectiva muy interesante del arte griego: el arte no es lo propio del habilidoso, sino del poseído por las musas; el artista no es un ser consciente de su tarea, sino que es un manualista poseído por los dioses. Sólo el filósofo podrá enjuiciar su obra: lo entenderán los sabios, pero no los cuerdos.
Para Platón, la locura de la inspiración nos proporciona un nivel intelectivo muy distinto de los conocimientos artesanales, pero también muy diferente del sabio-filósofo. La simple técnica no llega a la belleza en sí; la sabiduría la alcanza, pero sólo a través de la razón. Únicamenta la locura produce, por inspiración o profecía, los mismos efectos que la sabiduría racional.


Musas griegas
Porque no es así gracias a una técnica por lo que son capaces de hablar de ese modo, sino por un poder divino, puesto que si supiesen, en virtud de una técnica, hablar bien de algo, sabrían hablar bien de todas las cosas (Platón, Ion).
 

sábado, 6 de agosto de 2011

La epopeya de Gilgamesh


Una de las tablillas conservadas
(Museo Israelí, Jerusalén)
La Epopeya de Gilgamesh es una de las obras literarias más importantes de la antigüedad, y sus ecos resuenan en la literatura posterior, desde la Biblia hasta Homero. Gilgamesh fue el cuarto rey de Uruk hacia el año 2750 a.C. y es el protagonista de esta epopeya, en la que se cuentan sus aventuras y la búsqueda de la inmortalidad junto a su amigo Enkidu. La historia de Gilgamesh está escrita en doce tablillas halladas entre las ruinas de la biblioteca de Assurbanipal, en Nínive. Se sabe que esta versión fue escrita por Shin-eqi-unninni, lo que le convierte en el autor conocido más antiguo de la humanidad.
De las doce tablillas sobre Gilgamesh, once conforman el poema, probablemente escrito hacia la primera mitad del II milenio a.C., y la última representa una narración de origen independiente, sobre el mismo rey, más reciente que las anteriores, escrita hacia el final del I milenio a.C.
 
Gilgamesh es un rey que oprime a los ciudadanos de Uruk, por lo que éstos claman ayuda a los dioses, quienes crean a Enkidu para que luche contra Gilgamesh y le derrote. Pero el combate resulta muy igualado, y ambos luchadores se hacen amigos y deciden hacer un largo viaje en busca de gloria y aventuras, en el que aparecerán toda clase de animales fantásticos y peligrosos.

La narración concluye, tras innumerables vicisitudes, con un final feliz, pues Gilgamesh, que ha visto morir a Enkidu y ha conocido toda clase de frustraciones y miedos, se dedica a trabajar, a su regreso, por el bien de su pueblo.


Figura de Gilgamesh
(Museo del Louvre)
  
Este mito, como todos los que pertenecen a las tradiciones de las sociedades humanas en general, tiene implícita una enseñanza que muestra la importancia de la mitología en la vida diaria de las personas, y en la configuración de la sociedad misma. Así, la figura del héroe representa la figura de un personaje que ha emprendido un camino, y a través de su recorrido, va a aprender que el verdadero sentido de la vida no es alcanzar la inmortalidad, don exclusivo de los dioses, sino entender que no estamos solos en el mundo, que para crecer y superarnos a nosotros mismos debemos caminar junto a otros en los que nos podemos ver complementados, reflejados y contrariados.



jueves, 4 de agosto de 2011

La educación del talento

José Antonio Marina está coordinando un interesante proyecto abierto en la red para consulta y reflexión: la UNIVERSIDAD DE PADRES, http://www.universidaddepadres.es/ y éste es el primer libro de una colección denominada bibliotecaup que recogerá las más novedosas ideas sobre educación. La educación del talento está dirigido a padres y profesores, con un lenguaje claro, sin perder rigor científico, y con la siguiente estructura: cada capítulo desarrolla un tema, lo amplía con referencias teóricas (investigadores de reconocido prestigio, en un apartado que denomina "conversando con expertos") y añade una especie de foro, que Marina llama "fuego de campamento", donde surgen ideas y preguntas de madres, padres, profesores, o de los propios jóvenes, comentadas después por el propio autor.
Son muchas las ideas que he seleccionado durante la lectura:


Campamento base número 1 - La educación del talento
Suelo contar a mis alumnos más jóvenes que la inteligencia humana se parece mucho al juego de póquer. Tanto en la vida como en el juego se nos reparten unas cartas que no podemos elegir. Genéticas, sociales, económicas, en un caso; naipes, en el otro. En ambos casos hay cartas buenas y cartas malas, y no hay duda de que es mejor tenerlas buenas que malas. Pero ahora viene la pregunta importante: ¿gana siempre quien tiene las mejores cartas? No. Gana quien juega mejor con las que tiene. Eso es lo que podemos hacer mediante la educación: enseñar a jugar bien.


