Autor: ANDREW SOLOMON (Escritor, profesor de Psicología Clínica en el Centro Médico de la Universidad de Columbia y activista por los derechos del colectivo LGTB). Ganador del National Book Award por El demonio de la depresión en 2001. Nacido en EEUU (1963).
Enlace a su página web:
http://andrewsolomon.com/
Edición original: 2001
Reeditado con un nuevo epílogo en 2015
Publicado en Barcelona por Penguim Random House en edición digital.
Traductores:
- Fernando Mateo, traductor del texto principal
- Franciso Ramos, traductor del epílogo de 2015
Relación de contenidos principales:
1) Extenso ensayo sobre la depresión, conectando el tema con diferentes vertientes: adicciones, suicidio, tratamientos, política, pobreza, evolución.
2) Testimonios propios y de otros individuos que han sufrido episodios depresivos y diferentes tratamientos.
Idea seleccionada:
La psiquiatría se halla en su infancia; es imperfecta, incluso
defectuosa, pero defectuosa no significa inútil. Muchas personas reciben
un tratamiento que no necesitan, pero hay muchas más que no reciben un
tratamiento del que podrían beneficiarse.
Comprado en julio de 2018 en una promoción de casadellibro.com por 1'99€.
domingo, 28 de junio de 2020
miércoles, 17 de junio de 2020
Ética y Antropología
Autora: MARTA GARCÍA-ALONSO (Doctora en Filosofía y profesora en la UNED). Nacida en Oviedo en 1972.
Enlace a su página web:
UNED. Directorio docente
Edición original: 2016
Tercera reimpresión en 2019
Publicado en Madrid por UNED
Relación de contenidos principales:
1) La necesidad de un marco ético para la Antropología
2) Fundamentación universalista y crítica culturalista de los Derechos Humanos
3) Los Derechos Humanos como proyecto político
4) Multiculturalidad: Política del reconocimiento y cosmopolistismo
5) Las declaraciones y códigos deontológicos: Las responsabilidades éticas del antropólogo
6) Los principios éticos básicos de la Antropología como disciplina
7) Conflictos de principios y dilemas en el campo de trabajo
Idea seleccionada a modo de conclusión:
El antropólogo no puede evitar valorar y juzgar. Y lo hace en todas las fases de su trabajo: en el momento inicial de elaboración de su proyecto; en el transcurso del trabajo de campo, donde los dilemas éticos son constantes; así como en la redacción final de su estudio. Por lo tanto, los antropólogos se encuentran con que la toma de partido, la valoración ética, el juicio moral, forma parte de su día a día de modo inevitable.
Comprado en diciembre de 2019 en casadellibro.com por 7'35€.
Manual de la asignatura Éticas Contemporáneas del primer curso del Grado en Antropología Social y Cultural de la UNED
Enlace a su página web:
UNED. Directorio docente
Edición original: 2016
Tercera reimpresión en 2019
Publicado en Madrid por UNED
Relación de contenidos principales:
1) La necesidad de un marco ético para la Antropología
2) Fundamentación universalista y crítica culturalista de los Derechos Humanos
3) Los Derechos Humanos como proyecto político
4) Multiculturalidad: Política del reconocimiento y cosmopolistismo
5) Las declaraciones y códigos deontológicos: Las responsabilidades éticas del antropólogo
6) Los principios éticos básicos de la Antropología como disciplina
7) Conflictos de principios y dilemas en el campo de trabajo
Idea seleccionada a modo de conclusión:
El antropólogo no puede evitar valorar y juzgar. Y lo hace en todas las fases de su trabajo: en el momento inicial de elaboración de su proyecto; en el transcurso del trabajo de campo, donde los dilemas éticos son constantes; así como en la redacción final de su estudio. Por lo tanto, los antropólogos se encuentran con que la toma de partido, la valoración ética, el juicio moral, forma parte de su día a día de modo inevitable.
