Mas, en estos imperios, las estructuras políticas poseían un carácter personal y absoluto: el rey o jefe del Estado aparecía adornado, frecuentemente, con atributos y prerrogativas de carácter divino, gozaba de un poder total y en él se confundían los títulos de propiedad y jurisdicción o, expresado de otra manera, el Estado aparecía como propiedad suya y, en consecuencia, el resto de las personas eran consideradas como súbditos, es decir, como sometidos a la voluntad del rey y, por tanto, como carentes de derechos propios. En estos imperios, pues, el poder absoluto de los monarcas invadía todas las esferas de la vida y de la sociedad civil.
A - Grecia y Roma
Acrópolis griega Las instituciones políticas comenzaron a surgir en la Grecia clásica |
Por su parte, las estructuras políticas de Roma sufrieron notables variaciones. En sus comienzos, la cívitas poseía una forma análoga a la polis griega. Pero, debido a las continuas ampliaciones del territorio bajo su dominio, surgieron instituciones nuevas y la cívitas, la ciudad-Estado romana, gobernada democráticamente, fue sustituida por la República, en cuya organización se procuró mantener una estructura análoga, representativa de la voluntad popular; posteriormente, cayó el sistema republicano y, en su lugar, surgió el Imperio, gobernado por el emperador mediante un amplio número de delegados y funcionarios.
Pero, la creación romana más importante fue el Derecho y, de acuerdo con las instituciones jurídicas, en Roma asistimos a una cierta separación entre la esfera estatal y la esfera social o privada. La primera era regulada conforme a las instituciones del Derecho público (Derecho político), la segunda, mediante el Derecho civil.
El Derecho romano
Sin duda alguna, la creación más brillante y de mayor influencia histórica del pueblo romano fue el Derecho. La creación del Derecho tuvo lugar paulatinamente, en un largo período que va desde el siglo VII a.C. al siglo VI d.C., y en ella podemos distinguir tres fases:
a) La época primitiva que se prolongó hasta finales del siglo III a.C. caracterizada porque el Derecho se basa en las normas morales tradicionales.
b) El Derecho de gentes, que se extendió desde la fecha anterior hasta el siglo III d.C. En esta época tuvo lugar un amplio desarrollo de dicho Derecho mediante la jurisprudencia, los edictos de los pretores y las leyes de los emperadores.
c) El periodo bizantino, que llega hasta el siglo VI d.C. y cuya figura principal es el emperador Justiniano, bajo cuyos auspicios tuvo lugar la recopilación de leyes del Digesto.
El Derecho romano ha servido de modelo a casi la totalidad de la legislación de los pueblos occidentales.
B - Edad Media
En el siglo V los bárbaros penetraron en el Imperio Romano y éste se fragmentó en multitud de entidades políticas con una organización muy débil. Esta debilidad motivó el surgimiento de la sociedad feudal, en la que el Estado, como una entidad política, prácticamente se redujo a su mínima expresión y, en su lugar, surgieron un gran número de pequeñas entidades locales gobernadas por ciertos señores (duques, condes, marqueses, barones), nominalmente sometidos a la autoridad del rey, pero que en realidad ejercían, con frecuencia, un poder omnímodo en su territorio.
Mientras tanto, en la Europa occidental seguía añorándose la idea del Imperio y, a partir del siglo IX se intentó constituir una estructura política destinada a unificar todos los pueblos. Se trataba de resucitar el Imperio Romano, pero en ese momento de acuerdo con las instituciones y con las ideas cristianas (Sacro Imperio Romano) y con dos señores o gobernantes supremos, uno de carácter espiritual, el Papa, y otro de carácter temporal o político, el Emperador.
La aspiración de crear un Imperio cristiano gozó de alguna vigencia del siglo IX al XIII, pero en el siglo XIV esta idea entró en crisis debido a diversas causas, entre ellas el surgimiento del Principio de las nacionalidades, en virtud del cual cada nación aspiraba a tener su propio Estado soberano.
C - El surgimiento del Estado moderno
El surgimiento del Principio de las nacionalidades supuso el nacimiento del Estado moderno. Éste se configuró en un determinado territorio y se declaró soberano, totalmente independiente tanto de la autoridad del Papa como de la del Emperador.
Pero, al mismo tiempo, se fue afirmando también el poder de la organización estatal en el interior de sus fronteras y, paulatinamente, se fueron eliminando todos los poderes intermedios, la autonomía de las organizaciones gremiales y de los concejos municipales, las cortes tradicionales, etc. hasta convertirse en poder absoluto. Apareció, así, un Estado centralizado bajo la autoridad absoluta del rey, quien, con la ayuda de un ejército regular, controló todos los aspectos de la organización social.
Los teóricos más importantes de estas doctrinas fueron Guillermo de Occam y Maquiavelo, y su implantación política tuvo lugar con Luis XII de Francia, Enrique VIII de Inglaterra y Fernando Católico de España.
D - El nacimiento del Estado democrático
Plantación del árbol de la libertad, de Leseur Los revolucionarios franceses de 1789, proclaman los principios del gobierno democrático: libertad, igualdad y fraternidad. |
Por otra parte, la Guerra de la Independencia Americana (1775) y la Revolución Francesa (1789) supusieron el triunfo político de las citadas ideas y su implantación en la comunidad social. Nació, así, el Estado democrático y liberal, que durante los siglos XIX y XX se impone en casi todo el mundo civilizado.
El estado democrático se caracteriza porque en él participan todos los ciudadanos y los grupos sociales; el poder del gobierno y los derechos de los gobernados se encuentran establecidos por las leyes positivas, instauradas por los gobernados (bien directamente, mediante referendums, bien indirectamente, a través de sus representantes). Se pretende, de este modo, poder el Estado al servicio de la sociedad. Se trata de defender los derechos y libertades fundamentales de los individuos frente al poder. Desde este punto de vista, el concepto de Estado de Derecho se opone al de Estado absoluto o dictatorial, pues, como afirmó el presidente americano Abraham Lincoln (1809-1865), es un intento de establecer "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".