Cada ser humano es como los demás seres humanos, como algunos otros seres humanos y como ningún ser humano.
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viernes, 30 de diciembre de 2016

Poder político y ciudadanía democrática

El poder político ha sido siempre una preocupación esencial de la filosofía. Los filósofos no sólo se han preguntado por el origen y las formas en las que se ejerce el poder, sino por las posibilidades que ofrece para que la vida humana pueda ser más o menos digna. Bien sea como fuerza humana para cambiar el destino, bien sea como posibilidad de ordenar la sociedad según leyes justas, la reflexión sobre el poder es también una reflexión sobre la dignidad de todos los seres humanos. Esta estrecha relación entre dignidad humana y poder político ya no se puede plantear al margen de la organización de la convivencia; por eso, hoy no puede haber un poder político legítimo si no hay una ciudadanía democrática.

Insociable sociabilidad del ser humano
El medio de que se sirve la naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el antagonismo de las mismas en sociedad, en la medida en que ese antagonismo se convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquellas. Entiendo en este caso por antagonismo la insociable sociabilidad de los hombres, es decir, su inclinación a formar sociedad, que, sin embargo, va unida a una resistencia constante que amenaza perpetuamente con disolverla. Esta disposición reside, a las claras, en la naturaleza del hombre.
El hombre tiene una inclinación a entrar en sociedad, porque en tal estado se siente más como hombre, es decir, siente el desarrollo de sus facultades naturales. Pero también tiene una gran tendencia a aislarse; porque tropieza en sí mismo con la cualidad insocial que le lleva a querer disponer de todo según le place. Movido por el ansia de honores, poder o bienes, trata de lograr una posición entre sus congéneres, a los que no puede soportar pero de los que tampoco puede prescindir.
I. Kant, Filosofía de la Historia (adaptado)

Democracia y ciudadanía activa
Por oscuro que parezca el horizonte, lo cierto es que la conciencia política occidental puede aún encontrar un modelo de respuesta a su propio paradigma democrático. Para ello es imprescindible que lo entienda en función directa de la libertad social, como fuerza activa de participación en el bien común político. Es preciso encontrar un nuevo sentido para la ciudadanía, como concepto que connota la participación responsable y tendencialmente universal de las personas en los asuntos públicos, que no tienen que ser precisamente las cosas "oficiales". La creciente complejidad de la sociedad actual está clamando por una renovada idea del activo papel que los ciudadanos han de jugar en las distintas redes que constituyen hoy la urdimbre relacional de la convivencia.
A. Llano, Humanismo cívico (adaptado)

domingo, 18 de diciembre de 2016

Martin Buber: "Dialogar no es negociar ni regatear"

Casi todos los filósofos que en el siglo XX han hablado del diálogo (F. Rosenzweig, E. Mounier, P. Ricoeur) reconocen las deudas que tienen con Martin Buber. Especialmente preocupado por la dimensión social del ser humano, Buber no se resigna a que el diálogo tenga un papel instrumental para la convivencia (como técnica de negociación y regateo), sino que le asigna al diálogo un papel constitutivo de la vida humana. De esta forma se inicia una nueva antropología y se reinventa en clave dialógica la utopía de una convivencia justa.

Uno de los filósofos contemporáneos que con mayor radicalidad se ha preguntado por la naturaleza social del ser humano ha sido Martin Buber. Nació en Viena en 1878 y murió en Jerusaleén en 1965. Sus obras se han traducido a más de veinte idiomas, desde el finlandés al japonés. Procedente de una familia polaca, nace en una época en la que la ciudad de Viena se había convertido en uno de los grandes centros de la cultura germánica. Tras la separación de sus padres vive con su abuelo, que le familiarizó desde los tres años con los textos clásicos de la cultura judía, religión que profesaba.
Buber aborda con profundidad el tema de las relaciones entre el individuo y la sociedad, bien sea como ensayos o como narraciones. Si la obra Yo y tú, aparecida en 1923, afirma con claridad el carácter dialogal de la naturaleza humana, en la obra ¿Qué es el hombre? sienta las bases de una antropología filosófica presidida por la idea de sociabilidad y comunicabilidad.