Comprado en diciembre de 2019 en casadellibro.com por 7'35€.
Manual de la asignatura Éticas Contemporáneas del primer curso del Grado en Antropología Social y Cultural de la UNED
Etiquetas:
Lecturas: Antropología
martes, 16 de junio de 2020
Educar en el asombro
Portada de Plataforma Editorial |
Enlace a su página web:
https://catherinelecuyer.com/
Primera edición: 2012
Publicado en Barcelona por Plataforma Editorial
28ª Edición: enero de 2020
Prólogo de Santiago Álvarez de Mon
Relación de contenidos principales del libro:
1) ¿Qué es el asombro? Las consecuencias de la sobreestimulación
2) ¿Cómo educar en el asombro? El respeto por los ritmos de los niños
Ideas seleccionadas:
- Cuando presentamos al niño pequeño estímulos externos de manera que estos suplantan su asombro, anulamos su capacidad de motivarse por sí mismo.
- El juego se entiende en el sentido de disfrutar realizando una tarea porque uno la hace con el corazón, le pone imaginación, creatividad, la interioriza, la hace suya. Este tipo de juego es perfectamente compatible con el esfuerzo, porque es un juego activo, no pasivo.
Recomendado por una compañera de trabajo y comprado en Fnac.es, en mayo de 2020 (16'15€).
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Lecturas: Ciencias de la Educación
domingo, 14 de junio de 2020
La afectividad
1. Delimitación conceptual de la afectividad: el humor, la emoción y el sentimiento
Los estados afectivos son autónomos y es preciso enfocarlos particularmente.
La afectividad es lo que no es instinto, lo que no es pensamiento, lo que no es percepción, es decir, todo lo que no es vida psíquica objetivable. Los estados afectivos son contenidos propios, estados de vida interior no comunicables, originales e irreductibles a otros procesos o estados, esto es, estados del yo o formas de sentirse con uno mismo.
Desde la perspectiva experimentalista, la afectividad suele reducirse a la emoción, describiéndose como una forma de conducta aferencial y como un feedback propioceptivo de las reacciones fisiológicas y motoras que se ponen en marcha ante ciertos estímulos, resaltándose el papel activador peculiar que tiene en la conducta.
La afectividad supone la posibilidad de experimentar genuinos estados biopsíquicos, clásicamente denominados humor, emoción y sentimiento, que implican una cierta agitación interior y una nota valorativa de carácter anímico respecto a la forma de sentirse uno mismo o la forma de captar los estímulos del entorno.
El humor incluye unos estados anímicos relativamente duraderos, ligados a la constitución y la herencia, que sirven de base para colorear todas nuestras experiencias. El humor es como nuestro hábito afectivo, originando el tono general y habitual de nuestro organismo.
Las emociones consisten en reacciones afectivas globales, intensas y de corta duración, que se acompañan de un correlato fisiológico (miedo, ira, placer-displacer).
Los sentimientos están caracterizados por poseer una mayor intensidad que las emociones, una mayor continuidad en el tiempo y una carencia de correlato somático. En ocasiones su intensidad es notable, instándose en el eje de la conducta: son las pasiones, afecto mixto entre el sentimiento y la emoción.
Algunos autores consideran el sentimiento como una actitud social, según tres ingredientes: cognitivo (creencias respecto al objetivo social), afectivo (predisposición favorable o no respecto al objetivo social) y conductual (actos que emanan de los factores anteriores).
2. Consideraciones fenomenológicas sobre la afectividad
Los sentimientos sensoriales son los estados afectivos más ligados al fondo biológico, estando fundamentalmente al servicio de la conservación individual (dolor). Sus rasgos son:
- Tienen una localización corporal.
- Avisan o alertan al individuo.
- Poseen un carácter actual.
Los sentimientos vitales dependen de la constitución y de la herencia (alegría o tristeza). Sus rasgos son:
- No poseen una localización corporal, dando una información del organismo como un todo.
