Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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domingo, 27 de octubre de 2019

Acoso laboral

Acoso es la situación en la que un individuo es sometido a presión psicológica por un grupo o por otro individuo situado en una posición de mayor poder. En los últimos años han sido objeto de estudio especialmente tres formas de acoso: el acoso escolar o bullying, el acoso sexual y el acoso laboral o mobbing. Nos referiremos ahora a este último.
La palabra mobbing es una forma verbal sustantivada del inexistente verbo inglés to mob, que podría referirse a la acción de una masa, "chusma", horda o turba de individuos, que es a lo que propiamente se le llama mob. El término tiene su origen en la etología, concretamente en la obra de Konrad Lorenz Sobre la agresión, y allí designa algo así como una "defensa preventiva" o ataque grupal de muchos animales contra otro más fuerte de su misma especie que les amenaza. En la actualidad, el significado originario conserva un uso muy reducido y se ha extendido el significado de mobbing como acoso o presión psicológica en el mundo laboral.
El acoso laboral no es una impresión subjetiva de alguien ni tampoco un conflicto puntual entre dos compañeros de trabajo o entre un jefe y su subordinado. Según el profesor Piñuel, para que pueda hablarse en sentido propio de mobbing deben darse tres condiciones:


Existencia de conductas observables de hostigamiento dirigidas hacia una persona. Estas conductas no implican normalmente violencia física, sino ataques o desprecios psicológicos: alusiones despectivas, insultos más o menos disfrazados, burlas, humillaciones en público, ninguneo, bromas pesadas, etc.

Reiteración frecuente de dichas conductas.

Tras un periodo de algunos meses desde el inicio del acoso, éste empieza a producir en la víctima trastornos emocionales y (a veces) psicocomáticos, que globalmente pueden considerarse un cuadro de estrés postraumático¹.

Una característica común a las diferentes formas de acoso, es la sorprendente facilidad con que se hace parecer a la víctima como culpable, a los ojos de los que le rodean e incluso a los propios. La explicación es sencilla: en primer lugar, la víctima es normalmente elegida por el acosador entre los más débiles o los menos populares; además, y como consecuencia de la presión a la que se ve sometido, el acosado dará muestras de nerviosismo y mal humor, tendrá mayor facilidad de caer enfermo y otros interpretarán esta facilidad como "cara dura", será impuntual o poco cumplidor en el trabajo, tendrá reacciones desproporcionadas ante pequeños inconvenientes, etc., y todos estos efectos del acoso aparecerán como causas del mismo, con lo que la víctima se convierte en culpable de lo que le pasa.
Por la misma razón, en las situaciones de acoso se pasa fácilmente del hostigamiento individual de una persona hacia otra al hostigamiento grupal hacia esa misma persona. Como regla general, desgraciadamente, los compañeros de una víctima de acoso se vuelven cómplices del acosador o al menos indiferentes hacia lo que le ocurra a la víctima, convirtiéndola en un chivo expiatorio² cuya sacrificio se hace necesario para el bien del grupo. 



¹ Estrés postraumático: trastorno mental, caracterizado por síntomas como el malestar emocional, la reiteración de recuerdos angustiosos y ciertas reacciones fisiológicas, que aparece como consecuencia de experiencias negativas intensas o continuadas.
2 Chivo expiatorio: ritual religioso que aparece en culturas antiguas como la babilónica o la israelita y que consiste en "traspasar" a un chivo, que después es abandonado o sacrificado, los pecados de todo el pueblo. El antropólogo René Girard ha utilizado este ritual como metáfora de la tendencia de los grupos y sociedades a reforzar su cohesión actuando contra los miembros a los que arbitrariamente se culpabiliza de todos los males.

sábado, 12 de octubre de 2019

Ideales de vida buena

1. ¿Qué es un ideal de vida buena?

⏩ Ideal de vida buena: Un acuerdo más o menos expreso de todos los miembros de una sociedad, en cada momento histórico, en función de criterios políticos, sociales, económicos, por el que consideran que pueden alcanzarse los valores morales que estén vigentes.