1. El otro está en mí
A principios del siglo XX percibe con claridad los dos grandes peligros que acechaban a la filosofía social: por un lado, el peligro del individualismo, es decir, la reducción del hombre a su condición de individuo y átomo aislado en un conjunto anónimo de relaciones sociales; por otro, el peligro de la masificación, es decir, la aniquilación de la condición humana porque el hombre es reducido a la condición de borrego, es tan sólo un número para el Estado, un miembro insignificante de la masa social. Ante estos dos peligros, Buber se arriesga a proponer un pensamiento dialógico, una nueva filosofía que parte de una convicción tan simple como importante: cada uno de nosotros aprende a decir "tú" antes de conocernos a nosotros mismos. 
El "otro" no es sólo alguien que tenemos a nuestro lado, sino alguien que está en mí, alguien sin el cual yo no sería yo. De la misma forma que la psicología evolutiva nos ha demostrado que sin la presencia de la madre ("tú") no hay una maduración personal del individuo ("yo"), la filosofía de Buber nos recuerda que el encuentro con el "otro" no es casual o esporádico, sino constitutivo. Ser humano es "ser-en-relación".

2. El diálogo
Este carácter constitutivo del otro le lleva a elaborar una teoría social basada en la noción de diálogo. El diálogo no es un instrumento o una técnica con la que nos comunicamos. Para Buber el diálogo no es un intercambio de palabras entre dos individuos diferentes. Dialogar no es utilizar una técnica de negociación ni servirse de un recurso para regatear una compraventa. Dialogar es mucho más que conversar, negociar o regatear. Dialogar es reconocerse mutuamente a través de una palabra compartida.
Esta forma de entender el diálogo plantea numerosas exigencias a la filosofía social. Una de ellas es la lectura renovada de las teorías que, como el socialismo utópico o el marxismo, se han preocupado por el valor del encuentro y la relación interhumana. Ésta es la tarea que Buber se propone cuando en 1947 publica un ensayo que lleva por título Caminos de utopía. 

3. La convivencia, un problema filosófico
En época de descubrimientos científicos y cambios sociales, el lugar que el hombre desempeña en el cosmos se convierte en un problema filosófico. Martin Buber, al igual que Max Scheler, Martin Heidegger o Jean Paul Sartre, son filósofos que no dejarán de preguntarse por el nuevo lugar que el hombre tiene que ocupar en esta nueva época. Sin embargo, a partir de los años treinta Buber centra su atención en la convivencia como problema. Entre quienes defienden una antropología individualista y quienes propugnan una sociología colectivista, Buber propone una tercera posibilidad, la "esfera del entre". 

La vida como encuentro
Toda vida verdadera es encuentro. La relación con el tú es directa. Entre el yo y el tú no se interpone ningún sistema de ideas, ningún esquema, ninguna imagen previa. La misma memoria se transforma en cuanto que emerge de su fraccionamiento para sumergirse en la unidad de la totalidad. Entre el yo y el tú no se interponen fines, ni placer ni prejuicio; y el deseo mismo se transforma, pues pasa de sueño a presencia. Todo medio es obstáculo. Sólo cuando todo medio está abolido acaece el encuentro. 
M. Buber: Yo y tú

La esfera del entre
El hecho fundamental de la existencia humana no es ni el individuo en cuanto tal ni la colectividad en cuanto tal. Ambas cosas, consideradas en sí mismas, no pasan de ser formidables abstracciones. El individuo es un hecho de la existencia en la medida en que entra en relaciones vivas con otros individuos; la colectividad es un hecho de la existencia en la medida en que se edifica con vivas unidades de relación. El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre. Lo que singulariza al mundo humano es, por encima de todo, que en él ocurre entre ser y ser algo que no ocurre parigualmente en ningún otro rincón de la naturaleza. El lenguaje no es más que su signo y su medio, toda obra espiritual ha sido incitada por ese algo. Es lo que hace del hombre un hombre. Pero siguiendo su camino el hombre no solo se despliega, sino que también se encoge y degenera.
M. Buber: ¿Qué es el hombre?

domingo, 20 de noviembre de 2016

Vida privada y espacio público

Uno de los problemas filosóficos más importantes de la vida social es la delimitación del ámbito de la vida privada. Se trata de un ámbito que tiene como fronteras, por un lado, la intimidad; por otro, la vida pública. Ahora bien, estas fronteras no siempre están delimitadas con claridad en la vida social; bien porque lo que sucede en el hogar tiene relevancia pública, como es el caso de la estabilidad familiar; bien porque lo que sucede en el trabajo condiciona la vida privada; bien porque las instituciones utilizan información confidencial de las personas; o bien porque los medios de comunicación convierten en público lo que era privado.