- Permiten caracterizar nuestra relación con el entorno.
- Son más prolongados en el tiempo que los sensoriales.
- Poseen un carácter intencional.
- Emergen de nuestra interioridad, es decir, son de naturaleza autónoma.
Los sentimientos anímicos poseen escasa interrelación con el fondo biológico. Sus características son:
- Son afectos reactivos o puestos en marcha por algún estímulo o experiencia concretos.
- No están ligados a la percepción o captación racional del exterior, sino que se constituyen por la participación del yo, dando a los estímulos una significación según las experiencias anteriores, las características conscientes e inconscientes del sujeto, el contexto en que se enmarca el estímulo, etc.
Los sentimientos espirituales son la superestructura de la personalidad, regiones psicológicas específicas del ser humano. Sus características son:
- Poseen una connotación vivencial absoluta.
- Determinan los aspectos más hondos de nuestras decisiones, de nuestros compromisos y de nuestro sentido de la vida.
3. La emoción: Componentes fisiológicos, subjetivos y expresivos
La emoción está al servicio de la adaptación, participando en la activación de los programas innatos y adquiridos de la conducta animal y humana. Gracias a ella, el sujeto puede atraer la atención de los demás hacia sí.
En cuanto a los componentes fisiológicos de la emoción, Cannon sostuvo que este correlato somático tiene como finalidad el proporcionar energía al organismo para hacer frente a ciertas emergencias. Además, son de notar peculiaridades interindividuales en una misma emoción, ya por razones genéticas, ya por factores de aprendizaje.
Dentro de los componentes subjetivos de la emoción son de destacar los factores cognitivos. Las interpretaciones que las personas dan a sus estados fisiológicos dependen de la forma de percibir las situaciones inmediatas que rodean al estado físico.
Dentro de los componentes expresivos destacan determinadas pautas mímicas, gestuales y de acciones, que en parte son innatas y en parte adquiridas por el aprendizaje social. No está suficientemente claro que una determinada expresión facial signifique siempre lo mismo, al margen del contexto en que se perciba. Los patrones motóricos faciales y de otro orden están más o menos mediatizados por la cultura.
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Afectividad,
Emoción
sábado, 13 de junio de 2020
Los ciudadanos, protagonistas en la construcción del mundo
Si rehusamos ser los protagonistas de la historia de la moral, podemos tener la certeza de que nadie la hará por nosotros, porque nadie puede hacerla. El viejo dicho de la sabiduría popular "nadie es insustituible" se hace una vez más falso en el caso de la moral cívica: las personas de carne y hueso -los ciudadanos- somos insustituibles en la construcción de nuestro mundo moral, porque los agentes de moralización, los encargados de formular los juicios morales, de incorporarlos y transmitirlos a través de la educación, no son los políticos, ni los personajes del mundo de la imagen, ni los cantantes, ni el clero, ni los intelectuales, sino todas y cada una de las personas que formamos parte de una sociedad. Por eso puede decirse que la moral de una sociedad civil -la moral cívica- o la hacemos las «personas de la calle», o no se hará.
Tiene, pues, esta moral algo de "fuenteovejunesco", porque no son los héroes de su trama los comendadores ni los reyes, que aparecen, como tales, en segundo plano, sino las gentes normales y corrientes. En sus manos -y no en otras- está convertirse realmente en un pueblo con ideales, ilusiones y esperanzas, o quedarse en una masa amorfa de átomos, que no de individuos, menos aún de personas.
Adela Cortina, La ética de la sociedad civil
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Adela Cortina,
Ciudadanía
viernes, 12 de junio de 2020
La democracia como aspiración
La democracia no es un status en el que puede un pueblo cómodamente instalarse. Es una conquista ético-política de cada día, que sólo a través de una autocrítica siempre vigilante puede mantenerse. Es más una aspiración que una posesión. Es, como decía Kant de la moral en general, una "tarea infinita" en la que, si no se progresa, se retrocede, pues incluso lo ya ganado ha de reconquistarse cada día.
