Las interacciones tempranas con los padres no determinan críticamente cómo las personas se relacionan con los demás cuando son mayores.
A muchas personas les resulta fácil acercarse a su pareja, confiar en ella y establecer un tándem sólido, pero no todos se relacionan con los demás de esta manera. Algunos tienen una fuerte aversión al compromiso, otros son propensos a la ansiedad y dudan sobre cuánto pueden fiarse verdaderamente de alguien. Los psicólogos usan el término estilo de apego para describir cómo diferimos en los grados de evitación o ansiedad en nuestras relaciones y si somos relativamente seguros o inseguros a la hora de formar vínculos.
La teoría del apego comenzó como una exploración de la relación entre los bebés y sus cuidadores, cuando los estudios sugirieron que algunos niños mostraban comportamientos marcadamente ansiosos o de evitación después de ser separados de sus padres. A partir de ahí surgió un concepto común aplicado a las relaciones entre adultos: la creencia de que están determinadas por cómo nos relacionamos con nuestros progenitores de pequeños. Pero la conexión no es tan simple como podría parecer.
"La gente piensa en el apego, de alguna manera, como una vacuna", dice Jay Belsky, investigador del desarrollo infantil en la Universidad de California en Davis (EEUU). "Se cree que, si te sientes seguro o inseguro cuando eres un bebé o un niño pequeño, eso prepara las cosas para el resto de tu vida. Pero es una exageración". La continuidad entre las características del apego en la infancia y la edad adulta varía entre los individuos, pero los estudios a largo plazo encuentran que, en promedio, las correlaciones entre las medidas tempranas y tardías son, como mucho, modestas.
"Imagina que soy un niño inseguro, pero me encuentro con maestros en un sistema escolar que me apoyan y se preocupan por mí, son pacientes y me prestan atención. Esas experiencias pueden cambiar mi modelo interno, cómo percibo, pienso y respondo al mundo", reflexiona Belsky.
Expertos como R. Chris Fraley, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (EEUU), tiene una visión igualmente amplia. En su opinión, "la razón por la que una persona puede sentirse insegura como adulta podría deberse a algo en su historia reciente, como experimentar una ruptura devastadora. O podría explicarse por su historia de interacciones interpersonales".
Como siempre, múltiples factores, incluidos los genes, dan forma a cómo nos relacionamos con padres o parejas. No se trata simplemente de si un padre fue lo suficientemente sensible y cariñoso.