El otro generalizado
La comunidad o grupo social organizado que proporciona al individuo su unidad de persona puede ser llamada "el otro generalizado". La actitud del otro generalizado es la actitud de toda la comunidad. Así, por ejemplo, en el caso de un grupo social como el de un equipo de fútbol, el equipo es "el otro generalizado", en la medida en que interviene -como proceso organizado o actividad social- en la experiencia de cualquiera de los miembros individuales de él.
G. H. Mead, Espíritu, persona y sociedad
1. Doble dinamismo en la estructura social
La realidad social que nos encontramos en la vida cotidiana ni es algo fijo e inmóvil, ni es una vaga idea que nos hacemos del mundo en el que vivimos. La realidad social está compuesta por un conjunto de procesos que tienen un carácter dinámico y real. Son procesos en los que cada uno de nosotros no sólo se apropia del mundo exterior, sino que lo construye y edifica a través de sus acciones. Se trata de un doble dinamismo; por un lado, la vida social se nos presenta como una realidad objetiva que tenemos ante nosotros; por otro, la misma vida social se nos presenta como una realidad subjetiva.
2. Socialización y tipificación
La socialización es un proceso mediante el cual un individuo internaliza las pautas culturales de la vida social, desarrolla su personalidad en interacción con ella y consigue una identidad personal. Este proceso de internalización facilitará que cada uno de nosotros accedamos a definir interpersonalmente la realidad como una compleja red de interacciones sociales.
La interacción social no es espontánea sino pautada, es decir, se nos presenta como un conjunto de pautas, de rutinas y de formas estandarizadas de actuación. Por eso, la vida social está "tipificada" y "los otros" con los que nos encontramos no son únicamente "seres humanos" como tales, sino "europeos", "amigos", "clientes", "familiares". Además, esta tipificación es recíproca, es decir, no sólo soy yo el que identifica al "otro" como "amigo", sino que el otro también me identifica así.
Las tipificaciones de la vida social se vuelven progresivamente anónimas a medida que nos alejamos de las situaciones más próximas o situaciones "cara a cara". Éstas son las situaciones básicas y primordiales en el proceso de socialización porque en ellas nos encontramos al "otro" como real, visible y accesible ante nosotros.
3. Socialización primaria y secundaria
Aunque el proceso por el que una persona se apropia de la realidad social y cultural no termina nunca, en las investigaciones sobre la adaptación a la vida social y la adquisición de los recursos necesarios para la misma se distinguen dos etapas:
- Socialización primaria: El objetivo es la introducción del sujeto en la sociedad. Se desarrolla durante la niñeza, y las dos instituciones fundamentales son la familia y la escuela. Es una fase en la que el niño o la niña se apropia de roles, actitudes y valores que encuentra en "los otros" más próximos. Esta proximidad no es solo la de una persona concreta (el padre o la madre, la abuela o el abuelo, el maestro o la maestra), sino la proximidad del mundo que representan cada uno de ellos, por eso algunos sociólogos como G. H. Mead lo llaman "el otro significativo". Este proceso no es puntual sino progresivo, de manera que esta socialización primaria es un proceso de "generalización progresiva" donde el niño pasa de percibir a un "otro concreto" y significativo a un "otro generalizado".
- Socialización secundaria: Adquirida una estructura social básica en la socialización primaria, en la secundaria el individuo internaliza otras instituciones y sectores sociales. Mientras que en la socialización primaria el niño o la niña no elige los agentes de socialización, en la socialización secundaria el individuo elige dónde integrarse. La interacción tiene una menor carga afectiva y en los roles sociales los agentes son más intercambiables.
4. Institucionalización y roles
La vida social se presenta ante los individuos mediante instituciones. La integración en la vida social es, por consiguiente, un proceso de permanente institucionalización. Una familia, un colegio o un hospital son grupos sociales donde los individuos realizan unas actividades pautadas, tipificadas y estandarizadas que reciben el nombre de papeles sociales o roles. Estos papeles no son arbitrarios o subjetivos, sino que están pautados y "objetivados". Contemplados desde la perspectiva del orden institucional, los roles aparecen como representaciones y expresiones de una vida social estructurada significativamente.
5. Perspectivas en la teoría social
En la teoría social contemporánea nos encontramos con una pluralidad de perspectivas para explicar el dinamismo de la vida social. Las tres teorías más importantes son las siguientes:
- Funcionalismo: Si queremos comprender las principales instituciones de una sociedad y explicar el comportamiento de sus miembros, debemos estudiar la sociedad en su conjunto. La vida social no es una suma de instituciones, es un conjunto de funciones. Estudiar la función de una institución social es analizar la contribución que esa institución hace a la continuidad de la sociedad en su conjunto. Esta perspectiva, propuesta en sus orígenes por A. Comte y E. Durkheim y más tarde desarrollada por T. Parsons y R. Merton, sugería que la mejor manera de entender esta idea es realizando una analogía con el cuerpo humano. Por ejemplo, para estudiar un órgano del cuerpo como el cerebro, debemos explicar qué función tiene este órgano en el conjunto del organismo humano.
- Estructuralismo: Para la perspectiva estructuralista, si queremos comprender las instituciones y explicar el comportamiento de sus miembros debemos identificar las estructuras sociales. Esta teoría es una derivación de la teoría lingüística iniciada por F. Saussure, para quien el lenguaje no es un conjunto de palabras o expresiones, sino un conjunto estructurado de reglas gramaticales sin las cuales no sería posible la comunicación. De la misma manera que para expresarnos adecuadamente necesitamos conocer las estructuras de un lenguaje, para comprender el significado de los hechos sociales necesitamos explicar las estructuras que los generan. Esta perspectiva ha sido desarrollada por C. Lévi-Strauss y ha sido especialmente fecunda para el estudio de la cultura y la comunicación.
- Interaccionismo simbólico: Como en el caso del estructuralismo, el interaccionismo es una teoría social desarrollada a partir del estudio del lenguaje y la comunicación. Ahora bien, en lugar de incidir en el conjunto estructurado de reglas que explican el significado de un hecho social, incide en la interacción comunicativa de los sujetos. Es una perspectiva que se inicia con la teoría de G. H. Mead, para quien la clave de la realidad social está en el lenguaje, gracias a él vamos adquiriendo progresivamente nuestra identidad en interacción con los otros. La integración social es una tarea compleja que sólo se puede explicar como un proceso de interacción simbólica. A diferencia de la interacción animal, la interacción humana está medida por un conjunto de símbolos, es decir, que la comunicación humana es una comunicación simbólica en la que no necesitamos tener los objetos delante sino que nos basta con su representación. Así pues, la interacción social es una interacción simbólica.