José Luis López Aranguren, Ética y política
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Estructura social y democracia,
López Aranguren
jueves, 11 de junio de 2020
Los mecanismos de defensa del yo
Cuando el yo es alcanzado por la angustia, el aparato psíquico ha perdido su homeostasis. En tales condiciones, el yo recurre a sus defensas para recuperar el equilibrio interno y el oportuno ajuste ambiental.
El proceso dinámico de la actuación defensiva es como sigue: cuando el yo y/o el superyo se enfrentan a determinados deseos pulsionales, precisamente los calificados como inaceptables por aquellas instancias, nace un estado de angustia que alerta al yo; entonces se pone en marcha una descatexia de los contenidos prohibidos, perdiendo éstos su empuje y dejando libre una cierta cantidad de energía, que no puede permanecer en tal estado, pues acentuaría la angustia previa. En tal situación, el yo reutiliza tal energía psíquica contracatexiando otros elementos o representaciones más aceptables para el yo y el superyo, trayendo esto consigo: la formación de sus contenidos susceptibles de pasar la censura y lograr un cierto grado de satisfacción pulsional, más o menos enmascarado. Estas formaciones de compromiso poseen a veces un carácter positivo y adaptativo, pero en otros casos llegan a constituir verdaderos síntomas, formando rasgos anómalos del carácter o de la conducta, ya en su vertiente neurótica o perversa. Las características de las defensas son:
a Represión: Consiste en rechazar hacia el inconsciente, haciendo que quede ahí retenido, cualquier deseo, pensamiento, recuerdo o imagen ligados a una pulsión inaceptable por el yo o por el superyo. La satisfacción de tal pulsión supondría un peligro para otras exigencias. La represión, como todas las defensas, es inconsciente e involuntaria. La represión no es algo definitivo, por lo que el aparato psíquico precisa siempre energía para mantener lo reprimido en el ello. La represión tiene tres tiempos: represión primordial o primaria, que no recae en la pulsión como tal, sino sobre sus signos o representantes que no llegan al consciente; represión propiamente dicha, y el retorno de lo reprimido (sueños, actos fallidos, síntomas, etc.).
b Formación reactiva: Es una actitud o hábito psicológico de sentido opuesto a un deseo reprimido y que se ha constituido como una reacción contra éste (por ejemplo, el pudor frente a las tendencias exhibicionistas).
c Desplazamiento: Consiste en separar la representación y el afecto que componen el deseo pulsional, invistiendo tal afecto a otra representación simbólica con el elemento prohibido y ligado a aquella por una cadena asociativa, aceptado por el yo.
d Aislamiento: Aislar un pensamiento o un comportamiento de tal forma que se rompan sus conexiones con otros pensamientos o con el resto de la existencia del sujeto (por ejemplo, ritos).
e Anulación: Se deshace de forma mágica o simbólica algo que efectivamente se ha realizado o se ha deseado llevar a cabo (por ejemplo, cerrar la llave del gas).
f Negación: Consiste en rechazar la percepción de una realidad interna o externa que representa algo prohibido (por ejemplo, negar un deseo).
g Conversión: Transformar inconscientemente un conflicto intrapsíquico en un trastorno de apariencia somática que lo simbolice (por ejemplo, parálisis, temblores, alteraciones de memoria y vigilancia, etc.).
h Racionalización, intelectualización y subestimación: La racionalización es un proceso mediante el cual el sujeto intenta dar una explicación coherente desde el punto de vista lógico o moral, a una actitud, un acto, una idea, un sentimiento, etc., cuyos motivos verdaderos no percibe, o no desea conocer, pues ello traería consigo ciertos afectos displacenteros. La intelectualización es un intento por parte del sujeto de dar una formulación discursiva a sus conflictos con el fin de tenerlos bajo control y evitar la emergencia de sentimientos displacenteros. Mediante la subestimación, el sujeto expresa una serie de razones para desvalorizar lo que de hecho no ha podido conseguir, aunque siga deseándolo.