Diferentes planos de la vida humana
El conjunto de la vida privada puede compararse con un cono, en donde la superficie de la base está todavía en contacto con el mundo de las relaciones públicas; pero a medida que los planos van acercándose al vértice y alejándose de la publicidad, va reduciéndose asimismo la extensión hasta que, llegado el vértice, la vida privada se condensa y concentra en un punto, en la soledad del yo viviente, a la que nadie más que yo mismo puede tener verdadero acceso.
M. García Morente, Ensayo sobre la vida privada

La unidad de la vida
La unidad de la vida humana se nos torna invisible cuando se realiza una separación tajante entre el individuo y los papeles (roles) que representa.
A. MacIntyre, Tras la virtud

La realidad de la intimidad
La intimidad es inmaterial, mejor habría que decir espiritual, pero está "encarnada", es la intimidad de un ser mundano, de un ser que no sólo está en el mundo, sino que es también mundo.
N. González, El deber del respeto a la intimidad


La privacidad: recinto de la libertad
Lo privado es el ámbito:
a - del autodesarrollo, la dimensión expresiva de la persona;
b - de la autenticidad, el lugar de creación del individuo y por tanto el origen de la vida social. Como esfera de la autenticidad, lo privado se opone a un exterior amenazante y potencialmente hostil cuando no abiertamente agresivo, en el cual sólo cabe la convención, el disimulo, el disfraz. Fuera de la esfera privada se corre el peligro de ser vulnerado. El escenario paradigmático del fingimiento es el trabajo, marco que expresa la amenaza y la consecuente necesidad de simulación.
c - de la seguridad afectiva, del "cascarón" que evoca el calor, el universo significativo que confiere al individuo una fuerte sensación de arraigo, permanencia, sentido y certeza.
d - de la intensidad, el escenario de la generosidad y la entrega sin reservas. Los amigos son el engarce con el mundo exterior, "recipientes" del relato de nuestra actividad.
e - que contiene la intimidad. Y es en ésta donde es posible la soledad.
H. Béjar, La cultura del yo 

Prensa y desmoralización
No me cabe la menor duda de que si la prensa diaria, como cualquier otro negocio, tuviera que exhibir un cartel, éste debería rezar así: aquí se desmoraliza a las personas en tiempo récord, en grandes cantidades y al precio más económico.
Kierkegaard, citado por H.M. Enzensberger, en Mediocridad y delirio

El comercio con la vida privada
Un debate necesario dentro de los medios es el que afecta a otros personajes, los que explotan, de distintas formas, su vida privada. La opinión de El Mundo es que deben ver reducida de forma alícuota la protección de esa vida privada frente a la curiosidad periodística. Van desde los personajes de la farándula que habitualmente comercian con su vida privada en la prensa del corazón hasta los políticos que utilizan de forma igualmente habitual a su familia para su promoción profesional y para captar votos.
Libro de Estilo de El Mundo

Interés público y veracidad
Sólo el interés público, junto con la veracidad de la noticia, justifican que periodistas indaguen y difundan datos de la vida privada e íntima de las personas destacadas socialmente. La mera veracidad no basta, se requiere un claro discernimiento de que se trata de hechos de relevancia pública e interés general.
E. Bonete, Ética de la comunicación audiovisual (adaptado)

Derecho al honor y la intimidad
Sólo las personas de relevancia pública -por ocupar lugares distinguidos en las instituciones, por dedicarse a profesiones de trascendencia social o por haber reclamado de antemano la atención de los propios medios- son, en principio, material informativo en lo que atañe a su vida privada, salvaguardando, en todo caso, su derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen. Los menores de edad deben ser tratados con exquisita cautela. El periodista debe mantener presente en todo momento el principio de que toda persona es inocente hasta que una sentencia diga lo contrario.
Grupo Correo, Código dentológico (adaptado) 

martes, 1 de noviembre de 2016

La familia: innovación y tradición

Familia legal y familia natural
Abolición no de la familia natural, sino de la familia legal, fundada sobre el derecho civil y sobre la propiedad. El matrimonio religioso y civil es reemplazado por el amor libre. Dos individuos mayores y de sexo diferente tienen derecho a unirse y separarse según su voluntad, sus intereses mutuos y las necesidades de su corazón, sin que la sociedad tenga el derecho ni de impedir su unión ni de mantenerla pese a ellos. En el matrimonio libre, el hombre y la mujer deben gozar igualmente de una libertad absoluta. Ni la violencia de la pasión ni los derechos libremente acordados en el pasado pueden servir de excusa para ningún atentado de una parte contra la libertad del otro, y cada atentado semejante será considerado como un crimen.
M. Bakunin, Catecismo revolucionario

1. Innovación de la tradición
En el conjunto de las asociaciones voluntarias de la sociedad civil la más importantes es la familia. Esta institución no ha estado al margen de los cambios culturales de las sociedades modernas, de hecho, ciertas conductas vinculadas a la vida familiar que se consideraban desviaciones sociales se consienten públicamente, con independencia de que se compartan o no los modelos de convivencia que suponen. La rigidez de la familia tradicional ha sido sustituida por la flexibilidad de las formas. Esta flexibilidad y permisividad en las formas conlleva plantear la vida familiar desde dos perspectivas: como institución y como grupo.