Campamento base número 2 - La inteligencia generadora
Devolver una pelota con una raqueta saben hacerlo todos los niños a partir de los cinco o seis años. Pero devolver una pelota que sale a 200 kilómetros por hora exige casi adivinar la trayectoria.



Tras un saque, el jugador tiene que hacer las siguientes operaciones (...):
En el momento en que la pelota abandona la raqueta del tenista que ha efectuado el saque, el cerebro del jugador que está al resto calcula aproximadamente dónde aterrizará y dónde la interceptará su raqueta. Este cálculo incluye la velocidad inicial de la pelota, cambinada con los datos de la disminución progresiva de la velocidad y el efecto del viento y, después, el bote de la pelota. Simultáneamente da órdenes a la musculatura, no todas de una vez, sino constantemente, con información refinada y actualizada. Los músculos tienen que cooperar. Los pies se mueven, la raqueta se sitúa detrás.
Manteniendo un ángulo constante. El contacto tiene lugar en un momento preciso, que depende de si la orden es para que la pelota cruce la pista, o vaya paralela a la línea, orden que no se emite hasta después de un análisis casi instantáneo del movimiento y de la postura del oponente.
Todo esto hay que hacerlo en un segundo.
¿Cómo se consigue esta habilidad? Mediante el entrenamiento, que consiste en rediseñar las capacidades motoras y perceptivas de acuerdo con un programa. El tenista no tiene tiempo para pensar conscientemente. Debe entregarse a sus automatismos. (...) El violinista no puede estar pendiente del movimiento de sus dedos. (...) En todos los casos aparece una estructura (...) fundamental en nuestras vidas:

Progreso = habilidades innatas + proyecto + entrenamiento
(...)
Nada entorpece tanto el desarrollo personal como la errónea creencia de que cada uno es como es y no puede cambiar. Todos nos reconocemos en la antigua fábula de la rana y el escorpión:

En una ocasión, un escorpión le pidió a una rana que le llevara a cuestas al otro lado de la charca.
-No -dijo la rana-, porque me picarías con tu aguijón y moriría.
-¿Cómo iba a hacer eso? -respondió el escorpión-. ¿No comprendes que entonces yo también moriría?
El argumento convenció a la rana, que dejó que el escorpión se subiera a su lomo, y empezó a atravesar la charca. Cuando estaban en la parte más honda, el escorpión picó a la rana, que, mientras moría, le preguntó asombrada:
-¿Por qué lo has hecho?
-No he podido evitarlo -dijo el escorpión ahogándose-. Es mi carácter.

Fuego de campamento
PADRE.- ¿Es cierto que se puede fomentar la creatividad? A todos nos gustaría tener buenas ideas. ¿Es posible conseguirlo?
ADOLESCENTE.- A mí me parece que no.
JOSÉ ANTONIO MARINA.- Ten cuidado con esa convicción. Acuérdate de lo que dice Carol Dweck sobre la "mentalidad estática" y la "mentalidad de crecimiento". Por cierto, puedes hacer un breve test para saber cuál es la tuya. Lee cada una de las frases y decide si estás de acuerdo o en desacuerdo con ellas:
  1. La inteligencia y el carácter son algo muy básico sobre lo que nadie puede ejercer muchos cambios.
  2. Aprender cosas nuevas es posible, pero lo que no se puede cambiar es el nivel de inteligencia de cada uno.
  3. Independientemente del nivel de inteligencia que se tenga, siempre se puede cambiar un poco.
  4. Siempre es posible cambiar de forma substancial el nivel de inteligencia que se posee.
Las preguntas 1 y 2 son preguntas que reflejan la "mentalidad estática", mientras que la 3 y la 4 reflejan la "mentalidad de crecimiento". Lo que las investigaciones han mostrado es que esta mentalidad influye decisivamente en los procesos de aprendizaje.

Campamento base número 3 - La inteligencia generadora de deseos
El deseo es sólo uno de los componentes de la motivación, que es el resultado de tres ingredientes:

Motivación = deseo + expectativas + facilitadores 

La fuerza del deseo, la valoración del premio y la acción de los facilitadores (hábitos, esperanza de conseguirlo, creencia en el éxito, etc.) constituye la motivación, las ganas de actuar. Cuando alguno de esos elementos se debilita, cuando el deseo mengua, o cuando el premio no es atractivo o el sujeto siente que la meta deseada es imposible, la motivación disminuye.
(...) Como deciía el gran pedagogo francés Celestin Freinet. "Cualquier método es inútil si intenta hacer beber a un caballo sin sed".
(...)
El primer recurso pedagógico consiste en enlazar la tarea con alguno de los deseos básicos. Hace unos días, un niño de diez años me dijo: "A mí no me gusta estudiar, lo que me gusta es saber". Me pareció una afirmación muy sabia. El deseo de conocer, de explorar, es una constante en los seres humanos. A veces, no conectamos nuestros intereses con los de nuestros hijos o alumnos. Puede ocurrirnos como en la historia de Jane, una niña negra alumna de una escuela de suburbio neoyorquino. El profesor le pregunta: "Vamos a ver, Jane, ¿cuántas patas tiene un artrópodo?". Y la niña, recordando sin duda su casa y su barrio, le contesta desolada: "¡Ay, señor profesor! ¡Ojalá tuviera yo sus mismas preocupaciones!"