i Introyección, interiorización, incorporación e identificación: La introyección es un proceso por el cual el sujeto hace pasar de “fuera” a “dentro”, en forma fantasmática, objetos y cualidades inherentes a esos objetos. La interiorización o internalización es cuando el individuo transforma determinadas relaciones intersubjetivas en relaciones intrasubjetivas (por ejemplo, las relaciones del individuo con su padre o madre las mantiene
entre el superyo y el yo). La incorporación es la introducción fantasmática del objeto o de parte del objeto dentro de la propia corporalidad. Mediante la identificación se asimilan cualidades normales o patológicas del objeto, que pasan a ser características de la propia personalidad (por ejemplo, asimilación de un yo a un yo ajeno).
j Proyección: El yo expulsa fuera de sí, localizándolo en otra persona o cosa, aquellas ideas, cualidades, deseos, sentimientos e incluso objetos internos que no pueden admitirse como propios.
k Sublimación: Consiste en la sustracción por parte del yo, de la energía pulsional que carga un contenido inconsciente prohibido o rechazado, dirigiendo tal energía desde la meta original hacia una finalidad distinta, valorada personal o socialmente (por ejemplo, el arte).
Son defensas exitosas la sublimación, la formación reactiva y la identificación. Las demás son patógenas.
El proceso dinámico de la actuación defensiva es como sigue: cuando el yo y/o el superyo se enfrentan a determinados deseos pulsionales, precisamente los calificados como inaceptables por aquellas instancias, nace un estado de angustia que alerta al yo; entonces se pone en marcha una descatexia de los contenidos prohibidos, perdiendo éstos su empuje y dejando libre una cierta cantidad de energía, que no puede permanecer en tal estado, pues acentuaría la angustia previa. En tal situación, el yo reutiliza tal energía psíquica contracatexiando otros elementos o representaciones más aceptables para el yo y el superyo, trayendo esto consigo: la formación de sus contenidos susceptibles de pasar la censura y lograr un cierto grado de satisfacción pulsional, más o menos enmascarado. Estas formaciones de compromiso poseen a veces un carácter positivo y adaptativo, pero en otros casos llegan a constituir verdaderos síntomas, formando rasgos anómalos del carácter o de la conducta, ya en su vertiente neurótica o perversa. Las características de las defensas son:
a Represión: Consiste en rechazar hacia el inconsciente, haciendo que quede ahí retenido, cualquier deseo, pensamiento, recuerdo o imagen ligados a una pulsión inaceptable por el yo o por el superyo. La satisfacción de tal pulsión supondría un peligro para otras exigencias. La represión, como todas las defensas, es inconsciente e involuntaria. La represión no es algo definitivo, por lo que el aparato psíquico precisa siempre energía para mantener lo reprimido en el ello. La represión tiene tres tiempos: represión primordial o primaria, que no recae en la pulsión como tal, sino sobre sus signos o representantes que no llegan al consciente; represión propiamente dicha, y el retorno de lo reprimido (sueños, actos fallidos, síntomas, etc.).
b Formación reactiva: Es una actitud o hábito psicológico de sentido opuesto a un deseo reprimido y que se ha constituido como una reacción contra éste (por ejemplo, el pudor frente a las tendencias exhibicionistas).
c Desplazamiento: Consiste en separar la representación y el afecto que componen el deseo pulsional, invistiendo tal afecto a otra representación simbólica con el elemento prohibido y ligado a aquella por una cadena asociativa, aceptado por el yo.
d Aislamiento: Aislar un pensamiento o un comportamiento de tal forma que se rompan sus conexiones con otros pensamientos o con el resto de la existencia del sujeto (por ejemplo, ritos).