2. La familia como institución social
Las instituciones sociales se forman poco a poco mediante una práctica social continuada y uniforme de estrategias: modos de obtener recursos, de comunicarse, de emparejarse, de educar a la prole, etc. Estas prácticas se consolidan con el paso del tiempo y dejan de ser simples usos sociales o costumbres circunstanciales para convertirse en patrones fijos de comportamiento cultural que luego se transmiten de generación en generación.
La familia es una institución en el sentido de que constituye una estructura cultural de normas y valores, organizadas de forma fija por la sociedad para regular la acción colectiva en torno a determinadas necesidades básicas: procreación, sexo, aceptación, intimidad o seguridad afectiva, educación de los recién nacidos e, incluso, producción y consumo básico de bienes económicos.

3. La familia como grupo
La familia es un pequeño grupo emocional que funciona como un todo psíquico interrelacionado, es decir, como un microcosmos doméstico donde cada individuo realiza una serie de funciones (roles) según el lugar (status) que desempeña. Estas funciones y lugares están condicionados por la cultura, los convencionalismos sociales, las necesidades económicas, las creencias religiosas y las leyes.


4. La mujer y la familia del siglo XXI
Los cambios en la situación de la familia están directamente relacionados con la igualdad entre el varón y la mujer. Esta igualdad ha supuesto toda una revolución social cuyas consecuencias afectan a todos los ámbitos, desde la economía a la política, pasando por la religión, el derecho o la sanidad.

La extinción de la mujer cuidadora 
Ese imperialismo, que intenta explicar todas las relaciones humanas desde el análisis coste-beneficio, se estrella en realidad sin remedio ante las relaciones de cariño, de afecto y de solidaridad, ante lo gratuito y lo importante. Y, sin embargo, aun sin llegar a este imperialismo económico, entiende un amplio sector de la población que el trabajo femenino "fuera de casa" puede ser un obstáculo para que se realicen con bien las tareas de bienestar, tano en el ámbito de la familia como en el de la sociedad en su conjunto. Porque las familias necesitan contratar personal externo para que desempeñe esas tareas, personal cuyo trabajo resulta ser a menudo caro y no siempre de calidad, y, por su parte, el Estado, cualquier Estado de la Tierra, carece de los recursos suficientes como para pagar unos trabajos de 24 horas, sin vacaciones, sin días de fiesta, que hasta ahora han hecho gratis las mujeres.
Alentados por tal situación proponen los más revolucionarios fomentar los trabajos a tiempo parcial para que puedan asumirlos las mujeres y aumentar las ayudas a las familias para que sigan realizando las tareas de bienestar. Medidas ambas que son sin duda laudables y urgentes, pero a todas luces insuficientes, porque estos sectores ignoran -o quieren ignorar- que las familias han cambiado radicalmente y que desaparece la "mujer cuidadora", que no es lo mismo -a mi juicio- que la "madre cuidadora". Es esa mujer la que ha ahorrado una incalculable cantidad de dinero a las sociedades, es esa "mujer cuidadora" la que está desapareciendo.
Por eso yo me atrevería a bosquejar algunas sugerencias para un futuro tan próximo que hace años que ha empezado:
1) Incluir en el orden del día del debate público como un reto de primera magnitud la pregunta por los agentes del bienestar, teniendo en cuenta la situación actual.
2) Fomentar empleos a tiempo parcial que permitan organizar las tareas "internas" y "externas" tanto a las mujeres como a los varones.
3) Proporcionar ayudas en serio a familias que asuman tareas de bienestar.
4) Propiciar la atención domiciliaria.
5) Multiplicar las residencias públicas de calidad, escasas por el momento hasta la irritación, para aquellos ante quienes se abre un futuro de soledad.
Adela Cortina, en El País (23-11-1999)  

lunes, 31 de octubre de 2016

Educación Personalizada

Víctor García Hoz (1911-1998), Doctor en Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid, está considerado una figura fundamental en la pedagogía contemporánea española, gracias a su desarrollo del concepto de educación personalizada.
En el primer año de mi carrera de Pedagogía (curso 1985-1986), aparecían en los textos que estudiábamos referencias a su obra y a sus ideas sobre la personalización en el sistema educativo.
Posteriormente, cuando comencé a trabajar en un colegio en el año 1996, me encontré en su biblioteca con este libro, reeditado en 1977 por Miñón. En estos veinte años que llevo trabajando en ese mismo colegio, lo he leído en un par de ocasiones, ya que sus ideas me parecen tanto sugerentes en cuestiones básicas para la profesión docente como vigentes en elementos metodológicos. De hecho, he realizado una síntesis de esas ideas para tenerla como consulta. El resumen realizado está disponible en el siguiente enlace.