Conversando con los expertos
Daniel Goleman sorprendió a todo el mundo en 1995 con la publicación de su exitoso libro Inteligencia emocional. Sin embargo, el concepto procede de Peter Salovey, psicólogo de la Universidad de Harvard:
Peter Salovey (...) había descrito cinco grandes competencias emocionales:
  1. El conocimiento de las propias emociones.
  2. La capacidad de controlar las emociones.
  3. La capacidad de motivarse uno mismo.
  4. El reconocimiento de las emociones ajenas.
  5. El control de las relaciones humanas.
Campamento base número 5 - La inteligencia generadora de ideas
Sylvia Scribner y sus colegas han demostrado que las personas de culturas que no tienen escritura a menudo no son capaces de hacer deducciones en situaciones artificiales, abstractas. Investigaron la tribu kpelle, que vive en Liberia. Plantearon a los sujetos el siguiente problema:
Todos los hombres kpelle son granjeros ricos.
El señor Smith no es un granjero rico.
¿Es el señor Smith un hombre kpelle?
El diálogo que siguió al planteamiento nos indica las dificultades que tenían los kpelle para sacar deducciones a partir de casos no reales:
SUJETO.- No conozco a ese hombre personalmente. No he puesto mis ojos sobre ese hombre.
EXPERIMENTADOR.- Piense solamente en lo que le he dicho.
S.- Si le conociera personalmente, podría contestar a su pregunta, pero como no le conozco en persona, no puedo contestarle.
E.- Inténtelo.
S.- Si conoces a una persona y te hacen una pregunta sobre ella, eres capaz de responderla. Pero si no conoces a la persona y te hacen una pregunta sobre ella, te es muy difícil poder responder.

Campamento base número 6 - La inteligencia ejecutiva
Hasta ahora hemos dado una visión de la inteligencia en que la libertad brillaba por su ausencia. Incluso hemos hablado con algunos expertos que negaban su existencia. Sin embargo, tenemos la experiencia de que podemos reprimir cieertos impulsos, decidir, proponernos metas, enfrentarnos o huir ante un peligro. Esta capacidad, que es nuestra gloria máxima, no es innata: tenemos que aprenderla.

Campamento base número 8 - Los criterios de evaluación
(...) la evolución biológica se prolongó con la evolución cultural, y (...) el cerebro de cada niño asimila con una velocidad desconcertante lo que la humanidad ha tardado decenas de miles de años en conseguir. En cada niño renovamos el gran proyecto de humanización. ¡Sin nuestra ayuda podría desaparecer! Por eso debemos dirigirnos a nuestros hijos y alumnos, pero también a su entorno, a la sociedad entera. Nuestra inteligencia es social, porque se constituye en sociedad. Y, de alguna manera, va a ser reflejo de la sociedad en que vive. El proverbio africano "Para educar a un niño, hace falta la tribu entera" tiene que ser prolongado con una conclusión: Para educar BIEN a un niño, hace falta una BUENA tribu. El objetivo de la educación no es sólo desarrollar la inteligencia individual, sino desarrollar sociedades inteligentes. También es lícito hablar del "talento de las sociedades".