e Anulación: Se deshace de forma mágica o simbólica algo que efectivamente se ha realizado o se ha deseado llevar a cabo (por ejemplo, cerrar la llave del gas).
f Negación: Consiste en rechazar la percepción de una realidad interna o externa que representa algo prohibido (por ejemplo, negar un deseo).
g Conversión: Transformar inconscientemente un conflicto intrapsíquico en un trastorno de apariencia somática que lo simbolice (por ejemplo, parálisis, temblores, alteraciones de memoria y vigilancia, etc.).
h Racionalización, intelectualización y subestimación: La racionalización es un proceso mediante el cual el sujeto intenta dar una explicación coherente desde el punto de vista lógico o moral, a una actitud, un acto, una idea, un sentimiento, etc., cuyos motivos verdaderos no percibe, o no desea conocer, pues ello traería consigo ciertos afectos displacenteros. La intelectualización es un intento por parte del sujeto de dar una formulación discursiva a sus conflictos con el fin de tenerlos bajo control y evitar la emergencia de sentimientos displacenteros. Mediante la subestimación, el sujeto expresa una serie de razones para desvalorizar lo que de hecho no ha podido conseguir, aunque siga deseándolo.
i Introyección, interiorización, incorporación e identificación: La introyección es un proceso por el cual el sujeto hace pasar de “fuera” a “dentro”, en forma fantasmática, objetos y cualidades inherentes a esos objetos. La interiorización o internalización es cuando el individuo transforma determinadas relaciones intersubjetivas en relaciones intrasubjetivas (por ejemplo, las relaciones del individuo con su padre o madre las mantiene
entre el superyo y el yo). La incorporación es la introducción fantasmática del objeto o de parte del objeto dentro de la propia corporalidad. Mediante la identificación se asimilan cualidades normales o patológicas del objeto, que pasan a ser características de la propia personalidad (por ejemplo, asimilación de un yo a un yo ajeno).
j Proyección: El yo expulsa fuera de sí, localizándolo en otra persona o cosa, aquellas ideas, cualidades, deseos, sentimientos e incluso objetos internos que no pueden admitirse como propios.
k Sublimación: Consiste en la sustracción por parte del yo, de la energía pulsional que carga un contenido inconsciente prohibido o rechazado, dirigiendo tal energía desde la meta original hacia una finalidad distinta, valorada personal o socialmente (por ejemplo, el arte).
Son defensas exitosas la sublimación, la formación reactiva y la identificación. Las demás son patógenas.
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Psicoanálisis
miércoles, 10 de junio de 2020
Reproducción humana: Fecundación y desarrollo embrionario
Para comprender el papel que pueden desempeñar las células madre en la medicina regenerativa debemos conocer, en primer lugar, cómo se originan nuestros propios tejidos y órganos, y qué papel desempeñan las células madre en el proceso que da lugar a la formación de un nuevo individuo. Este proceso se inicia a partir de la formación de una única célula, la célula huevo o cigoto, e incluye:
✭ La fecundación: Es la unión de un óvulo y un espermatozoide y se produce en el interior del aparato genital femenino, en un conducto denominado trompa de Falopio. El resultado es la formación de la célula huevo o cigoto. La trompa de Falopio conecta el ovario, órgano en el que se producen los óvulos, con el útero, la estructura en cuyo interior se inicia el desarrollo del cigoto.
✭ El desarrollo: Es el conjunto de cambios que se producen en cualquier ser vivo durante toda su vida. En las personas, como en muchos otros seres vivos, se inicia con la formación del cigoto. La primera parte del desarrollo termina en el momento del nacimiento y se denomina desarrollo embrionario o prenatal. El desarrollo posnatal empieza en el momento del nacimiento y continúa durante el resto de la vida.