sábado, 22 de octubre de 2016

La sociedad intercultural: teoría y práctica

1. Dinámica cultural y sociedad civil
La sociedad civil está compuesta por un conjunto de asociaciones que tienen sus raíces en proyectos culturales diferentes y plurales. Por esta razón, la sociedad civil no la forman únicamente asociaciones económicas o mercantiles (empresas o bancos), sino asociaciones muy distintas, con personas que se organizan con motivaciones muy diferentes: solidarias, deportivas, culturales, religiosas, recreativas, etc. Utilizaremos el término sociedad civil para designar el entramado asociativo que forman estas organizaciones donde hay una gran pluralidad de motivaciones. La sociedad civil sería una red de redes o, como Michael Walzer la describe, un proyecto de proyectos.

El pulso de la libertad
La noción de sociedad civil comprende multitud de asociaciones libres que existen fuera del patrocinio oficial y que, con frecuencia, están dedicadas a propósitos considerados generalmente no políticos. Ninguna sociedad puede considerarse libre si no permite el funcionamiento de estas asociaciones voluntarias, el pulso de la libertad latirá muy débilmente allí donde estas asociaciones no se formen espontáneamente.
Ch. Taylor, Argumentos filosóficos 

2. Pluralidad cultural y pluralismo político
Esta caracterización de sociedad "civil" y no "política" puede explicarse por la evolución histórica del término. La expresión "sociedad civil", que procede de la latina societas civilis y de la anglosajona civil society, designa desde la Edad Media al conjunto de la sociedad (societas) que va diferenciándose paulatinamente del poder político de los soberanos (dominium). A partir del siglo XVII, designa una libertad de los individuos que han dejado de ser súbditos y aspiran a ser ciudadanos. 
Esta aspiración hará que se use el término en un doble sentido. Por un lado, para diferenciarlo del estado de naturaleza; y, por otro, para designar una independencia de los individuos frente al dominio político o Estado que se manifiesta en la libertad de conciencia, de culto, de expresión, de asociación, de reunión, de desplazamiento y de propiedad. Frente a la coacción que ejerce el Estado, la sociedad civil aparece como un ámbito de espontaneidad cuyo resultado será la aparición del pluralismo. No se trata de una simple aceptación de la pluralidad de intereses, sino de su articulación y ordenación en torno a valores comunes compartidos. 

3. Globalización y sociedad intercultural
Una de las características que mejor definen la situación actual de la cultura es la globalización. Esta globalización puede ser explicada en términos puramente económicos porque los mercados y la economía tienen dimensiones globales. En este caso, cuando se reduce la globalización a su dimensión puramente económica se describe como globalismo, como la nueva ideología del capitalismo transnacional. Sin embargo, la globalización no puede explicarse únicamente desde la economía porque hay factores históricos, culturales, ecológicos y religiosos que también apuntan hacia un nuevo modelo de sociedad internacional. En esta nueva sociedad global la armonización de diferencias culturales será la clave que nos permita explicar la interacción y organización. La sociedad intercultural no es una sociedad donde coexisten diferentes culturas (multiculturalismo), sino una sociedad donde éstas conviven y entrecruzan sus respectivos horizontes (interculturalismo). 

La globalización y el capital social
Las culturas locales están volviendo a despertar en todo el mundo. La globalización está cambiando el paisaje cultural. Los defensores de la globalización a buen seguro alegarán que el comercio libre y abierto y la expansión de las relaciones y actividades comerciales de todo tipo son la clave de un futuro más prometedor para todos. El fallo de esta premisa está en el supuesto equivocado de que el comercio estimula la cultura  cuando suele ser justo lo contrario... El comercio y el gobierno son instituciones secundarias, no primarias. Descienden de la cultura, no son sus progenitores. Los pueblos establecen primero un idioma común, unos códigos de conducta establecidos de común acuerdo y un propósito compartido, a saber, un capital social.
J. Rifkin, Un nuevo actor en la escena global 

