En la ciencia, como ocurre en la vida cotidiana, se hacen habitualmente descripciones e interpretaciones y es necesario discernir si se está realizando una u otra. Nuestras decisiones, comportamientos o valoraciones pueden depender de ello.
Por ejemplo, un médico observa a un enfermo, le toma la temperatura y le hace un análisis de sangre. Con los datos obtenidos emite un diagnóstico. El diagnóstico implica una interpretación de los datos que posee. No es lo mismo un error en la toma de datos (en su caso, mandaría una nueva prueba de análisis clínico) que un error en su interpretación (cambiaría el tratamiento).
Describir es representar a alguien o a algo por medio del lenguaje refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias.
Una descripción sería:
⇒ En el último siglo la temperatura ha subido 0'6ºC, ha habido un retroceso de los glaciares de montaña, el nivel del mar ha subido 2 mm/año, el CO₂ ha pasado de 280 ppm a 380 ppm.
Una descripción, en consecuencia, será tanto más adecuada cuanto mejor permita a los demás formarse una idea clara y precisa del objetivo descrito. Hacer una buena descripción implica:
- Identificar el objetivo de la descripción. Por ejemplo, el clima.
- Seleccionar las características que se van a describir y ponerlas en un cierto orden (temperatura, precipitaciones, etc.).
- Utilizar la medida o cualidad más adecuada al caso. Así, es preferible indicar que la temperatura es de -3ºC a decir "hace mucho frío".
- Utilizar dibujos, tablas o gráficas, en función de lo que se describa.
La descripción depende del observador. Es él quien selecciona las características más importantes. Así, no cabe esperar la misma descripción del tiempo atmosférico de un meteorólogo y de un poeta. Pero, en todo caso, ambos pueden hacer descripciones e interpretaciones adecuadas a sus circunstancias.
Interpretar es explicar el significado de algo, darle sentido.
Una interpretación sería:
⇒ En el último siglo se ha incrementado el contenido atmosférico en CO₂. Como es un gas de efecto invernadero ha causado un aumento de las temperaturas, y esto ha hecho que se funda el hielo de los glaciares. La llegada de esta agua a los océanos y la dilatación térmica han provocado la subida del nivel del mar.
La interpretación tiene mayor carga teórica, de manera que una misma observación puede ser interpretada de formas distintas, y así ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia de la ciencia.
Interpretar supone, en general, establecer relaciones de causa-efecto, encadenando los hechos, datos u observaciones de forma que adquieran sentido global.
A debate: contra una visión simplista de la ciencia
En relación con el cambio climático es frecuente leer y oír en los medios de comunicación que "los científicos no se ponen de acuerdo". ¿Es cierta esta afirmación? ¿Forma parte de una visión simplista acerca de lo que es y no es ciencia? ¿O, simplemente, es una opinión interesada propagada por empresas que ven peligrar sus ganancias?
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Inundaciones en Lieja (Bélgica) en julio de 2021 |
Interpretación 1 Durante muchos años, determinados sectores han negado la existencia de datos fiables que avalasen la idea de que estaba produciéndose un calentamiento global.
Sin embargo, los datos no han dejado de llegar: los glaciares de montaña retroceden, la banquisa es cada vez menor, las temperaturas han subido 0,6ºC en un siglo, el nivel del mar está subiendo a razón de 2mm/año, los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y más intensos...
Cuando los datos fueron abrumadores y resultaba imposible negarlos, estos mismos sectores han difundido la idea de que los científicos no se ponen de acuerdo en su interpretación, en las causas del cambio climático y, sobre todo, en el alcance que puede tener en el futuro.
Es verdad que en las predicciones para finales del siglo XXI existe cierto grado de incertidumbre, pero eso no significa que los científicos no se pongan de acuerdo en los datos o en la interpretación fundamental, sino que la complejidad del sistema climático y la diversidad de escenarios posibles dificultan las predicciones.
En lo que no hay duda es que desde la revolución industrial se ha incrementado un 30% el CO₂ de la atmósfera y lo mismo ha ocurrido con el metano y el óxido nitroso. Todos ellos son gases de efecto invernadero, por lo que su aumento en la atmósfera origina un incremento de temperatura.
Un aspecto que no debe olvidarse es que son gases producidos mayoritariamente por la quema de combustibles fósiles, circunstancia que a las empresas del sector no suele gustarles que se les recuerde.
P. Arenas, "Calentamiento global", Al día
Interpretación 2
Hay pruebas de que el clima ha cambiado en el pasado pero no de que lo vaya a hacer en el futuro, y menos aún de que lo esté haciendo en la dirección de un calentamiento global.
Los datos que se ofrecen son escasos y todos referidos a tiempos muy cercanos, demasiado cercanos. Falta perspectiva suficiente para ver en qué dirección se está moviendo el clima, en el supuesto de que lo esté haciendo.
Por ejemplo, el año pasado hizo mucho frío en la Patagonia, fue el invierno más crudo en muchas décadas. ¿Quiere eso decir que nos dirigimos hacia un período glacial? Seguramente no pero, por la misma razón, no puede concluirse que la temperatura global esté subiendo. Ahora todo se atribuye al cambio climático, hay una inundación o una ola de calor y se dice que es una prueba del calentamiento global, pero inundaciones y olas de calor ha habido siempre.
Por otra parte, de todo se está responsabilizando al CO₂, se le ha convertido en el enemigo público número uno. El CO₂ es beneficioso para la vegetación, y en el pasado ha habido largos períodos en los que el contenido en CO₂ era muy superior al actual. Sin embargo, nada se dice del vapor de agua que genera un efecto invernadero mucho mayor. ¿Por qué no se pone el énfasis en el vapor de agua en lugar de en el CO₂?
Además la climatología como ciencia está aún en pañales. Si los modelos de predicción del tiempo no son capaces de acertar con unas semanas de antelación, ¿cómo pretenden predecir el clima que hará dentro de 100 años?
B. García, "Mentiras climáticas", El Disidente