1. Las primeras etapas del desarrollo embrionario
Etapa 1
Si un espermatozoide encuentra un óvulo en una trompa, intenta atravesar su membrana; si lo consigue, el óvulo produce una cubierta muy resistente que evita la penetración de un segundo espermatozoide. La fecundación concluye cuando los núcleos del espermatozoide y del óvulo se fusionan. A partir de este momento se inicia el desarrollo embrionario.
Etapa 2
El cigoto, formado por una única célula, sigue desplazándose por la trompa en su camino hacia el útero y comienza a dividirse. Al final del segundo día ya está formado por dos células que se mantienen juntas. Empiezan las distintas segmentaciones del cigoto.
Etapa 3
Las células continúan dividiéndose hasta formar un embrión de 32 células, llamado mórula debido a su aspecto de mora o pelota maciza.
Etapa 4
Se forma una cavidad en el interior de la mórula que adopta la forma de una pelota hueca. Esta estructura se denomina blastocisto temprano.
Etapa 5
Un grupo de células se condensa en el interior del blastocisto y forma una masa compacta dispuesta en un extremo; así se constituye el denominado blastocisto tardío. Las células de la masa interna originarán el embrión propiamente dicho, es decir, todos sus tejidos y órganos y, por tanto, los de la futura persona adulta. En cambio, las células de la cubierta producirán las estructuras externas al embrión, como la placenta, que tienen la función de nutrir y proteger al embrión.
Etapa 6
El embrión anida (se implanta) en la pared del útero que se ha preparado para este acontecimiento recubriéndose de una capa denominada endometrio. Este proceso se extiende hasta el día 14 después de la fecundación.
2. Puntos clave en el desarrollo embrionario
La unión del espermatozoide y el óvulo marca el inicio del desarrollo embrionario. Sin la fecundación, ninguna de estas células es capaz de formar, por sí misma, un embrión y una nueva persona. Con la fecundación esta posibilidad queda abierta, aunque muchos cigotos no concluirán con éxito el desarrollo embrionario. Desde el punto de visto biológico, el desarrollo embrionario presenta tres momentos que se consideran claves:
✭ La fecundación: Es la unión de un óvulo y un espermatozoide y se produce en el interior del aparato genital femenino, en un conducto denominado trompa de Falopio. El resultado es la formación de la célula huevo o cigoto. La trompa de Falopio conecta el ovario, órgano en el que se producen los óvulos, con el útero, la estructura en cuyo interior se inicia el desarrollo del cigoto.
✭ El desarrollo: Es el conjunto de cambios que se producen en cualquier ser vivo durante toda su vida. En las personas, como en muchos otros seres vivos, se inicia con la formación del cigoto. La primera parte del desarrollo termina en el momento del nacimiento y se denomina desarrollo embrionario o prenatal. El desarrollo posnatal empieza en el momento del nacimiento y continúa durante el resto de la vida.
1. Las primeras etapas del desarrollo embrionario
Etapa 1
Si un espermatozoide encuentra un óvulo en una trompa, intenta atravesar su membrana; si lo consigue, el óvulo produce una cubierta muy resistente que evita la penetración de un segundo espermatozoide. La fecundación concluye cuando los núcleos del espermatozoide y del óvulo se fusionan. A partir de este momento se inicia el desarrollo embrionario.
Etapa 2
El cigoto, formado por una única célula, sigue desplazándose por la trompa en su camino hacia el útero y comienza a dividirse. Al final del segundo día ya está formado por dos células que se mantienen juntas. Empiezan las distintas segmentaciones del cigoto.
Etapa 3
Las células continúan dividiéndose hasta formar un embrión de 32 células, llamado mórula debido a su aspecto de mora o pelota maciza.
Etapa 4
Se forma una cavidad en el interior de la mórula que adopta la forma de una pelota hueca. Esta estructura se denomina blastocisto temprano.