4. Desafíos de la sociedad civil
En sus trabajos sobre la sociedad civil, la profesora Adela Cortina indica que la sociedad civil tiene un potencial ético por explotar que no tienen ni el Estado ni el mercado. Las organizaciones voluntarias (familias, amigos, vecinos, iglesias, cooperativas, etc) son

1. Escuela de civilidad. Es en ellas donde las personas aprenden y se entrenan para ser ciudadanos
2. Espacios para la transformación de la economía, porque ponen en cuestión los fines de la economía.
3. Instrumentos para revitalizar la cultura social, porque en ellas se aprenden tradiciones, valores e ideales sociales.
4. Espacio intercultural, porque en ellas aprenden a convivir culturas plurales. Una convivencia que no se consigue con la imposición de las leyes sino con la convicción de las personas.
5. Espacio para la calidad de vida, porque en ellas se valora que lo importante no es la cantidad de vida sino su calidad.
6. El tercer sector, porque es un nuevo sector de actividades sociales que coopera y complementa otros sectores como el de la economía o la política.       
7. La esfera de la opinión pública, porque en ellas se generan las deliberaciones sobre los problemas públicos comunes.
8. Revitalizadoras de la vida cotidiana, porque en ellas las personas encuentran sentido a las actividades cotidianas.
9. Descubren una solidaridad voluntaria, porque en ellas se desarrolla una conciencia ética universal que atiende a los débiles del Tercer y Cuarto Mundo sentando las bases de una sociedad civil cosmopolita.
10. Trabajan por la justicia, porque asumen la tarea de una justicia social que no compete únicamente al Estado sino a la sociedad en su conjunto.  

  

viernes, 14 de octubre de 2016

Organización de la libertad: cooperación y conflicto

Causas del conflicto social
Encontramos tres causas principales de la riña en la naturaleza humana: primero la competición, segundo la inseguridad, tercero la gloria. El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo por seguridad, y el tercero por reputación. Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo de su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre.
T. Hobbes, Leviatán

1. Modelos para organizar la libertad
Con el transcurso del tiempo, cada individuo se va forjando de forma más o menos espontánea una idea sobre el conjunto de la sociedad en la que se encuentra. Esta idea influye de manera decisiva no sólo en la cosmovisión o forma teórica de ver el mundo, sino en la organización práctica del conjunto de su vida. La filosofía nos propone dos grandes teorías o modelos para organizar la libertad:

- Homo hominis lupus: Es un modelo que parte de la desconfianza radical de los hombres entre sí. Las relaciones entre los seres humanos son semejantes a las que mantienen los animales entre ellos, están presididas por la ley de la supervivencia y la desconfianza mutua, como si cada uno de nosotros fuera un lobo para nuestros semejantes. Lo encontramos en la filosofía social y política de Thomas Hobbes, quien sin duda conocía el texto de Plauto donde se afirma: Lupus est homo homini. Se encuentra en la base de teorías individualistas de la sociedad como las de R. Nozick y F. A. Von Hayeck. 
- Homo homini socius: Es un modelo que parte de la confianza básica de los hombres entre sí. Las relaciones entre los seres humanos son semejantes a las que mantienen los socios entre sí, es decir, relaciones presididas por la credibilidad mutua. Los socios son individuos que cooperan entre sí para perseguir el bien común; esto es, un bien superior al de cada uno tomado aisladamente. Lo encontramos en la filosofía social y política de algunas escuelas estoicas y de la tradición anarquista. Se encuentra en la base de teorías holísticas (globales, relacionadas con el todo social) de la sociedad como las de Ch. Taylor y A. MacIntyre. 

2. El dinamismo de la vida social
- La perspectiva del conflicto: La raíz explicativa de la vida social no solo es la lucha o la competencia, sino el conflicto. La vida social sería un conjunto de conflictos y serían éstos los que permitirían explicar la evolución de la sociedad. Darwin, Marx y Nietzsche son pensadores del siglo XIX que explican el dinamismo apelando a esta idea de conflicto. El primero como "lucha por la supervivencia de las especies"; el segundo como "lucha de clases" y el tercero como "voluntad de poder". 
Durante el siglo XX las ciencias sociales han analizado dimensiones diferentes del conflicto; así, la psicología social habla de conflicto organizativo; la sociología, de conflicto social; el derecho laboral, de conflicto laboral; y la filosofía moral, de conflicto ideológico.
- La perspectiva de la cooperación: La raíz explicativa de la vida social es la ayuda mutua, la cooperación y la confianza. La vida social no sería posible sin la cooperación estable entre los individuos; de hecho, la sociedad sería un sistema de cooperación.
Distinguimos dos formas de cooperación según el grado de implicación de la voluntad: voluntaria o forzosa. También se habla de cooperación formal, cuando está regulada, o cooperación informal cuando no está regulada. Cuando esta perspectiva se plantea para buscar la estabilidad de la vida social aparece el problema del consenso (cum-sentire, sentir-junto, sentir común compartido).

