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sábado, 11 de septiembre de 2021

26ª Conferencia de las Partes (Glasgow 2021)

Se espera que miles de delegados lleguen a Glasgow, entre el 1 y el 12 de noviembre de 2021, para la COP26, siglas en inglés de la 26ª Conferencia de las Partes, dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Este tratado histórico, firmado en la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en 1992, comprometió a los países a tomar medidas para evitar el peligroso calentamiento global. Las reuniones de la COP se han celebrado anualmente desde 1995, con el fin de actualizar el estado de la cuestión y analizar los próximos pasos.
La COP26, retrasada un año por la pandemia del COVID-19, es la más importante de la serie desde la COP21, celebrada en París en diciembre de 2015. En ese entonces, cerca de doscientos países firmaron el Acuerdo de París, que proponía tomar medidas para limitar futuros aumentos de temperatura a 1,5ºC. El objetivo de la COP26 es generar acciones mucho más audaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
España apuesta por el cero neto. Por el momento, se han establecido cuatro objetivos para la cumbre. Primero, se pretende que todos los países se comprometan a llegar a cero neto para 2050, un reto que acaba de aceptar España con la aprobación de la Ley de Cambio Climático, aprobada el pasado mes de mayo. Además, se busca garantizar la protección de las personas más vulnerables al calentamiento del mundo; entregar un compromiso de financiamiento climático de 100 000 millones de dólares al año por parte de las naciones más ricas, y aumentar la colaboración entre las empresas, la sociedad civil y las naciones.
La clave para el éxito o el fracaso de la cumbre son los planes nacionales de reducción de emisiones conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Originalmente, se suponía que los países presentarían nuevas NDC para fines de 2020, pero la pandemia, a la que hay que sumar el arrastre de las mayores emisiones del mundo, ha frenado los avances. En el momento de una evaluación de la ONU en febrero, sólo 74 países, que representan el 30% de las emisiones globales, habían presentado un nuevo plan climático. Entre ellos, desde 2021, está España, que es uno de los más contaminantes dentro de Europa, con emisiones de 259 310 kilotoneladas de dióxido de carbono en 2019.
A pesar de los buenos propósitos de algunos, un informe de la ONU calcula que las promesas actuales supondrían una bajada de las emisiones de sólo 0'5%, entre 2010 y 2030, muy lejos del 45% para 2030 que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático señala como necesario para limitar el calentamiento a 1,5ºC.
Por otra parte, la ONU ha pedido a los países que presentaron planes climáticos nacionales antes de finales de 2020 que los revisen. Los de China, la India y Estados Unidos son cruciales para marcar el tono de la COP26. Junto con el cuarto gran emisor, la UE, estos tres países serán los actores clave. Otras agrupaciones mundiales también tendrán mucho que decir, como la alianza de los pequeños estados insulares más afectados por el aumento del nivel del mar y la agrupación de países en desarrollo del G77.
Quizás el tema más importante de la COP26 sea la financiación. Los cien mil millones de dólares al año para ayudar a los países de bajos ingresos a adaptarse y luchar contra el cambio climático se prometieron originalmente en la COP15 en Copenhague, en 2009, con la intención de que se entregarían en 2020. Sin embargo, actualmente, sólo hay alrededor de 80 000 millones de dólares sobre la mesa. Esto es importante porque las negociaciones climáticas internacionales se basan en la toma de decisiones por consenso y la buena voluntad, y también porque algunas acciones para reducir las emisiones en los planes climáticos nacionales están condicionadas al financiamiento.
Los actores protagonistas de la COP26 tienen otra tarea por delante: arreglar los asuntos pendientes del Acuerdo de París, en torno al llamado libro de reglas. La principal de ellas es una disputa sobre el Artículo 6, sobre cómo crear un mercado global efectivo de compensación de carbono, una manzana de la discordia que surgió en la COP25, que se celebró en Madrid en 2019.

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