Conversando con expertos
Nuestro próximo invitado es Michael Tomasello, codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, que ha estudiado la aparición de la inteligencia humana.
-Hace unos seis millones de años, en algún lugar de África -nos dice-, se produjo un acontecimiento evolutivo rutinario: una población de monos antropomorfos quedó aislada, en lo que concierne a reproducción, de los demás miembros de su especie. Este nuevo grupo evolucionó y se dividió, dando origen a otros nuevos grupos, proceso que finalmente culminó en el surgimiento de varias especies de monos bípedos del género Australopithecus. Con el tiempo, todas estas nuevas especies se extinguieron, salvo una, que sobrevivió hasta hace unos dos millones de años, a la que llamamos Homo. Hace unos doscientos años, una población perteneciente a ese género siguió un camino diferente. Adoptó un nuevo género de vida y se esparció por el mundo. Fue una especie triunfante, el Homo sapiens.
-¿Por qué triunfó?
-El único mecanismo posible para un cambio tan rápido en doscientos mil años es la transmisión cultural. Es un proceso evolutivo que permite a los organismos individuales ahorrar tiempo y esfuerzo, así como evitar riesgos, aprovechando los conocimientos y las habilidades preexistentes de otros miembros de su especie. Tal vez el gran cambio en la inteligencia humana se dio cuando adquirió la capacidad de comprender las intenciones de los demás, una habilidad que el niño posee desde los nueve meses. Los niños tienen una "teoría de la mente" que les permite la comunicación.
(...)
Para cerrar el círculo que hemos recorrido, voy a terminar (...) con (...) Immanuel Kant:
El hombre tiene que ser educado para el bien, pero quien debe educarle es, a su vez, un hombre, el cual debe llevar a cabo en otros aquello que él mismo precisa para sí. El mayor y más arduo problema que se le puede plantear al hombre es la educación.
Kant (...) consideraba que el ser humano tenía una añoranza de un futuro mejor, lo que explicaba el entusiasmo con que habían sido recibidas las revoluciones democráticas. (...) Ciertamente, somos seres con grandes aspiraciones. A Kant se le puede atribuir el comentario de Ortega: "Normalmente, los animales son felices. Nuestro destino es opuesto. El destino -el privilegio y el honor- del hombre es no lograr nunca lo que se propone y ser pura pretensión, viviente utopía".

viernes, 29 de julio de 2011

La ética existencialista

La corriente denominada existencialismo arranca del danés Kierkegaard, filósofo que hacia la mitad del siglo XIX insistió en el carácter paradójico y angustioso de la existencia humana. Esta teoría alcanzó su máxima influencia social tras la Segunda Guerra Mundial. Según esta tendencia filosófica, cada ser humano es único, irrepetible e imposible de comprender desde las aportaciones de las ciencias positivas.
Las tesis del movimiento existencialista coinciden con el pensamiento de Kant en defender una Ética formal y autónoma. Pero, mientras que Kant creía posible encontrar a priori criterios morales de valor objetivo y universal, es decir, válidos para todas las personas, los existencialistas adoptan una posición individualista y subjetivista.

El comportamiento animal está determinado
 Según el existencialismo, la libertad es la característica primordial del individuo humano, lo que le diferencia de todos los demás y de todos los objetos de la Naturaleza. El resto de los seres se encuentran ajustados y en perfecta armonía consigo mismos, son opacos, cerrados e inconscientes (ser en sí); el ser humano, por el contrario, es conciencia, relación y libertad (ser para sí), y debido a estas cualidades cada persona es humanamente diferente a todas las demás.
Por tanto, si cada sujeto es absolutamente diferente a los demás, no pueden existir valores ni normas morales universales válidas para todos los individuos. En consecuencia, nadie puede señalarnos lo que debemos hacer ni cómo debemos comportarnos; cada cual, quiera o no quiera, tiene que determinar por sí mismo y en la soledad de su conciencia sus obligaciones morales. La libertad no es una capacidad de acuerdo con la cual podemos decidir o no decidir, sino que constituye una especie de fatalidad: somos libres a la fuerza, podemos decidirnos en un sentido o en otro, pero necesariamente tenemos que decidir.
De esta manera, el verdadero sentido de la Moral consiste en obligar al individuo humano a asumir (a aceptar o a vivir) su plena libertad. La libertad absoluta de cada persona constituye la única justificación y el único fundamento de sus principios, de sus decisiones, así como de sus obligaciones, y, en consecuencia, la propia libertad constituye el supremo valor de la vida humana o, lo que es lo mismo, no existe ningún valor superior a la propia libertad: lo importante es decidirse libremente.
Y, en efecto, los existencialistas nos enseñan que cada vida posee el sentido que ella libremente ha elegido. Cada individuo es el autor tanto de su propio proyecto vital como de sus normas y de sus valores, "elegir ser esto o aquello es afirmar, al mismo tiempo, el valor de lo elegido, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien".
De esta manera podemos llevar una vida auténtica o una vida inauténtica. Llevamos una vida inauténtica cuando renunciamos a nuestra libertad y nos refugiamos en la muchedumbre, en la masa; en esta situación, las personas hacen lo que se hace, piensan lo que se piensa, se deciden como se decide y viven como se vive.
En cambio, la existencia auténtica supone la íntegra aceptación de la propia libertad. En ella, el ser humano vive la angustia de su decisión y acepta libremente su responsabilidad; toda resolución del ser humano es una elección libre, sin excusas y sin ayuda.
Toda persona que se refugia detrás de la excusa de sus pasiones, todo ser humano que recurre a un determinismo, es una persona de mala fe.
Entre los filósofos existencialistas cabe destacar a M. Heidegger, K. Jaspers y J. P. Sartre.