3. El apoyo mutuo y la solidaridad
En algunas tradiciones de pensamiento la organización de la libertad no se ha planteado acudiendo al derecho y a las leyes, sino al reforzamiento de los vínculos sociales. Ésta ha sido una de las grandes preocupaciones de la tradición anarquista, donde la vida social se ha organizado en términos de mutualidad, es decir, según el principio básico del apoyo mutuo y la solidaridad de la familia humana. Precisamente, uno de estos pensadores importantes, Kropotkin, elaboró un ensayo que llevaba por título El apoyo mutuo. Veamos cómo lo plantea.

Reducir la socialidad de los animales al amor y la simpatía significa restringir su universalidad y su importancia. De ningún modo me guía el amor hacia el dueño de una determinada casa -a quien muy a menudo ni siquiera conozco- cuando, viendo su casa presa de las llamas, tomo un cubo con agua y corro hacia ella, aunque no tema por la mía. Me guía un sentimiento más amplio, aunque es más indefinido, un instinto, más exactamente dicho, de solidaridad humana; es decir, de caución solidaria entre todos los hombres y de sociabilidad. Lo mismo se observa también entre los animales. En todos estos casos, el papel más importante lo desempeña un sentimiento incomparablemente más amplio que el amor o la simpatía personal.
Aquí entra el instinto de sociabilidad, que se ha desarrollado lentamente entre los animales y los hombres en el transcurso de un periodo de evolución extremadamente largo, desde los estadios más elementales, y que enseñó por igual a muchos animales y hombres a tener conciencia de esa fuerza que ellos adquieren practicando la ayuda y el apoyo mutuos, y también a tener conciencia del placer que se puede hallar en la vida social. El amor, la simpatía y el sacrificio de sí mismos, naturalmente desempeñan un papel enorme en el desarrollo progresivo de nuestros sentimientos morales. Pero la sociedad, en la humanidad, de ningún modo se ha creado sobre el amor ni tampoco sobre la simpatía. Se ha creado sobre la conciencia -aunque sea instintiva- de la solidaridad humana y de la dependencia recíproca de los hombres.
P. Kropotkin, El apoyo mutuo 

sábado, 1 de octubre de 2016

La construcción social de la realidad

El otro generalizado
La comunidad o grupo social organizado que proporciona al individuo su unidad de persona puede ser llamada "el otro generalizado". La actitud del otro generalizado es la actitud de toda la comunidad. Así, por ejemplo, en el caso de un grupo social como el de un equipo de fútbol, el equipo es "el otro generalizado", en la medida en que interviene -como proceso organizado o actividad social- en la experiencia de cualquiera de los miembros individuales de él.
G. H. Mead, Espíritu, persona y sociedad

1. Doble dinamismo en la estructura social
La realidad social que nos encontramos en la vida cotidiana ni es algo fijo e inmóvil, ni es una vaga idea que nos hacemos del mundo en el que vivimos. La realidad social está compuesta por un conjunto de procesos que tienen un carácter dinámico y real. Son procesos en los que cada uno de nosotros no sólo se apropia del mundo exterior, sino que lo construye y edifica a través de sus acciones. Se trata de un doble dinamismo; por un lado, la vida social se nos presenta como una realidad objetiva que tenemos ante nosotros; por otro, la misma vida social se nos presenta como una realidad subjetiva.

2. Socialización y tipificación
La socialización es un proceso mediante el cual un individuo internaliza las pautas culturales de la vida social, desarrolla su personalidad en interacción con ella y consigue una identidad personal. Este proceso de internalización facilitará que cada uno de nosotros accedamos a definir interpersonalmente la realidad como una compleja red de interacciones sociales.
La interacción social no es espontánea sino pautada, es decir, se nos presenta como un conjunto de pautas, de rutinas y de formas estandarizadas de actuación. Por eso, la vida social está "tipificada" y "los otros" con los que nos encontramos no son únicamente "seres humanos" como tales, sino "europeos", "amigos", "clientes", "familiares". Además, esta tipificación es recíproca, es decir, no sólo soy yo el que identifica al "otro" como "amigo", sino que el otro también me identifica así.
Las tipificaciones de la vida social se vuelven progresivamente anónimas a medida que nos alejamos de las situaciones más próximas o situaciones "cara a cara". Éstas son las situaciones básicas y primordiales en el proceso de socialización porque en ellas nos encontramos al "otro" como real, visible y accesible ante nosotros.