Etapa 5
Un grupo de células se condensa en el interior del blastocisto y forma una masa compacta dispuesta en un extremo; así se constituye el denominado blastocisto tardío. Las células de la masa interna originarán el embrión propiamente dicho, es decir, todos sus tejidos y órganos y, por tanto, los de la futura persona adulta. En cambio, las células de la cubierta producirán las estructuras externas al embrión, como la placenta, que tienen la función de nutrir y proteger al embrión.
Etapa 6
El embrión anida (se implanta) en la pared del útero que se ha preparado para este acontecimiento recubriéndose de una capa denominada endometrio. Este proceso se extiende hasta el día 14 después de la fecundación.
2. Puntos clave en el desarrollo embrionario
La unión del espermatozoide y el óvulo marca el inicio del desarrollo embrionario. Sin la fecundación, ninguna de estas células es capaz de formar, por sí misma, un embrión y una nueva persona. Con la fecundación esta posibilidad queda abierta, aunque muchos cigotos no concluirán con éxito el desarrollo embrionario. Desde el punto de visto biológico, el desarrollo embrionario presenta tres momentos que se consideran claves:
- La implantación: Un punto clave es la implantación del embrión en el endometrio. Casi un 70% de los cigotos y embriones tempranos es eliminado de manera natural antes de su implantación en el endometrio. Esta aparente baja eficiencia del proceso reproductor se debe a que, dado que la gestación es un proceso muy costoso, la evolución ha seleccionado aquellos mecanismos que aseguran en lo posible que sólo los embriones más aptos alcancen el final de la gestación. Así, los recién nacidos tendrán el máximo de posibilidades de crecer y desarrollarse para alcanzar la vida adulta.
- Inicio de la formación del sistema nervioso: Una vez implantado, el embrión continúa creciendo y desarrollándose. Hacia los 14 días, un grupo de células empieza a formar lo que en el futuro será el sistema nervioso. Existe un consenso científico general en considerar la frontera de los 14 días como un antes y un después en la consideración científica del estatus del embrión. En un embrión de poco más de un milímetro, ya se empieza a formar el futuro sistema nervioso.
- Los órganos empiezan a funcionar: Hacia los dos meses del desarrollo embrionario comienza el período fetal. El embrión, ahora denominado feto, ya tiene más del 90% de las estructuras del cuerpo humano. El período fetal se caracteriza por el crecimiento de estas estructuras, su maduración y el comienzo de su funcionalidad y se prolongará hasta el noveno mes en el que se producirá el nacimiento. Uno de los últimos órganos en ser operativos son los pulmones, que no comienzan a funcionar hasta el mismo momento del nacimiento.
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Conocimiento científico
miércoles, 3 de junio de 2020
Las teorías psicoanalíticas sobre la angustia
Los conflictos de mayor importancia para el desarrollo humano acontecen intrapsíquicamente, por enfrentamientos de pulsiones entre sí o porque los deseos pulsionales chocan con el yo y el superyo. Tales conflictos generan un sentimiento fuertemente displacentero: la angustia. Freud elaboró al respecto dos teorías:
- Primera teoría sobre la angustia: La angustia era un producto derivado de la líbido insatisfecha. Freud distinguió entre: angustia realista (miedo, reacción del yo frente a un peligro exterior) y angustia neurótica (reclamo de la líbido).
- Segunda teoría sobre la angustia: La angustia se estableció como una función del yo, y no como un producto de la líbido insatisfecha o de la represión de los deseos pulsionales. La angustia quedó como una señal de alerta para que el yo pusiera en marcha sus defensas, resolviendo o acallando los conflictos. La angustia sería una reactivación de huellas mnésicas significativas, surgidas a partir de experiencias reales. La angustia se concibió como fruto de tres vasallajes: la angustia realista del vasallaje del mundo exterior, la angustia neurótica del ello, y la angusta moral del superyo. En todo caso, sería una reacción ante un peligro externo o interno.
Sigmund Freud |
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Psicoanálisis,
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