Los valores de todo tipo componen ideales de vida buena. Todas las sociedades han soñado estos ideales, de la misma manera que han imaginado cánones de belleza.
Aristóteles consideraba que quien se dedica a la investigación es quien lleva una vida feliz. Otros filósofos griegos, los hedonistas, entendieron que el hombre verdaderamente sabio y feliz es el que sabe distribuir los placeres y dolores a lo largo de su vida de tal modo que obtiene el máximo de placer posible. Para los estoicos, lo era el que se mantiene imperturbable ante el placer y el dolor, y para los cínicos, el que vive según la naturaleza despreciando las convenciones sociales.
Con el tiempo, los ideales se fueron multiplicando: el guerrero y el monje medievales, el noble culto y versado en el manejo de la espada, el burgués pendiente de su fábrica, el trabajador revolucionario. Son modelos muy ligados a una época concreta y a un determinado contexto social, que pierden vigencia con los cambios sociales.
Aunque es verdad que estos ideales son importantes en la vida moral, ¿no podemos hablar de un modelo para cualquier persona? ¿Cuándo podemos hablar de "talla humana"?
Para responder a estas preguntas hay que distinguir dos niveles: el de los valores que debería incorporar cualquier persona, y el modo de vivirlos que es propio de cada una.

2. Evolución de los ideales de vida
Si recorremos un poco la historia, observaremos:
  • Que eso que llamamos "ideales de vida" es distinto de lo que denominamos "valores morales".
  • Que los valores, más que ir cambiando, van siendo descubiertos, se van complementando, y se enriquece su comprensión.
Los valores morales son el sustento sobre el que se construye el carácter, el modo de afrontar la vida. En cambio, los ideales de vida son la forma concreta en la que las personas intentan realizar dichos valores.
Por esta razón, los ideales de vida están circunscritos a las condiciones históricas y sociales, dado que todas las personas nacemos, somos educadas y vivimos dentro de una cultura y en un momento de la historia.
Algunos ideales de vida que aparecen en la historia de nuestra cultura, como el héroe, el caballero y el pícaro, resultan en este sentido ejemplificadores y significativos.
3. El héroe
En la Antigüedad, el ideal de vida lo encarnaba el héroe. En los poemas homéricos aparecen muchos de ellos; vamos a fijarnos en uno que destaca en la Ilíada, Héctor. Héctor es el caudillo que dirige las tropas troyanas en la guerra contra los griegos. Hijo de Príamo y Hécuba, esposo de Andrómaca y padre de un niño, encarna los valores más altos de la sociedad: es fuerte y valeroso, respetuoso hijo, esposo y padre amante, amigo leal, temeroso de los dioses y ciudadano responsable y apreciado por todos los suyos.
4. El caballero andante
Desde el Renacimiento adquiere especial relieve la figura del caballeron andante, del que Don Quijote de la Mancha, personaje creado por Miguel de Cervantes, es la expresión más lograda. Don Quijote es el símbolo del hombre que lucha por su verdad. Los valores que orientan su vida son: la fe en la justicia, en un mundo en el que ésta apenas existe; el ansia de libertad, que considera el mayor bien de las personas; la atención a los necesitados; la valentía, indispensable para afrontar la vida, y el amor, necesario para darle sentido. Estos valores hacen que la existencia del caballero esté orientada a los más altos ideales y que resulte llamativa frente al burdo sentido común de los demás, retratado en el personaje de Sancho.
5. El pícaro
Al caballero andante se le opone un ideal de vida contrario y contemporáneo suyo: el pícaro. El pícaro procede de clase social pobre y de familia problemática. Desde su nacimiento vive en la mezquindad, el engaño, la vileza, la deshonestidad, el miedo y la amargura ocasionada por una sociedad que le impide mejorar sus condiciones de vida. Sobrevive a costa del prójimo y gracias a su habilidad para robar.
6. ¿Un ideal de vida actual?
Hemos visto dos modos de afrontar la vida y uno de sobrevivir en ella, así como los valores que les animan.
Muchos de esos valores que sustentan al héroe y al caballero son valiosos también para nosotros, si bien concebidos con las modificaciones que los tiempos y los cambios sociales imponen: el valor, la honestidad, el respeto, la lucha por la justicia, etc.
Otros, como la fuerza en la batalla o el caudillaje, resultan un poco anticuados en una sociedad que ha apostado, siquiera en teoría, por la paz y la participación de todos en los asuntos públicos.
Y, por fin, también han ganado terreno valores que en el pasado casi permanencieron ocultos, como la solidaridad entre todas las personas, el respeto a las diferencias culturales y sociales o la igualdad de la mujer.
Los "valores" del pícaro no son trasvasables a la actualidad, puesto que, en nuestra sociedad, las condiciones de vida, sin llegar a ser igualmente buenas para todos, son bastante más aceptables que las del Siglo de Oro español. Los "pícaros" de hoy no intentan sobrevivir en una sociedad en la que casi resulta imposible, sino que hacen de la riqueza material su único valor.
La historicidad de los valores y de los ideales de vida es, por tanto, un hecho. Pero, ¿hay algún modo de vivir privilegiado en nuestro mundo? ¿Podemos hablar, con rigor, de un "ideal de vida" en la actualidad?