3. Socialización primaria y secundaria
Aunque el proceso por el que una persona se apropia de la realidad social y cultural no termina nunca, en las investigaciones sobre la adaptación a la vida social y la adquisición de los recursos necesarios para la misma se distinguen dos etapas:
- Socialización primaria: El objetivo es la introducción del sujeto en la sociedad. Se desarrolla durante la niñeza, y las dos instituciones fundamentales son la familia y la escuela. Es una fase en la que el niño o la niña se apropia de roles, actitudes y valores que encuentra en "los otros" más próximos. Esta proximidad no es solo la de una persona concreta (el padre o la madre, la abuela o el abuelo, el maestro o la maestra), sino la proximidad del mundo que representan cada uno de ellos, por eso algunos sociólogos como G. H. Mead lo llaman "el otro significativo". Este proceso no es puntual sino progresivo, de manera que esta socialización primaria es un proceso de "generalización progresiva" donde el niño pasa de percibir a un "otro concreto" y significativo a un "otro generalizado". 
- Socialización secundaria: Adquirida una estructura social básica en la socialización primaria, en la secundaria el individuo internaliza otras instituciones y sectores sociales. Mientras que en la socialización primaria el niño o la niña no elige los agentes de socialización, en la socialización secundaria el individuo elige dónde integrarse. La interacción tiene una menor carga afectiva y en los roles sociales los agentes son más intercambiables. 

4. Institucionalización y roles
La vida social se presenta ante los individuos mediante instituciones. La integración en la vida social es, por consiguiente, un proceso de permanente institucionalización. Una familia, un colegio o un hospital son grupos sociales donde los individuos realizan unas actividades pautadas, tipificadas y estandarizadas que reciben el nombre de papeles sociales o roles. Estos papeles no son arbitrarios o subjetivos, sino que están pautados y "objetivados". Contemplados desde la perspectiva del orden institucional, los roles aparecen como representaciones y expresiones de una vida social estructurada significativamente. 

5. Perspectivas en la teoría social
En la teoría social contemporánea nos encontramos con una pluralidad de perspectivas para explicar el dinamismo de la vida social. Las tres teorías más importantes son las siguientes:
- Funcionalismo: Si queremos comprender las principales instituciones de una sociedad y explicar el comportamiento de sus miembros, debemos estudiar la sociedad en su conjunto. La vida social no es una suma de instituciones, es un conjunto de funciones. Estudiar la función de una institución social es analizar la contribución que esa institución hace a la continuidad de la sociedad en su conjunto. Esta perspectiva, propuesta en sus orígenes por A. Comte y E. Durkheim y más tarde desarrollada por T. Parsons y R. Merton, sugería que la mejor manera de entender esta idea es realizando una analogía con el cuerpo humano. Por ejemplo, para estudiar un órgano del cuerpo como el cerebro, debemos explicar qué función tiene este órgano en el conjunto del organismo humano.
- Estructuralismo: Para la perspectiva estructuralista, si queremos comprender las instituciones y explicar el comportamiento de sus miembros debemos identificar las estructuras sociales. Esta teoría es una derivación de la teoría lingüística iniciada por F. Saussure, para quien el lenguaje no es un conjunto de palabras o expresiones, sino un conjunto estructurado de reglas gramaticales sin las cuales no sería posible la comunicación. De la misma manera que para expresarnos adecuadamente necesitamos conocer las estructuras de un lenguaje, para comprender el significado de los hechos sociales necesitamos explicar las estructuras que los generan. Esta perspectiva ha sido desarrollada por C. Lévi-Strauss y ha sido especialmente fecunda para el estudio de la cultura y la comunicación. 
- Interaccionismo simbólico: Como en el caso del estructuralismo, el interaccionismo es una teoría social desarrollada a partir del estudio del lenguaje y la comunicación. Ahora bien, en lugar de incidir en el conjunto estructurado de reglas que explican el significado de un hecho social, incide en la interacción comunicativa de los sujetos. Es una perspectiva que se inicia con la teoría de G. H. Mead, para quien la clave de la realidad social está en el lenguaje, gracias a él vamos adquiriendo progresivamente nuestra identidad en interacción con los otros. La integración social es una tarea compleja que sólo se puede explicar como un proceso de interacción simbólica. A diferencia de la interacción animal, la interacción humana está medida por un conjunto de símbolos, es decir, que la comunicación humana es una comunicación simbólica en la que no necesitamos tener los objetos delante sino que nos basta con su representación. Así pues, la interacción social es una interacción simbólica.