Desde nuestro nacimiento, vivimos experiencias y nos relacionamos con personas a las que vamos ligando emociones y afectos. Esas personas (familia, amigos, profesores, etc.) ejercen una gran influencia sobre nosotros y constituyen nuestro entorno afectivo.
1. La relación con la familia
La familia es nuestro primer espacio de convivencia y de adquisición de valores morales. Algunos de ellos son el sentido de la autoridad, los roles sociales básicos, el valor del trabajo y de la responsabilidad, el reparto de las tareas domésticas, el cariño y el afecto, el altruismo, la generosidad y la solidaridad. También podemos aprender valores negativos como el uso de la violencia física y verbal, el egoísmo, la falta de respeto y cariño, etc.
La convivencia con nuestros padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, etc., es la base de nuestras relaciones futuras. Así, establecer una relación con nuestra familia basada en el afecto, el diálogo y la comprensión es muy importante para tener una vida buena.
La ética nos puede ayudar, a partir de lo que nos aporta el entorno familiar, a adquirir una sensibilidad moral que nos convierta en buenos ciudadanos. En este sentido, la familia es nuestra primera y quizá más importante escuela de ciudadanía, aunque no la única.
2. Las relaciones de amistad y amor
Otros ámbitos de desarrollo de nuestra capacidad afectiva y de adquisición de valores morales y cívicos son los amigos y la pareja.
- Los amigos son nuestro segundo grupo de referencia después de la familia. Ejercen sobre nosotros una influencia decisiva aprobando o desaprobando nuestra conducta. En muchos casos, conviene tener en cuenta su opinión, pero cuando su influencia aumenta en exceso o creemos que puede perjudicarnos, debemos proponernos actuar por nosotros mismos, siguiendo nuestro propio criterio.
- La pareja es también de gran importancia en nuestra vida afectiva. Con ella compartimos gran parte de las actitudes y valores que orientan nuestra conducta y el proyecto fundamental de vida. Por ello, la elección de la persona que compartirá tanto con nosotros es uno de los aspectos más importantes para ser feliz y llevar una vida buena. El amor nos puede hacer felices pero también desgraciados, en caso de que la persona amada no nos corresponda o no comparta con nosotros el proyecto fundamental de vida.
Se llama proceso de socialización aquel por el que vamos interiorizando las formas de comportamiento, así como las actitudes, valores y normas del entorno social. Se lleva a cabo mediante los que se conoce como "agentes de socialización", entre los que destacan la familia, la escuela, los medios de comunicación o el grupo de amigos.